jueves, febrero 09, 2012
Cosas al caer
He leído muy pocas novelas Premio Alfaguara como para tener una opinión de conjunto sobre lo que representan o podrían representar (sobre todo como fenómeno editorial que podría ser el aspecto más interesante).
Por la lista de premiados, sin embargo, deduzco que se otorga o bien a novelistas consagrados (Poniatowska, Tomás Eloy Martínez), o a novelistas jóvenes con potencial de mercado (Roncagliolo, Neuman, el año pasado Juan Gabriel Vásquez).
Según los editores el “Premio Alfaguara tiene la vocación de contribuir a que desaparezcan las fronteras nacionales y geográficas del idioma, para que toda la familia de los escritores y lectores de habla española sea una sola, a uno y otro lado del Atlántico.”
Ante esta afirmación uno no puede dejar de interrogarse por cuáles serán los requerimientos, ritos de pasaje, autoridades y reglas de esa “familia” transnacionalizada. (Ya no digamos sospechar las Neurosis de esa Familia).
Una forma hipotética de demarcar esos espacios sería leerse todos los Premios y sacar de allí una especie de ideología literaria o cartilla de comportamiento para el Autor y Lector ideal Alfaguara.
Por lo poco que he leído (Sergio Ramírez, Eliseo Alberto, ahora Juan Gabriel Vásquez) los Alfaguara tienden a traducir al espacio editorial transnacional hispánico una problemática histórica nacional a la que no le faltan resonancias regionales. El autor traduce y en cierto sentido espectaculariza esa problemática para hacerla comprensible al lector no familiarizado con los factores geográficos e históricos.
Según recuerdo era el caso de Eliseo Alberto. El problema histórico (y ante todo generacional) era en Caracol Beach la diáspora o exilio cubano. La novela estaba concebida con el impulso y la habilidad argumentativa de un guion cinematográfico, algo cercano al cine narrativo hollywoodense.
En el caso más reciente de Juan Gabriel Vásquez el problema histórico y generacional es el narcotráfico y la violencia en Colombia. Asimismo hay algo de acento cinematográfico en los amores entre el piloto narcotraficante Ricardo Laverde y la chica gringa Elaine Fritts.
Probablemente la pericia para diseñar argumentos que “corran” con desenvoltura junto a las habilidades del buen reportero son elementos clave para sostener este tipo de novela. Esto por supuesto lo colma perfectamente Vásquez en El ruido de las cosas al caer.
En una lectura apresurada y, sin duda, superficial de la novela advierto, además, cierto intento algo titubeante de penetrar en la ambigüedad moral y psicológica de los personajes, un poco al estilo “español” de Javier Marías (en el margen de un capítulo anoto por ironía: “la enfermedad española”). Se podría invocar incluso a Onetti y su trabajo con personajes moralmente derruidos.
Tal intención se contrapone con el requerimiento de la narrativa espectacular y, hasta cierto punto, con el narrador-personaje (en primera persona) de gran parte de la novela que parece colocado “por debajo” del horizonte crítico de la obra como tal. Es decir, que tenemos un personaje-narrador poco dado al rigor analítico consigo mismo.
Es más, parece un personaje-narrador no plenamente consciente de su doble vida, y de sus contradicciones. La vida del profesor pequeñoburgués presto al estereotipo sentimental que, por ejemplo, llama al nacimiento de su hija, en tono de celebridad entrevistada “la experiencia más intensa, más misteriosa, más impredecible que me tocaría vivir” (p. 41), no concuerda plenamente con la del novelista cuyo afán narrativo desplaza cualquier otro compromiso.
El narrador-personaje es una víctima de la violencia del narcotráfico, como tal representativo de una generación. Su vía curativa escritural no es la del diario íntimo, que desprecia cuando un psicólogo se la propone (pp. 66-68), sino la del fisgoneo típicamente novelístico. La reflexión de Laverde en la novela puede resultar significativa al respecto: “«Traté con las hazañas de guerra de mi abuelo», dijo Laverde. «Luego me di cuenta de que nadie quiere escuchar historias heroicas, y en cambio a todo el mundo le gusta que le cuenten la desgracia ajena.»” (p. 155).
Un motivo paralelo es transformado en desasosiego ético del narrador-protagonista: “No hay nada tan obsceno como espiar los últimos segundos de un hombre: deberían ser secretos, inviolables, deberían morir con quien muere…” (p. 84). Este motivo abre por una parte la cuestión heterológica: la ética de narrar al otro o desde el otro. Pero también con más certeza, y con más lógica dentro de la narrativa del libro, lo operación novelística.
Si dentro de la novela el narrador protagonista escoge esa vía ante cualquier otra, diario íntimo o vida familiar, es porque, al parecer, esa lógica discursiva está íntimamente ligada a su constitución subjetiva: su calidad de víctima en busca de sanación escritural, su impotencia sexual, su al parecer inconsciente abandono del entorno, familiar e histórico, prefiriendo la narración de otra vida (en función, en cierto sentido, del complejo suplantador vargalloseano).
(Una pregunta al margen es si la novelística actual, sobre todo la que vende, ya salió o saldrá de ese complejo.)
El regodeo narrativo espectacular acaba desplazando, pues, la preocupación por los seres derruidos. En comparación, uno encuentra en Onetti empleados de astilleros o administradores de prostíbulos que son como artistas (marcados coyunturalmente por la modernidad estética).
En una novela como la de Vásquez, uno halla, en cambio, traficantes de drogas que poseen el brillo y el manierismo de una estrella de cine. A partir de esa identificación se tendría que comenzar a pensar en los efectos estéticos, o quizá en los significados alegóricos de tal preferencia.
P.S. Pasé a leer La ciudad ausente (1992) de Piglia y me dio la impresión que otra forma de poner el argumento anterior es decir que la narrativa espectacular se traga el cuidado por la pequeña historia. Pero que, además, evidencia una falta de vínculo con lo que podría llamarse, con disculpas a Rama, “sistema literario”. Piglia elabora variaciones de un archivo (Martín Fierro, Macedonio, et. al.).
En Vásquez, que cita vaga e irónicamente a Cien años de soledad y se refiere más directamente a poetas (José Asunción Silva, Aurelio Arturo) como modelos de su texto, la cuestión del archivo pareciera más vacilante.
martes, diciembre 13, 2011
Escribir para ocultarse
Era, en tono inocultablemente comercial, un parque del recuerdo. Los que ahí vivían, estaban muertos.
Era un niño concentrado aquél que movía la verja para entrar. Entraba a novelas inglesas. Novelas que tenían colonias en ultramar. El mar debajo de las tumbas.
Los muertos siempre hablan de cine, y sino de qué hablarían?
De boxeo. De la genealogía de Rocky Marciano. Toda la broza del mar y del naufragio que da en las costas de HBO.
(Ya dije que era un sueño de tono comercial.)
Al original le cambió la vida T. S. Eliot. Jugaba el seguido con las sirenas y todo el mate del cielo, servido con galletas azucaradas.
P.S. epígrafe probable:
"Y aunque es cierto que, hábil o torpe, siempre el hombre/
habla para ocultarse..." CMR, "Infierno de cielo"
jueves, diciembre 08, 2011
Lecturas escogidas del 2011
2. Rodrigo Rey Rosa. La orilla africana.
3. José Donoso. El jardín de al lado.
4. Roberto Bolaño. Nocturno de Chile.
5. Pedro Antonio Valdez. La bachata del ángel caído.
Inspirado por.
P.S.
Listas como estas hacen pensar en el mercado en que se compran los libros.
A Valdez lo compré por Internet, y me llegó el libro descartado o robado de una librería pública neoyorkina. Fue parte de una necesidad caribeña en tierra austral.
A Donoso lo encontré en saldos.
A Rey Rosa lo compré en Los Ángeles vía Guatemala.
Bolaño y Capote pertenecen a mercados más estructurados en la ciudad de Santiago. Pero si el chileno convoca a la posposición (ya déjense de joder con Bolaño), Capote sugiere la expansión (me quiero leer todo Capote).
En todas estas novelas hay un escritor en ciernes operando y madurando.
martes, noviembre 08, 2011
Esquivocado
Me detuve para ver entre la hierba un suspiro rugoso, un soplo milenario.
El sol está cerca, pensé. Pero no era aquello ni lagartija ni perro-
zompopo.
Anteriormente entre las calizas canteras había huevos de chombas.
Uno los tomaba en la mano, los apretaba apenas, cerraba los ojos.
Aquella reproducción automática del reptil en la mano, en la constelación.
El sol diseñaba con la piel de los frutos secos, pasas y ciruelas, la piel macerada del reptil.
Mi tío contó el otro día que en el centro de rehabilitación había un muchacho que engullía lagartijas vivas. Pero no sólo. Sino también batracios diminutos, gusarapos o guarasapos, como se dice, e insectos.
No pasábamos al orden de los ofidios.
Reptiles que eran prendas.
Pero este caso era el de un rastro, clavado en Dr. Johow, barrido por la velocidad de la mirada.
Ahí estoy, desengañado por el esquivo reptil. Me he detenido pero tengo que seguir mi camino (sin desear que aquí la palabra camino tenga ningún significado alegórico).
(Veo el mundo no sus enigmas, decía P.P.P.)
Así sigo tomando el sol para calentar mi sangre.
viernes, noviembre 04, 2011
Una foto de Somoza en la portada de Confidencial
Una foto de Somoza Debayle en la portada de Confidencial.
La foto me parece perturbadora y deshistorizada.
Probablemente no es la intención del diario electrónico pero el juego entre la fotogenia de "Tachito", su record en asesinatos políticos y abusos de poder, y cierta frivolidad con que se le menciona en las batallas políticas nicaragüenses, especialmente cuando hay, como ahora, campañas de elecciones da un efecto extraño. Diríase un efecto de reconocimiento histórico, de memoria o desmemoria.
La intención de la noticia es quizá que reconozcamos en este Somoza a Daniel Ortega. A pesar de la autoridad política que se le atribuye a los entrevistados en la noticia (dos comandantes de la revolución) no creo que el efecto sea tan inmediato. (En fotos como esta no hay inmediatez.)
Nicaragua que es un país de poetas rimadores, se ha solazado por décadas en la rima entre Somoza y cosa. Así de todos los presidentes recientes se ha visto en las paredes escrito que son la misma cosa con Somoza.
Somoza es la Cosa oculta, trascendente, olvidada, acechadora, fantasma, que es recordada sólo por traslación y metáfora.
Esto va unido a las formas de memoria y recordación particulares de Nicaragua. En efecto, se ha vuelto constituyente de la memoria nacional que la revolución del 79 fue una coyuntura de ruptura salvadora, que lavó con sus aguas lustrales la historia.
La revolución ha salvado el pasado (muy en el acorde de Coronel Urtecho). Pero a la vez lo ha borrado. Se hace difícil por tanto recordar a Somoza en sí. Es un recuerdo taponeado por "el triunfo nacional y definitivo".
Sólo se le recuerda por metáfora y sustitución.
miércoles, octubre 05, 2011
Cuestionario
Creo que la potencia de los blogs es esa impresión de proximidad, heredada quizá de los que fue el lenguaje de las imágenes en el siglo XX (el cine, la TV, en particular, el video musical, y probablemente también el porno).
Son todos ese tipo de aproximaciones pretendidamente veraces (aunque muchas veces falseadas) a una o muchas (millones al mismo tiempo) de intimidades.
Cuando Bajtin define la novela habla precisamente de la vida privada que hay que espiar o escuchar a hurtadillas. Ese contrato de revelación de la vida privada es el que opera en los blogs. Aunque no todo bloguero tiene talento para tal tarea.
2. Desde 1998 escribo para la web. Comencé con un sitio de crítica de películas (Miradas desde el sur) cuando no existían los blogs todavía. Como estaba en Geocities el sitio fue cerrado hace algunos años. (Pero, wait, existe en Reocities!).
Luego intenté fracasadamente un blog en 2003. Básicamente bajo los parámetros que definí arriba.
Cuando terminé mi doctorado en 2005 había pasado varios años sumergido en escritura de papers y asuntos académicos. Había suspendido prácticamente la escritura de cuentos o ficción. Y estaba tan dentro de la disciplina crítica que cuando inicié mi blog Notas poco rigurosas en 2006, escogí ese nombre casi como una excusa. Es decir, esto que voy a poner en el blog no tiene el rigor académico que debería tener, pero lo pongo porque es urgente. Así con el paraguas de lo urgente comenzó para mí una experiencia de escritura única, muy satisfactoria porque fue derivando en un espacio el que alcanzan opiniones políticas, seudopoemas, seudocuentos, anécdotas, etc. Todos con la alternativa de que pueden formalmente desconyuntarse, mixturarse, intercambiarse. Esa libertad formal es lo que me ha mantenido pegado al blog todo este tiempo.
Como en todo, pues, hubo motivos conscientes (escribir en un espacio sin el rigor de la academia) e inconscientes (escribir un poco más impúdicamente).
(Entre paréntesis, sigo escribiendo rigurosamente para la academia, pero eso es otro asunto.)
3. Creo que los formatos ya hechos que te ofrecen los sitios de blogs ayudan mucho, pero también a veces entorpecen la “diagramación” y lo que querés ver.
En los tiempos de web.1 aprendí algo de HTML, pero ahora no me siento capaz de tratar de influir en el formato o cambiarlo. Así que me resigno a lo dado en ese aspecto.
Lo que me gusta de la forma visual en los blogs es que ahí opera mucho el azar. Por lo general me gusta como lo digital trata la frase corta. Me gustan los espacios entre párrafos cortos. No creo que un blog sirva para una novela. Pero creo que se lleva bien con géneros más elípticos, incluida la poesía.
La escritura en blog y eso que Octavio Paz llamaba analogía, se llevan muy bien.
4. Por lo general escribo por / con urgencia. Y el producto se queda así, lo considero definitivo dentro de su urgencia. Nunca he hecho la prueba de pasar un texto del blog a otro lado. No sé si funcionaría.
5. En juventud quise escribir guiones para cine, y terminé por escribir cuentos. Publiqué Road movie y otros cuentos (1997) gracias al apoyo de Franz Galich. Luego publiqué cuentos, crítica de cine, crónica, crítica literaria, y demás en varios medios impresos. Llegué a tener dos libros de cuentos que quedaron inéditos hasta esta fecha, aunque algunos cuentos llegaron a aparecer en antologías.
Aparte está mi trabajo más directamente académico, en revistas y libros. En 2002 el IHNCA publicó mi libro Márgenes recorridos. Está por publicarse Excéntricos y periféricos mi libro sobre autobiografía centroamericana.
6. Creo que tengo siete lectores, lectoras más o menos fieles. Lucho por el/ la número ocho.
Más que promover mi blog como tal, promuevo algunos temas que llaman a lectores que no son fijos que pasan por el blog en busca de una entrada en exclusiva. Por lo general opiniones o notas sobre libros, o autores. (La entrada más visitada del blog es una nota informativa sobre Nellie Campobello.)
Respeto mucho a ese tipo de lector, pero trabajo para los que eventualmente se queden. Y aspiro a hacerlo con recursos escriturales.
Respuestas a un cuestionario de Persola.
viernes, septiembre 30, 2011
Diamonds are Forever
En algunos insomnios en que logro separar cuerpo de historia, veo atisbos. Pero al no pasar de fantasmas, protoplasmas, acaeceres desvanecidos, acabo rechazándolos.
Algunos jóvenes entregados al oficio entusiasmado del servilismo. Algunos viejos que han descubierto como filosofía variantes new age de la Guerra de la Galaxias. Algunos secretarios de edad indefinida que balbucean ideología. Todos ellos ven lo mismo que yo y tienen el mismo impedimento: no pueden escribirlo.
Anoche tuve revelación. La taxonomía del sandinismo pasa por los míticos, los arruinados y los brillantes. Sobre los brillantes habría que escribir prolongado. (Ver el Mashup que pongo más abajo).
En ocasión de elecciones los brillantes se sienten en el deber de mostrar la autoridad de su voto.
Destituyamos patrañas: 1)la comunalidad sandinista no implicó nunca (ni en los Tiempos más Éticos) horizontalidad; 2)de haber sido asi habría sido una historicista comunidad postmoderna; 3)operando dentro de la desigualdad moderna, tampoco podía traer automáticamente democracia ni en 1984 ni en 1990 (afirmar lo contrario es ir contra el espíritu utópico del término).
Todos (míticos, brillantes y arruinados) se ven en la obligación de destacar democráticamente que su voto no es igual al de la masa, que vale más: por razones de una comandancia (mítica), una operación (de pensamiento), una teología (de lo que Morales llamó Izquierda Divina), o una clase (la dirigente más allá de la ideología).
En un reciente, rutinario y coyuntural artículo que habla por la voz de los y las brillantes, Gioconda Belli respalda la candidatura de Fabio Gadea a la presidencia. El texto es histriónico: Belli encarna (o pretende encarnar) un Ente preocupado por la Decisión. Hace un Balance Objetivo, destacando la habilidad de Gadea para representar (vía Pancho Madrigal) al Campesino Nicaragüense. Estamos ante el Candidato de la Empatía.
Belli deja colonizar su texto por el hábito binario de la publicidad (¿Coca-Cola o Pepsi?) para terminar optando por la Abstracción, el Símbolo Vacío en que el costumbrismo desplaza la contradicción.
Dentro de la taxonomía del sandinismo, son los brillantes los que requieren este tipo de operación ideológica para justificar y expresar, en relación simbólica, una voluntad de poder. Lo constante y sonante del poder los sigue atrayendo como si fueran unos políticos comunes y corrientes más. Pero deben disimularlo discursivamente.
Desafortunadamente tal voluntad de poder en un ambiente intelectual empobrecido no deja penetrar demasiada complejidad estructural. Para el caso del texto de Belli, en tanto el Campesino esté representado por Fabio Gadea (mientras la estructura de poder esté en su lugar), podremos ver de forma encantada (y frívola) cualquier historia de opresión.
Al someter la elaboración intelectual al devenir estereotipado de las elecciones, es decir, del consumo de candidatos, de la binariedad superficial, se encasillan las posibilidades (¿el deber intelectual?) de pensar.
(Mashup)
1. Shirley Bassey interpreta Diamonds are Forever
2. Sergio Ramírez habla de la gente brillante
—Cuando uno recuerda ese gobierno de 1979 aparecen su nombre y los de Gioconda Belli, Ernesto Cardenal y un conglomerado de personalidades que han roto con el fsln. ¿Qué fue lo que pasó?
—Fuera de toda la gente brillante que tuvo aquel gobierno, como el jesuita Cardenal, que dirigió la cruzada de alfabetización, o Carlos Tunnermann, ministro de Educación, gente creativa que tenía la idea de un proyecto de cambio y transformación revolucionaria en el país ya no está más y se pronunció incluso en contra del régimen. Fueron reemplazados en los cargos principales por operadores anónimos. Los originales, los revolucionarios y creativos se fueron. Y a este gobierno no le interesa tener gente de esa clase. Especialmente porque son un desafío para la actual gestión y hacen peligrar el poder de Ortega.
resto de la entrevista aquí
miércoles, septiembre 14, 2011
Retablo para septiembre
No hacen la prueba con periodistas o intelectuales o poetas. (Ojalá en los próximos años se animen a la heterogeneidad.)
Escogen a los estudiantes porque es la forma más fácil de demostrar, entre chascarrillos informativos, lo bruto del sistema educativo.
Así en el arrebato de este año, de El Nuevo Diario, se ha espantado de que el fantasma de Rafaela Herrera se pasee por la hacienda San Jacinto.
En el segundo acto del melodrama, los periodistas llaman al intelectual para que a través de sus declaraciones: 1) él quede como estrella de sabiduría; 2) demostrar que en cambio de sistemas educativos seculares deberíamos tener sabios escolásticos que parloteen; 3) terminar de reafirmar lo ignorantes en historia que son los estudiantes.
Al derribado, darle Knockout en el suelo.
Esta mezcla de esquematismo, amarillismo y conservadurismo pasa, sin asomo de crítica, por variación pedagógica sobre el tema patrio.
Este año, el intelectual convocado fue Carlos Tunnermann quien no hizo sino confirmar el esquema que el diario planteó al respecto.
Sorpresivo hubiera sido que el intelectual se sintiera obligado a criticar la ignorancia en historia que los propios intelectuales padecen. Esas peras del olmo no se piden en esta patria.
Las fiestas patrias, por otra parte, son horrorosas.
Al menos en la escuela pública a la que yo asistía cuando niño, eran horrorosas.
Se celebraba sin la menor distancia crítica personajes y hechos tan diversos como: Cristóbal Colón descubridor de Nicaragua (¡Gracias a Dios!); Domingo Faustino Sarmiento, maestro de América (todos con la civilización y contra la barbarie); Rafaela Herrera, defensora del Castillo (y de la época colonial); Andrés Castro y José Dolores Estrada (en la proverbial Hacienda plena de la armonía del trópico); Rubén Darío, fundador de la nota pintoresca en la literatura nicaragüense (qué alegre y fresca la mañanita), y, no menos importante, la bandera, ya independiente, celebrada por la lectura de la Jura por el dictador Anastasio Somoza Debayle, y transmitida por radio a todos los centros educativos.
Qué lección de historia se desprende de tal amalgama que no ha variado mucho? Pues que la historia nacional es inmemorial y descentrada. Que la "comunidad imaginada" tiene mucho de retablo religioso en donde conviven las especies y las épocas de manera poco problemática. Perfectamente se pasean por la hacienda San Jancinto Rafaela Herrera, Rubén Darío o Somoza Debayle, y no hay mayor conflicto.
Es un esquema que quizá se remonta al momento del pacto entre conservadores y liberales, luego de la llamada "guerra nacional" de mitad del siglo XIX, el que fue institucionalizado por el estado de los Treinta Años.
En fin, ministros de educación e intelectuales que no han podido y ni siquiera han deseado alterar este retablo de la falsa convivencia, no pueden venir a escandalizarse, tal periodistas en septiembre, del esquema que permite una divulgación del nacionalismo tan efectiva.
Menos aún, si uno de los prejuicios fundamentales del notabilismo es precisamente instalarse en ese retablo patrio, siempre asoleado, de septiembre.
Y, claro, enternecerlo con la verba escolástica.
jueves, agosto 18, 2011
Paz de estos desiertos
Romomejicano, rosaperuano, perrunoparisino, húmedoquebec-qué-meves.
El que también allí amó a una mujer terrible.
El letrado lateral.
El que visitó a Reyes y Reyes le dijo que pactara.
El que fue a Colombia a pactar con la ciudad letrada
(la de verdá).
El que se encontró con la llama ahora hedionda a cold-cream en un declive de L.A.
Esos no eran como vos lumpen de la academia.
Esos no eran como vos Mr. Exilio Interior.
El que orinó en una esquina de Granada el día del Festival
(ya sabemos cuál).
El anclado en Tapachula.
Ahora todos fotogénicos en una instantánea de Portbou.
lunes, agosto 15, 2011
Nuevo conflicto de las facultades
"Y es probable que el autor, aunque no se hubiese visto afectado ese mismo año por un tipo de afasia total e incurable, no habría estado en condiciones de sugerir una solución".
Una especie de darwinismo enmascarado tomó la palabra.
"Precisamente en el momento en que la gramática comparada alacanzaba su máximo desarrollo gracias al Vocabulaire de Benveniste... se asistía a un declive generalizado de tal proyecto y al giro de la lingüística hacia el modelo formalizado de tipo chomskiano..."
La tensión verbal--tan T.S. Eliot, tan Coronel--es el presente histórico redimible.
"En el mismo sentido, Benjamin hacía de la redención una categoría plenamente histórica, opuesta en todo sentido a la apologia de los malos historiadores".
Volviendo a leer el Capítulo X de Las palabras y las cosas
"En este punto también es posible comprender qué está en juego en el desplazamiento del paradigma de las ciencias humanas desde la gramática comparada (una disciplina en esencia histórica) hacia la gramática generativa (una disciplina en última instancia biológica). En ambos casos, el problema es el del anclaje ontológico último, que para la gramática comparadad (y para las disciplinas que en ella se fundan) es un evento histórico originario, y para la gramática generativa (y para las disciplinas cognitivas solidarias con ella) es el sistema neuronal y el código genético del homo sapiens".
¡Y en Nicaragua los cognitivos vienen a salvarnos!
"Las ciencias humanas, sin embargo, alcanzarán su umbral epistemológico decisivo sólo cuando hayan repensado desde el comienzo la idea misma de un anclaje ontológico para entender al ser como un campo de tensiones esencialmente históricas.
(Citas tomadas de: Agamben, Giorgio. Signatura rerum: sobre el método. Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2009)
viernes, julio 29, 2011
Abstinencias
Saludos
sábado, julio 23, 2011
El fantasma de Marco Z.
Bien decir.
Es árido por acá.
Serial.
Nadie pisa la lengua.
El sol no da en la bardas sino en el pico
de la Cordillera.
La edad, la clase social y el vómito-octavio-paz.
Las bibliotecas imaginarias como las sollamaduras
duran.
El homúnculo-borges se carcajea.
Tantos millones de hombres debimos irnos hace tiempo
al departamento de inglés.
viernes, julio 08, 2011
La maniobra oscura
Siempre se cuela una luz en la rendija y tiembla una flor en el iris.
Hoy que me leen menos amigos, deslizo secretos.
La realidad es una araña hidrópica.
Mi disco favorito de los Stones suena en alguna parte.
¿Es desde una ventana que suena?
Se confunde el viento.
Armo mi cuarto.
¿Acabaré orientándome por la rendija o por la sombra?
Entran mediodías de 1984 aquí. Son mis mascotas.
Paisajes que vi una vez en Providence, RI, serpentean.
El tiempo abstracto vacío entra aquí.
Tengo juntas imaginarias. Zarandeos en la camisa. Coimas por libros.
Trozos de películas con casas errantes.
Desituado me da sed.
Me incorporo en el pasado.
sábado, julio 02, 2011
Lecturas absorbentes
Como tal, habría algunos síntomas:
a) la novela del dictador latinoamericano
b) la novela melodrama-radio-novela
c) la novela post-nacional
d) la novela que lleve en el título a Batman, a Chespirito o a
e) la novela feminista-pero-de masas
d) no pretendo agotar la taxonomía pero revísense algunos catálogos editoriales
Quizá no es extraño que Vargas Llosa las haya practicado casi todas. Tampoco que ellas pretendan una lectura absorbente.
Me pregunto cómo andará en ese pathos el post-boom centroamericano.
miércoles, junio 29, 2011
Cintura de los sollozos
Aeropuertos.
Ya sé que dicho así suena menos romántico.
Viaje instantáneo (o vertical, como diría José Cemí).
Viaje entre madrugadas.
En los Aeropuertos todo es más caro. El agua, el aire. No hay combos en los restaurantes de comida rápida. No hay piedad en los supermercados de libros. Tampoco es que sepan de literatura esos supermercados. Uno no se libra del nicho Vargas Llosa: y que nadie pregunte cuándo se jodíó Perú.
"Lo que no sabíamos es que al mismo tiempo que nosotros comenzábamos a escribir la posmodernidad, en los ochenta, y la globalización, en los noventa, cambiarían las reglas del juego y convertirían a Latinoamérica no en una república independiente de la letras sino en un gran supermercado de novedades literarias."
Mirando los nichos más perversos del supermercado (tres de los aeropuertos que piso son latinoamericanos) cito casi de memoria esas palabras de Carlos Cortés que tengo en un libro allá.
De todas las novedades compro la última novela de Sergio Ramírez, La fugitiva.
La compro no pensando en "la república independiente de las letras" sino en la Eunice, criatura de aquel tiempo heroico. La compro casi como literatura para turbulencias de eventual auxilio académico, sin que eso desdiga mi comunicación con la muerta, la restitución deseante, incluso el sol incaico, ya que estoy en El Callao.
(Hay que escribir un poema en las entrelíneas de las novelas no lo sabías? Es la única manera de defenderse.)
La pragmática de la novela es acaso evidente en una primera mirada (unas cien páginas adentro): los ticos y los nicas son constituidos como espejos, estos frentes a aquellos y viceversa. Esta novela de nica ve con delectación e ironía la historia tica (iba a poner idiosincrasia pero esa es palabra sin gracia).
A la altura de la página 159 llego borgeanamente al que es quizá el centro del
Y así voy leyendo casi burocráticamente, imaginando parques del futuro.
viernes, junio 10, 2011
Llamada a la patria
Sí. Sigue clandestino, puesto que la dictadura arrecia.
No. Es que “intolero” a más de la mitad de mis connacionales.
Sí. A punto de encontrar my four leaf clover.
No. Sin belleza.
Sí. Carísima.
sábado, abril 30, 2011
Santidad
Caducaron muchas fotos en el tiempo, que ha sido breve e intenso. Algunas resuenan más que otras, y algunas yacen más derrotadas que las demás. En su viaje de 1979 a la conferencia de obispos en Puebla, Juan Pablo II ya iba decidido a doblegar a la izquierda eclesiástica y teológica que propagandizaba la liberación. Wojtyla logró esa apuesta política de manera incuestionable. Pero en ese mismo viaje, el Papa dijo a los indígenas que él quería ser “la voz de los que no pueden hablar y de los que han sido silenciados”. Fue una propuesta sincera, a no dudar, pero insostenible. Su lógica intelectual no era menos rutinaria que la del antiguo revolucionarismo, y con una evidente ausencia de plataforma política, pues la del Papa era otra muy diferente.
Lo obsesionaba la unidad de la iglesia y el fantasma del comunismo, que había padecido en carne propia. Descreía de la idea conciliar de la iglesia como pueblo en la historia. Su disciplinada constitución contemplativa y espiritualista, lo empujaba a propagandizar a la iglesia como cuerpo místico. En esa retórica, el Papa era cabeza, comando y luz.
La intromisión de una retórica y un ejercicio democráticos, gracias a la renovación conciliar, fue escándalo y objetivo de ataque para Wojtyla. Dispersar a los teólogos, dejando la verdad de dios en manos de la Curia, intervenir de manera decidida en contra del comunismo (para lo cual no dudó en aliarse con Reagan), desarticular a la llamada iglesia popular, todo formaba parte del plan divino y la autorización mesiánica del Papa.
Lo logró con mucha habilidad política y otro tanto de manipulación mediática. No dudó en hacerse “pop” y “multicultural”, si esto servía para reforzar sus dogmas. La fe, para Wojtyla, debía expresarse en el rito, y el rito equivalía al comportamiento. Una especie de “behaviorismo” de la fe, es el que impide a la iglesia de este Papa mirar de manera más coherente los asuntos de la ética sexual, por ejemplo. Su obsesión con el aborto, la homosexualidad y la no ordenación de la mujeres, señalan por contraste el ideal paradigmático del creyente: más acá de la gracia o la fe, la superioridad moral ha sido codificada en un Catecismo (otros de los logros de su dilatada conducción).
No es extraño que un Papa con un plan universal tenga regiones de espledor más apaciguado. Latinoamérica podría ser esa región emblemática. El suburbano de Lima, o quizá de Managua no puede dejar de sentir, luego de veintitantos años de papado, que con Wojtyla la iglesia de estos lares ha vuelto, por lo general, a su antigua alianza con las oligarquías; la que, al menos desde Medellín, había quedado en entredicho. De las viejas fotos de Puebla,y la triste en la que Wojtyla habla con los indígenas, es demasiado fácil encadenar las otras, que tienen algo de recorrido melancólico.
En la Plaza 19 de julio de Managua, el Papa dictaminó el ocaso de la iglesia popular, su agenda fundamental, sin importarle que el país estuviera en guerra civil, y algunos quisieran una oración por los muertos. En Chile, el Papa salió al balcón de la La Moneda, la misma que fue escenario de la muerte de Allende, a saludar junto al entonces presidente general Pinochet. Poco después, cruzó una Argentina de desaparecidos, omitiendo referirse a las víctimas, mucho menos a los culpables.
El Papa supo salvaguardar la unidad de la iglesia. Le dio brillo nuevo, codificó de forma contundente la disciplina, contribuyó de manera fundamental en la derrota de los regímenes autoritarios del este europeo, realimentó el espiritualismo e incrementó de manera inusitada la lista de los santos de la iglesia. Hace pocas semanas regresó a Latinoamérica precisamente para heredar un legado último a los latinoamericanos. Un nuevo santo mexicano e indígena. En la visión mística y críptica de Wojtyla esta es la forma de cumplir tal vez su promesa de 1979, su forma de decir que la iglesia es “la voz de los que no pueden hablar y de los que han sido silenciados”.
Ha escogido una plataforma propicia para diseminar estas ideas. El zapatismo es el laboratorio político de una nueva izquierda, con un sujeto social bastante dislocado (Marcos no se olvida nunca de convocar a los desempleados, a las mujeres, a los homosexuales, a los colonos, etc.). Juan Diego, iluminado por el rayo de la Señora, y el icono transcultural impregnado en su manta, no es un participante menor en este debate cultural, y el Papa lo sabe muy bien. Además, en México, a la par de que un partido conservador ha logrado el gobierno, otro, de rancia herencia revolucionaria (y anticlerical) ha sido despojado del poder luego de décadas de gobierno semiautocrático.
El suburbano de Sao Paulo, de Lima o Mexico D.F., conoce perfectamente la astucia del Papa. Quizá mira con ironía ese legado multitudinario, luego de décadas de espera y escepticismo. El Papa ha dejado muchos santos en el camino, y su mensaje es que hay que advertir en los Santos la disciplina. El suburbano sabe también que este continente es mucho más heterodoxo. En cualquier recorrido del barrio brotan los iconos desautorizados y los santos instantáneos (generalmente pentescostales).
En cambio, la herencia hagiográfica de Wojtyla, de incierto futuro histórico, resulta de una pasión personal muy evidente. Sus biógrafos cuentan que cuando regresa de sus fatigados viajes, una hermana que forma parte de su equipo de servicio le advierte que está preocupada por Su Santidad. El Papa invariablemente responde, con una ironía muy suya: “Yo también estoy preocupado por mi santidad”.
Texto del verano de 2002. Wojtyla recorría otra vez Latinoamérica y yo acababa de leer la biografía escrita por Carl Bernstein, de donde saqué la mayor parte de las referencias.
jueves, abril 07, 2011
Escrito para infieles
Informo esto casi de manera urgente porque he visto que es importante aclarar términos como kafkiano u orwelliano.
Es importante, sobre todo, cuando uno escribe entre infieles, y la sanidad terminológica puede ayudarnos a disciplinar al poder (o la terminología para poder disciplinar?). Al mismo tiempo que incrustramos la pedagogía (algo tenemos que enseñar, come on) en el lado correcto de la valla. (Porque se han fijado? siempre hay una valla cuando no un muro cuando no un abismo.)
El riesgo del lugar común es quizá menos grave que el de tanto infieles que no saben qué apellido ponerle al poder. Por eso sueñan cada noche (aunque no lo saben, es más, te susurro, no las descifran) con taxonomías vertiginosas: derridiano, foucaltiano, althusseriano, sadista, nietzcheano. En fin, freudiano.
Todos y cada uno de estos términos, y otros que le son afines (lacaniano, por ejemplo, tan tongolelesco que suena), iré explicando poco a poco. Esta es la nueva Cruzada en busca del sepulcro blanqueado del significado y en contra del poder, y que a don Pablo Antonio, tan sereno, habría placido.
Les decía, pues, que kafkiano se dice de lo laberíntico incrustrado en lo privado como bomba de tiempo que nunca estalla pero que amenaza. También aquello que hace de la realidad un legajo de derecho interminable, indescifrabe, infatigable dentro de su misma fatiga. También aquello que se refiere a puertas cerradas para siempre y únicamente destinadas a uno. Sí, kafkiano es el destino gris y privatizado y firmado por la Ley.
Cualquiera de estas complicaciones, en las que nos auxiliarán siempre la borgeana Británica, o la Británica de hoy día, Wikipedia, me exigen siempre un despeje nunca logrado. ¿Cómo separar, digamos, lo freudiano de "mi pequeño país"? (Y tomo el Antifonario: "Mi pequeño país cristiano se compone de unas pocas/ primaveras y campanarios").
Si yo quiero a "mi país" (¿es que no sienten Uds., élite política e intelectual de Nicaragua un estremecimiento hipócrita al decir mi país a cada rato?) modelado por el Paraíso que se empezó a soñar en los Treinta Años Conservadores, con sus formas de sujeción y su disciplina social y subjetiva, que nadaba libremente sobre el Lago de la autorización del yo por rango racial y de casta.
Mi pequeño país pre-terminológico./
Y cuánto te extrañamos.
sábado, marzo 26, 2011
Inventario virtual de novelas
que llega tras un prolongado silencio, marcado por la primera hoja de otoño austral (que lleva una diminuta firma de Cortázar, made in china).
(además: el in-mundo se ha jodido otra vez, otra guerra colonial en África del Norte, y ese espantoso maremoto en Japón que despertó al monstruo nuclear)
Mientras tanto digo que admiro las buenas ideas para novela, que también es un subgénero del que habría que hacer una antología. Muy recientemente dos ejemplos notables ofrecidos por Javier Padilla y Juan Sobalvarro en sus respectivos blogs (y que por suerte no están cerrando por inventario):
Dice Padilla, en parte de su entrada "La casa de Chema Castillo":
Y me pregunto, ¿qué cosas pensaría Bloom si viviera en la Nicaragua orteguista, en el año 2011? No viviría en los suburbios, eso esta claro, sino en un vecindario más o menos central y de clase media, una casa en Altamira o Los Robles, una casa con espacio suficiente para que la Molly Bloom haga sus fechorías con Blazes Boylan, cuyo nombre podría ser algo así como Arduino Fogoso, miembro de Macolla o La nueva compañía. Asi es, Leopoldo Flores viviría en Los Robles y no leería los periódicos ni tampoco tendría automóvil. Se despertaría muy de mañana a comprar el desayuno en la pulpería de la esquina y caminaría hasta su trabajo en el edificio Pellas. No tendría opiniones políticas pero si muchas sobre el desorden vial, la basura, los perros abandonados y los trabajadores por cuenta propia.
Por su parte, pregunta Juan Sobalvarro:
1.- Para ser criminal basta con haber nacido ¿No resulta innecesario recurrir a las notas rojas de un periódico para escribir una novela de la misma especie?
3.- Y si todo se resuelve con un argumento... ¿por qué no es mejor escribir un reportaje, una crónica, una biografía, un ensayo, un artículo de opinión... y no una novela?
4.- ¿Toda novela histórica tiene su musa (era Somoza) en el poder? ¿o si no se inventa Magdalenas heroicas?
5.- ¿Toda novela histórica debe ser un paseo divertido por el museo de antropología?
2.- Por cierto: pereza irrevocable para escribir la biografía de un político, sobre todo si es nicaragüense, pero... ¿Sería mejor que un político escriba su autobiografía?
Me entusiasma el vértigo de las buenas ideas para novela, sus muertos posibles, sus emblemas manchados.
No sé ustedes.
lunes, febrero 21, 2011
Gozá la revolución
Que ese pacto de sangre no permita ver su relación con el mercado.
Que se pinte de colores la democracia. Los códigos recurrentes y castrados del flower power son siempre útiles.
La revolución twitter o facebook, como dirían los clásicos, comes in colors.
Celebremos, en profecía autocumplida, que la revolución sea "sin tonos islamistas ni liderazgo político".
Porque la tecnología (hermana de la democracia) rehuye de las particularidades y las disonancias y las desinencias tanto como la vieja filosofía de la historia de Hegel. Si tan solo, Fukuyama, lo hubieras sabido.
La utopía de la guerra sin bajas, la guerra virtual, es en verdad la otra hermana significativa del sueño ideológico de la democracia conquistada por medios tecnológicos.
Habría que debatirlas juntas.
Algunos links:
Lo de Egipto por Antonio Caballero. Entre otras cosas, las satisfacciones de Obama con lo que pasó en Egipto resultan sospechosas.
Diarios nicas que ya sueñan la tecnología: "Llegan al país mensajes codificados en cuadros". El índice profundo del sueño lo indica este párrafo: "Es un código portador de información precisa que es aprovechado para diversos fines, como las convocatorias de movimientos sociales como el reciente de Egipto y hasta por la mercadotecnia en su afán de personalizar las ofertas y promociones". Que, por supuesto, ha invertido los términos: menciona primero los movimientos sociales y luego la mercadotecnia, cuando es ésta la matrona de los dos conceptos.
La revolución facebook abre otro capítulo de otroficación manipulado desde Occidente: "Una pareja llama a su hija Facebook para celebrar la revolución egipcia" (La Vanguardia)
Sobre la guerra virtual (el otro sueño tecno): Hacer la guerra sin despeinarse de Jordi Calvo Rufanges.
Nunca demás: "La pregunta por la técnica" de Heidegger.
Si hay una mistificación ideológica en este caso, hay que volver a pensar la cuestión de la ideología.
viernes, febrero 18, 2011
Sobre desvíos
Anagrama, digamos, o Alfaguara.
Aunque esta confusión puede parecer una incursión en el equívoco y el ridículo, también lo puede ser de demarcación de una política de lo real.
Ahí donde el latinoamericanismo académico se encarga de romper (aparentemente) las barreras (de lo literario a lo cultural, de lo hispanoamericano al mundo postcolonial, del canon al corpus, de lo cosmopolita a lo regional, de la estilística a un horizonte filosófico dilatado), el mercado español demarca una muy delgada idea de lo que es literatura latinoamericana, acotada por índice de ventas e índice de premios.
De hecho, esta idea depurada descarta otros géneros que no sean la narrativa (y dentro de esta, enfatiza la novela).
Así, el que confunde la literatura latinoamericana con Anagrama, Alfaguara o Planeta tiene entre las manos un escenario cultural e ideológico interesante, en que sin duda la acotación (mercantil) implica muchas veces una mutilación sin más.
Al respecto, muy ilustrativo el libro de Ignacio Echevarría, Desvíos: un recorrido crítico por la reciente narrativa latinoamericana. (2007).
Echevarría testimonia el auge de la narrativa latinoamericana nueva en España a partir de los noventa, luego de cierto eclipse del boom.
Lo decisivo del libro, que junta reseñas y artículos publicados entre 1996 y 2004, es que selecciona lo que sería una narrativa de vanguardia (o buena narrativa) de entre una especie de avalancha de autores promovidos por las editoriales .
El nombre paradigmático es, por supuesto, Bolaño. Y entre los happy few figuran Lemebel, Rey Rosa, Aira, Piglia, Fogwill, Alan Pauls, Pitol.
No es tanto una generación. De algunos, como Piglia, se testimonia una tardía publicación y recepción española.
Este grupo de escritores sancionados, se opone al mainstream que acapara tiradas y premios.
En efecto, afirma Echevarría, los "escasos autores latinoamericanos que obtienen un éxito comparable al que en su momento obtuvieron-y conservan-autores como García Márquez, Cortázar o Vargas Llosa suelen ser de un calibre notablemente inferior, aparte de no entrañar sus libros novedad alguna digna de ser destacada" (p. 22)
La trivialidad impera entre autores y editores. Algunos nombres mencionados por Echevarría: Xavier Velasco, Antonio Skármeta, Zoé Valdés, Laura Restrepo (p. 22). Una constelación en que, digo yo, Gioconda Belli no desentonaría.
Echevarría plantea su crítica pensando de manera más radical en el sentido que puede tener lo latinoamericano en las condiciones acotadas por el mercado español.
Fundamentalmente sobresale el problema de la representatividad. ¿Es eso latinoamericano del mercado editorial una superstición española o se activa de verdad una representación?
Para Echevarría, el canon defendido representaría una extraterritorialidad articulada como resistencia a encarnar lo exótico o local: lo que está más acá del boom.
Se trata de unn ser o no ser. La "paradójica condición" (en Bolaño como paradigma) "de ser y no querer ser escritor latinoamericano. La de escribir y no querer escribir sobre un país--Chile, en este caso---y sobre una región--Latinoamérica--de los que entretanto se ha convertido en su bardo más caracterizado" (p. 51).
La huella, pues, de viejas controversias latinoamericanas. Pedro Henríquez Ureña, por ejemplo, defendiendo el descontento y la promesa. O Ángel Rama advirtiendo la identidad latinoamericana en la excentricidad modernista.
Echevarría, que por razones prácticas debe defender conceptos que los posmos abominan (calidad literaria, por ejemplo), ofrece también textos para justificar a la crítica como tal. Un eje que se revela por entero "occidental" y benjaminiano.
Los dos planteamientos generales del libro son, pues, la narrativa latinoamericana actual en el mercado español y la función de la crítica literaria de publicación periódica y masiva.
Ambas temáticas están planteadas con agudeza y mucha conciencia de límites. Dos características sin duda decisivas para echar adelante cualquier proyecto crítico.
Interesante, sin duda, que esas discusiones puedan confluir de alguna manera con la otra crítica (la académica) cuyas esperanzas políticas son más dilatas, pero cuyo alcance comunicativo es mucho más limitado.
miércoles, febrero 09, 2011
Fuera del limbo
Un deseo y una práctica de apropiación y control ejercida por intelectuales y políticos, y que resulta estratégica para guiar ideológicamente.
Como en Nicaragua está tan poco establecida la Universidad y la escuela (ese "aparato ideológico del Estado" que diría Althusser), el deseo por la juventud trasciende esos lugares oficiales para desplegarse en la personalidad del maestro.
Nuestro (es un decir) José Coronel Urtecho es el arquetipo, hombre símbolo del círculo de jóvenes adoctrinados que acatan su voz o, como aparece con más frecuencia enunciado, su conversación en una especie de "círculo de estudio" como lo llamaban los marxistas de los 1970s, práctica que en realidad se remonta a un ejercicio ignaciano.
En tiempos recientes este deseo por la juventud se ha combinado con otra superstición notable: considerar la vida política y el poder político la fuente de todo sentido (moral, nacional, humano, generacional).
Es casi una teología.
Así tenemos, en un ejemplo reciente, a Gioconda Belli haciendo depender su lucidez (quizá cualquier lucidez) de las eventualidades políticas de Daniel Ortega.
En algo parecido incurre Andrés Pérez Baltodano cuando se refiere a la generación de los 1980s como un "peldaño roto" que ha imposibilitado la renovación generacional de la clase política.
Pero ¿quién dice que es o ha sido el deseo y el sentido de esa generación tal relevo político? Sobre todo, ¿cómo hablar en nombre de una generación "pasmada" (que así la llama el politólogo) tan difícil de captar y que, como ya he dicho otras veces, está dividida en clases?
Por supuesto, no se me ocurre a mí tampoco hablar por los de los 1980s.
Pero, ya de forma personal, no me identifico para nada con una identidad patética del estilo "peldaño roto". No creo haber estado nunca, al menos no predominantemente, en "un limbo político y emocional", o "inmovilizado".
Pienso, además, que la juventud se está sobrevalorando por las razones obvias que dije primero (control ideológico), y por otras razones que ya son de época.
Algo como lo que piensa Ignacio Echevarría hablando de crítica y literatura: "la juventud, de la que emergía antes la expectativa principal de transgresión, es hoy objeto de una adulación anestesiante".
sábado, febrero 05, 2011
De vacaciones uno
Eso le ha dado oportunidad de vagabundear por
Ha comenzado a leer siete libros. Uno por uno: la simultaneidad de lo sucesivo!
Ha dejado la mitad de siete a la mitad.
Del resto ha leído las solapas (para recordar costumbres de nuestros ilustres combatientes de las guerrillas literarias criollas).
(Ha escrito en el twitter que nadie sabe para quién se muere.)
De lo que ha leído a la mitad. A saber: Willy Thayer, Tecnologías de la crítica: entre Walter Benjamin y Gilles Deleuze; Roberto Bolaño, Nocturno de Chile.
Ha pensado (él también) en el suicida, con cierto resquemor.
Leía a Bolaño porque quería saber de Chile. En septiembre 11, leía Estrella distante.
¿Sabes que en las solapas (ese espacio que frecuentan tanto nuestros letrados) mencionan a Cervantes y a Melville y a Proust y a Musil! Entre esas catedrales quién podrá leer de verdad a Bolaño sin sentirse manipulado por el canon occidental?
El hecho es que la lectura a contrapelo se hace necesaria.
(Amuleto, por ejemplo, es una mala novela, sin más.)
El motto es, pues, leer la novela chilena posible que B. (no) habría podido escribir. Entre esas andan ambas/ dos Estrella distante y Nocturno
La hipótesis es: hay una conexión secreta alegórica oscura entre el recinto sagradísimo de la literatura y el arte (y la cultura) y la dictadura. No es un tema de B. sino del sentido común occidental(por ejemplo, Groys, por ejemplo, Coronel) y que él explora, ante el que toma posición. (No cabe duda que de tal tema se hace tranquilamente un canon.)
Para mi gusto la fábula de Estrella distante es mucho más efectiva. Aunque la de Nocturno de Chile es mucho más íntima de los colaboracionistas (sin poderse marcar, en realidad, un límite que marque en dónde termina la colaboración). Me gusta la interrogación radical que se hace a la literatura desde dentro en esos textos. Otrosí, no me siento motivado para leer inmediatamente después La literatura nazi por no parecerme un humor digno de estas vacaciones achicharradas.
Pensé también que Onetti tenía los huevos (iba a poner las artes, pero bueno) para escribir esa novela nacional en cueros torturados. (En Nicaragua no hay más que desgüevamiento y escasean los Onetti entre tantos Coroneles).
Comentaré el libro de Thayer en la próxima entrada.
viernes, enero 28, 2011
Mientras espero juicio sobre la muela del juicio
La dentista es pre-husserliana. Nació un día antes del nacimiento de Heidegger. Si no, no podría ver preclaras las piezas dentales. Señalar cuál es la que merece extracción.
Estas cosas, pienso, ya estaban en la poesía conversacional. Eran su tipo de tema. Por ejemplo, el del buen hombre esperando en la clínica dental con el ruido de la TV de fondo--transmitían Toy Story 2--, con un libro de bella edición entre las manos.
Pero los conversacionales decayeron. Sus temas están en los blogs. Su moral de buenos ciudadanos fue empujada a la calle como decía Cortázar que los sandinistas habían empujado la palabra cultura: como un carrito de supermercado.
Así pusieron la ética del ciudadano latinoamericano moderno en circulación (su moneda). Dueños y señores de sus discursos (soberanos!) contra un inconsciente político traidor.
Sus lugares comunes: "Benedetti, Cardenal y Sabines llenan estadios". Sus fantasmas. RFR bailando un bolero en un pueblo perdido del este de La Habana. La cura pronta e inminente del poeta-médico (y todos recordaban a William Carlos Williams). Stalin ganándole la partida a Roque Dalton.
Ante mí Oftalmología. Alguien que duerme secretamente en la clínica. Alguien que se cuida la sonrisa y pide que le pongan por favor CNN-Chile en la TV. Alguien que dice que Obama no va a la Argentina este verano (austral). En el libro: Breznev, sots-art, el sordo de O.P.
No es que el consumo es lo cotidiano sino al revés: lo cotidiano forma parte del consumo. Investigo la sombra de la vanguardia. Poseo libros. Deshojo la "margarita emocionante". Voy al dentista para interpelar a los conversacionales.
El juicio de la muela en suspensión. La muela del juicio positivista.
sábado, enero 08, 2011
Borramientos
Fiestas del mañana que no llega
La navidad fue hace mil años (mil papers-luz de distancia) y el himno de entonces era Big Yellow Taxi.
Fiestas de fin de año que a uno lo vuelven bruto.
Que la poetry está overrated
Grupos, multitudes, gentes transidos de poesía, hieráticos, fijos: sólo queda destransirlos.
Un "ella no es de California" enfático.
Formas de escuchar la música
Multitudes con la cabeza llena de pajaritos, a algunos se les han muerto adentro de disparos violentos.
Eras inútil, Joni, podías recorrer el mundo en 80 días y siempre inútil, sólo servías para hacer esas canciones.
You´re a mean old lady but I like you.
Propósitos de año nuevo: ser Miles Davis.
Dadme una tienda de discos usados y pentecostés en el extranjero.
Ensayos antropofágicos
El problema con la muerte son los obituarios.
Si descansas en paz, te mato.
No atiendas
Plegarias postmodernas: dame una pose radical y un mundo normalizado.
Fotos de gente demasiado feliz también es pornografía.
Y vos, sí, vos
Nunca te cansaste de comer mierda de intelectuales.
viernes, diciembre 24, 2010
La última promesa costumbrista
Podría leerse Balcanes y Volcanes, entre otras cosas, como una condena a la ideología costumbrista que alentada por la estructura cultural y mental atrasada de la élite centroamericana, impregna todos los espacios (incluido el uso de los medios de comunicación). No es Centroamérica la subregión latinoamericana del primer golpe de estado victorioso del siglo XXI?
Es cierto que ha sido turbulento el presente político centroamericano. Pero no deja de ser curioso que se anuncie el apoyo de Sergio Ramírez al candidato presidencial Fabio Gadea Mantilla, según Ramírez ( cito del diario de derecha La Prensa) “la única alternativa democrática que tenemos en el país”.
Gadea Mantilla es, si algo, la quintaesencia del costumbrismo (los campesinos de sus cuentos transmitidos por radio están reducidos a la sentimentalidad estereotipada). Al menos desde el punto de vista literario y cultural Fabio Gadea no es la alternativa más democrática que tenemos en Centroamérica.
El mismo Ramírez apunta en su libro que hay un tránsito del costumbrismo a la expresión más compleja de la realidad rural, paso que en la cosmovisión de Gadea ni siquiera se avizora. Su idea literaria y cultural general es conservadora. Ante un poema vanguardista se persigna exigiendo el dogma rubendariano, para no hablar de sus posiciones retrógradas en asuntos de ciudadanía y política: su homofobia es manifiesta, por ejemplo.
Así que el apoyo político a un retrogrado cultural da en qué pensar. Sobre todo cómo es que se concibe la cultura en su (aparente) subordinación a la política. Un expediente cultural de los políticos no estaría mal. Un expediente político de los líderes culturales tampoco.
sábado, diciembre 18, 2010
Elipsis
Meses enteros con una vacía entrada.
Durante algunas semanas acaricié la idea de cerrar este, y abrir otro blog, con el título "Diario de Isonauta". Me ha detenido mi manifiesta falta de disciplina con los diarios.
Eso y la conciencia de que la escritura no es sólo la confirmación de la narrativa sino el deseo (improbable) de escapársele.
Como los fieles lectores han visto, algunas urgencias (se gana el Nobel un contrainsurgente o se quieren ganar a la juventud los notables) me llevan a las entradas poco rigurosas.
Debería marcar mi entrada favorita del año. Me quedaría, probablemente, con El país bajo mi maquillaje.
Tengo, además, la tentación maligna de señalar algunos textos peores que se han dicho o publicado por otros medios, por otros. Quizá el problema no sea que sean malos textos (que lo son) sino que me escandalizan. Mejor dicho: son malos porque los adopto, porque de alguna manera los amparo y los rechazo (fábula de aborto, ciclo de tortura).
Esa interiorización es riesgosa, así que dejaré esta elipsis en su lugar.
Este blog querría vivir del mito de los márgenes. Cuando alguien dice, por ejemplo, que le dedicarán un número de El Hilo Azul a Beltrán Morales, el bloguero se espanta porque Morales, por su obra y vida, estaría mejor en una revista contestataria. Pero escacean las revistas contestatarias en Nicaragua.
La última vez que vi a Morales citado fue en un poema de Roberto Bolaño, éste sintiendo sin duda su hermandad en Parra. El problema es si será posible dar cuenta de un antipoeta desde los ámbitos conservadores de la cultura llamada nacional. Ningún gesto en esos mundos es inocente: todos son de apropiación. Todos responden a la lógica de lo que Morales llamaba el Museo de Cera de la literatura nacional.
Y la peor indicación del estado de la cultura llamada nacional es su estado permanente de homenaje, tributo y canonización urgente.
martes, diciembre 14, 2010
Peste cristal
Es como si el reclamo y el (valor de) uso jugaran a la distancia y a la impureza.
Se ha dado el caso incluso que se reclame Wikileaks para la literatura (o más exactamente, para la mala literatura): algo así como mi novela prefiguraba la transparencia gubernamental que ahora wikileaks vuelve evidente.
Muchos profetas apresurados vaticinan que Wikileaks impactará en los medios.
Assange no está divorciado de la hermenéutica (cree que debemos ir directamente a los archivos a sacar nuestra propias conclusiones). Pero algunos de sus gestos parecen contradecir tal postura. Es como si creyera con toda solvencia en la pureza del reclamo y no se diera cuenta de la impureza de la interpretación (la que hacen con toda soltura los medios).
De hecho entre sus afirmaciones más contradictorias está este romanticismo epistémico: la verdad siempre vencerá.
Curioso, contradictorio y romático eslogan para un mundo en que la "verdad" es por lo general derrotada y en que las verdades oficiales son por lo general las triunfadoras.
La coyuntura "post" trataba, en principio, de esa contradicción. Uno de sus padrinos (desde la derecha) miraba cómo lo esencial se escapaba siempre. Otro, en su variante psicoanalítica, enseñó los trabajos de intepretación del inconsciente.
La verdad tal como es reclamada en la coyuntura actual es más disolvente, rápida, deslizante y crédula.
Y aparece urgida por separarse de su propia credulidad.
miércoles, diciembre 08, 2010
miércoles, diciembre 01, 2010
Cirujías
Escritores de esos que CMR llamó "publicadores de libros".
No juego al radical, hablo de un hecho.
Es que el crítico está acostumbrado a pensar en términos históricos o, al menos, historicistas. No saca la pistola sino a don Pedro Henríquez Ureña, edición Ayacucho.
Lo que es El País y la ferias de libro les tiene muy sin cuidado quién diablos es ese pobrecito de don Pedro.
Su sentido de la historia es sintético, con la pasión y el grosor de un lugar común. Vea sino este conversatorio.
A mí me horrorizó la terrible deshistorización de esa conversación, la reducción de lo latinoamericano a una anécdota light sobre los temas mercadeables. El ANTES y DESPUÉS de una cirugía estética llamada historia de la cultura.
La TV se ha cagao en (nos)OTROS.
(pobre don Pedro desvelado/ con su Historia cultural y literaria/ de la América hispánica)
El país es horrible. Cómo puede conformarse con metáforas tan convencionales pero sobre todo IDEOLÓGICAS (se vale alzar la voz en esta parte) como la que atribuye el carácter de "bálsamo" a la cultura, o la que acaba invocando casi como Delia Fiallos "el drama avasallador de la condición humana".
Cómo acumular "temas eternos" con avidez televisiva? Léase ese conversatorio.
Cómo llegar al "tema menor" sin pasar por la "literatura menor" (¡por fin un tema deleuziano que puede ser latinoamericano!)?
Por qué inventar que el humor lo ha descubierto ahora el neocapitalismo desconociendo una obvia acumulación colonial de ironía y humor, señor Güegüense?
Se me ocurre un cuento sobre un crítico (un crítico digamos pre-sartreano pre-foucaultiano) que es devorado no por el New Age Orientalista ni por la TV ni por la Universidad sino por "la condición humana" (no, no le puedo quitar las comillas).
Sí, hay un hiato entre la crítica y los escritores.
Yo por mi parte espero que no se reconcilien nunca.
lunes, noviembre 01, 2010
Nombres con más frecuencia mencionados en este blog
Rubén Darío 18
Ernesto Cardenal 15
Jorge Luis Borges 14
Octavio Paz 13
Sergio Ramírez 12
José Lezama Lima 11
Roberto Bolaño 8
Julio Cortázar 8
Jacques Derrida 8
Bob Dylan 7
Foucault 7
Luis Cardoza y Aragón 6
Roque Dalton 5
John Lennon 5
Mario Vargas Llosa 5
Prince 5
Edward Said 5
Ángel Rama 4
Gabriel García Márquez 4
David Bowie 4
Carlos Fuentes 4
Eunice Odio 3
César Vallejo 3
Stendhal 3
Luis de Góngora 3
Flaubert 2
Gioconda Belli 2
Guillermo Cabrera Infante 2
José Agustín 2
Jorge Volpi 2
T.S. Eliot 2
Dicen algo los nombres: fobias, favoritos. Un índide inconsciente con dejes de abyección.
sábado, octubre 09, 2010
El Nobel contrainsurgente
Idelber Avelar hace una apretada y muy buena síntesis de la deriva literaria-ideológica del peruano.
Tercera describe cómo fue narrado intencionadamente el Nobel por los medios españoles, coincidiendo con los intereses económicos del mercado editorial.
Kurupí dice que en las novelas del nuevo Nobel subyace la idea "que Perú es el culo del mundo y solo queda europeizarse, blankiñosarse o morir..."
Juan Sobalvarro narra cómo se vive el anuncio y parafernalia del Nobel desde la cotidianidad de Managua.
Por mi parte: el Vargas Llosa que me parece más infame es el de La utopía arcaica, su libro anti-Arguedas. Pura prosa de contrainsurgencia.
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P.S. 15/10/2010
En Nicaragua se han publicado algunos penosos comentarios encomiásticos de la posición política de MVLl antes que de su literatura.
Oguer Reyes Guido prodiga metáforas caninas para enjuiciar a los detractores de Vargas Llosa, quizá lo sorprendería saber que en La ciudad y los perros, éstos no son caninos.
Para Sofía Montenegro Vargas Llosa sería un paradigma del intelectual crítico, aquel que "nunca ha creído que las ideologías sean más importantes que las personas". Esto equivale a tomarle la palabra al peruano-español sin la mínima distancia crítica, más cuando hay pruebas textuales y políticas de que MVLl pone la ideologia neoliberal por sobre cualquier concepto de diversidad cultural.
A propósito, el texto de Luis Martín-Cabrera, Contra la escritura letrada de Vargas-Llosa, que enfatiza la postura "letrada" de MVLl ante Arguedas.
Por su parte Manuel Talens y Juan Miguel Company-Ramón en Mario Vargas Llosa como síntoma caracterizan la entrega del Nobel dentro de las encrucijadas del poder geopolítico.
En El Boomerang, especie de grupo corporativo de blogs de la editorial Santillana, ha habido algunas reacciones esperables y frívolas, tal la de Vicente Molina Foix que aprovecha la ocasión para descalificar al Nobel guatemalteco Miguel Ángel Asturias.
En el mismo Boomerang, Julio Ortega esgrime una esperanza diplomática: "El Premio Nobel hará que la obra de Mario Vargas Llosa sea, por fin, leida más allá de la política." Tal lectura implicaría un retroceso teórico-crítico de por lo menos 45 años. (Un originario mundo pre-foucaultiano que no creo sea esperanza de Ortega.)
A propósito del francés, la entrada en O Biscoito Fino e a Massa O anti-Foucault, por Pedro Meira Monteiro. En efecto, quien parece desear un mundo pre-postestructuralismo es el propio Nobel de literatura. (En Letras Libres el discurso de Vargas Llosa Breve discurso sobre la cultura)
Y para recordar un poco algo de la concreta práctica política del Nobel reciente, un artículo de 2003 por Santiago Alba Rico, Trofeos de Guerra que enmarca bien el liberalismo de MVLl en la guerra neocolonial de Irak, y sus consecuencias.
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P.S. 2 17/10/2010
Francamente ingenua me parece la propuesta de Javier Cercas en El País de rescatar a Vargas Llosa para la izquierda. Aunque "izquierda" puede ser un concepto laxo, en el terreno exclusivamente literario y latinoamericano refiere a la heterogeneidad cultural (un libro básico: Rama, Transculturación narrativa). Es en ese terreno en donde el Nobel es más contrainsurgente.
martes, septiembre 28, 2010
Borges según Coetzee
Quisiera hacer ver en este caso no tanto la inteligencia de la reseña (muy notable) sino, más bien, el carácter frances que tiene el Borges que Coetzee lee. Curioso el desapego latinoamericano de este Borges tragado, en cierta medida, por Menard.
El siguiente párrafo ilustra este desvío (y desvarío quizá):
Aparte de su tierra natal, Argentina, había un país donde ya se conocía el nombre de Borges. El crítico y editor francés Roger Caillois había estado exiliado en Buenos Aires entre 1939 y 1945. Después de la guerra, dio a conocer a Borges en Francia, publicando Ficciones en 1951 y Labyrinthes en 1953... En el decenio de 1950, Borges era más reconocido y tenía mayor número de lectores en Francia que en Argentina. Resulta curioso que, en este aspecto, su carrera se asemeje a la de su precursor en la ficción especulativa, Edgar Allan Poe, a quien Baudelaire defendía y que fue acogido con entusiasmo por el público francés.
Para pensar la geografía por países de Coetzee quizá habría que preguntar algo así como qué será Reyes en el espectro francés de Borges?. Pues en su contabilidad territorial los países latinoamericanos no cuentan como lectores o interlocutores (es casi lo mismo), como se puede ver en la colocación de un "mayor número de lectores en Francia" y el paralelismo canónico con Poe. (Poe que por cierto Darío leía también como caso francés opuesto al hierro de la urbe newyorkina.)
La fábula quizá sea que las patrias literarias (como las otras) son inventadas. También que incluso patrias literarias existentes pueden ser patrias invisibles. En alguna parte del mundo, en efecto, estarán desapareciendo ahora mismo los lectores.
El artículo de Coetzee (una reseña aparecida originalmente en el New York Review of Books) abunda en las sutilezas de la traducción, en las debatibles intervenciones de los textos, de Borges y por él mismo, a posteriori y en otro idioma, en el declive de los poderes narrativos del argentino (el centro del Aleph son sus cuentos de los 30s y 40s; en Coetzee, así como no hay un Borges latinoamericano, no lo hay poeta), en cómo la violencia de compadritos y cuchilleros relumbra (como la hoja de un puñal) aquí o allá en sus textos. No hay la presencia de Bioy. Hay algún reproche al (tantas veces insoportable) Borges mediático ("de hecho se convirtió en un parlanchín", dice Coetzee).
Curiosamente, Coetzee desprecia casi a "Pierre Menard" (lo de "autor del Quijote" se ha perdido, al parecer, en la traduccion). Es "un relato de ficción no muy satisfactorio", informa.
Sólo para contrastar desde el margen. Hace algún tiempo en este mismo blog puse los títulos de 10 textos de Borges que me parecían imprescindibles. Cada lector tendrá su canon borgeano (sería incluso una forma de saber de los amigos intercambiar fantasmagóricas versiones de Borges). Los míos (una lista que no quería perderse la astucia del ensayo y la infamia de la intervención política) eran:
El Aleph
Arte de injuriar
Two English Poems.
Otro poema de los dones.
El sur
El jardín de los senderos que se bifurcan
Kafka y sus precursores
El evangelio según San Marcos
Funes el memorioso
Discurso ante Pinochet.
jueves, septiembre 16, 2010
Hacia una antología apocalíptica
Mis fuentes son una pequeña selección de textos de tema distópico seleccionados para la revista L´Ordinaire Latino-American de la Universidad de Toulouse-Mirail, y los libros Holanda, que es una colección de cuentos del joven escritor Rodrigo Peñalba, y el poemario La casa de fuego de Marta Leonor González. En este corpus trataré de observar un sentido destructivo, relacionándolo con la modernidad y las tradiciones políticas y estéticas que señalé al principio.
La escritura nace de la destrucción. La circulación mediática de los desastres naturales y no naturales (New Orleáns, Cuba, el Golfo de México, Pakistán: y con referentes nacionales Managua, pero también Bilwi o Casitas), intensifica una expresividad que explora este condicionamiento discursivo. El personaje del cuento de Rodrigo Peñalba “Inundación” espera en los techos de una Managua inundada a que llegue por aire la salvación. Leo fragmentos del último párrafo de la narración, que mezcla la imaginería de la ciencia ficción y el apocalipsis, con las de las labores de rescate:
Una visión bajo del cielo, con cuatro brazos que agitados a gran velocidad se mantenía suspendida como si colgara de un gran lazo. Cuerpo voluminoso y hueco, y en su interior seres con cráneos de acero y cruces rojas en el pecho que colgaban como crías de marsupial con los cordones umbilicales todavía fijos a su madre. (…) Abandonado me dejé llevar dentro del ser voluminoso, elevándome por los aires, con el océano que enterró a Managua abajo, océano uniforme, perfecto, lodoso, cubierto de nubes, fondo tapizado de cadáveres atrapados en sus casas. El infierno, la perfección. Infierno. Pasteles. Y cielos de cielos, infiernos de infiernos, pasteles de toda suerte. Sube helicóptero, sube. (Holanda 22-23)
Quiero hacer ver que la cerebración del personaje al momento del rescate incluye la evocación de versos de Carlos Martínez Rivas (“Y cielos de cielos, infiernos de infiernos”). Ese paroxismo de la destrucción que anula fronteras entre realidades discursivas, no deja de mostrar una antigua huella literaria entre la suciedad de la inundación (que es también asunto mediático), la poesía es el indicio infernal más cercano al bocado. Como nota marginal habría que decir que la postmodernidad en ámbitos de modernidad abigarrada del estilo de Managua, no se expresa tanto o no sólo por una conversión arquitectónica y urbanística ecléctica, sino también por el rol, con frecuencia amenazador, de la naturaleza y los discursos que quieren apropiársela.
El poema de Ezequiel D´León Masis “Convulsión de suelo” conjetura precisamente el resultado mediático, discursivo y estético de “un terremoto de escala provinciana”, pensando que tal cataclismo ocurriera en Managua (por supuesto, este cálculo está dentro de toda probabilidad para una capital destruida dos veces por terremotos durante el siglo XX). El poema está articulado como apuesta metatextual en la que una lógica de mercado acaba imponiéndose. La primera parte plantea la maquinación estética. Dice así:
El malestar de la vigilia me ha llevado a calcular francas estupideces, como ésta que me aturde ahora acerca de las probabilidades performativas—o suceptibilidades de ser performance—que pueda brindar un terremoto de escala provinciana. La argumentación teórica podría plantearse sobre el concepto de la deconstrucción visual de los elementos arquitectónicos de una ciudad, un pueblo. La obra podrá ser titulada Convulsión de suelo, título que—sé que insisto en algo evidente—será posterior al desastre telúrico…
Aquí resulta evidente que el estado de la función del arte en donde se entrelazan una índole conceptual (hablar de la destrucción) con otra tecnocrática (calcular, planificar, racionalizar la destrucción: una especie de razón postmoderna bifronte. El discurrir del poema deja ver más claramente esta interrelación, pero situando el locus de tal alianza: los medios y el mercado del arte. Dice así el final del poema:
No dejemos de lado la cuestión de la escala provinciana: piénsese que un cataclismo capitalino será cubierto, a sus anchas y chanchas, por los mass media y, nones, lo que se quiere es llevar a categoría de alta costura visual un estruendo que poco se celebre en la boca del alboroto noticiante; así, la sopa que iba a estropearse en la intimidad de la casa deviene proyecto promisorio, capaz de sacarle cierta sumita de billetes a alguna de estas bienales burguesas de la periferia. El arte puede ser más intrincado de lo que apenas solemos imaginar, y hasta más rentable.
En realidad enclavado en el centro del poema de D´Leon Masís aparece un designio “otro” el del trazo modernista (referido a un cuento de Alejo Carpentier) que sublima la lógica devoradora de la destrucción, pero que figura también un camino cerrado.
Otra versión del nacimiento de la escritura a partir de la destrucción aparece en el poema “Que tome vitamina D (de destrucción)” de María del Carmen Pérez. Este caso es más directamente apocalíptico y se ocupa de un futuro distópico en que la poesía vegetal terminará dominando a la poesía animal. Aquí la destrucción reconoce un ámbito mucho más doméstico, dejando claro que la destrucción comienza por casa, y por la propia subjetividad. El poema dice así:
El arcángel bajó
puso un lápiz en la siniestra de la poeta-niña
y ella, viéndose magníficamente poderosa
escribió:
Fuego
Azufre
Miedo
y ceniza sobre Managua.
Luego prendió fuego a su propia casa.
Y así, la poesía animal
quedó transfigurada en perras negras
y la poesía vegetal
comenzó a dominar la ciudad
con enredaderas eróticas, espinudas,
árboles y frutas salvajes
que nacían comúnmente
en el centro
de sus salas.
En este poema la pareja contradictoria de la destrucción, que acaba anulando o marginando cualquier expresividad “animal”, podría ser la “comodificación” (es decir, la transformación del espacio urbano en bienes de capital). Si se considera la paz social de tal espacio después de la destrucción se verá quizá la labor ideal de la globalización: jardines tropicales y periféricos en que se concilian la subjetividad y el paisaje. También aquí aparece, sin embargo, la huella discordante del pasado en las figuras marginales de “las perras negras” cuyo hábitat natural es mucho más destructor y destructivo.
Quisiera, para finalizar con mi recorrido descriptivo, pensar qué pasa con esas huellas y márgenes afectados por la destrucción (en sentido literal: la destrucción opera sobre los afectos) pero no anulados por la lógica apaciguadora. La pregunta, obviamente, por una radicalidad estética posible. Podrían considerarse desde ese ángulo los poemas de Marta Leonor González en que se desplaza la subjetividad autorizada (y autoritaria) típica del relato revolucionario. La experiencia de González parece ser doble. Por un lado, la vida familiar, el arraigo de lo común, y la destrucción de ese mundo. Por otro lado, una especie de subjetividad coral que trata de dar nuevo sentido a ese mundo fragmentado, permanentemente asediado por la violencia. La operación también podría describirse como una interrelación entre melancolía y lucidez: añoranza de lo común, lucidez de su esencial lógica violenta. Así, por ejemplo, en el poema “Cultivo familiar”:
Trago las púas que mi padre sembró,
mi hermano las cultiva.
Mamá esconde el cuaderno
donde la niña garabateó
la casa en llamas
destruida por las palabras.
Aquí es evidente una frontera de poder referida al género que la escritura confronta a través de la destrucción, y otra frontera fundamental referida a la edad y la operación de filiación. La escritura está llena de tanteos, de ocultamientos de manuscritos, de equívocos, de revelaciones provisionales cercadas por la disciplina y la violencia simbólica. El poema continúa diciendo:
En este momento
Veo las páginas tachadas
Los poemas que mamá escribió
Con vergüenza
Y el sueño de armar una ventana
Inventar un color
“amarillo no es azul” me dice
Y vuelvo a la paleta
Donde ella confunde el rosa
Con el fucsia.
Pero papá tiene ese jardín de púas para él
Y noches largas de riego
Donde le acompaña la congoja
Y le descubre el color a las piedras.
La ley del padre parece fijar la subjetividad pero los borramientos y bocetos anteriores siguen operando inconscientemente. Son un espacio irrenunciable que obliga a replantearse la cuestión de la unicidad subjetiva y su relación con la escritura. La escritura es fronteriza porque asedia desde espacios menos autorizados, en cierto sentido más blandos, más ocasionales (son los manuscritos ocultos de la madre). En el poema “Ciudad Juarez: los muros hablan” se puede ver como la escritura ocasional y desautorizada del grafiti puede rearticular lo que antes llamé una subjetividad coral. Algunos fragmentos:
…..
¿Quién pronuncia tu nombre Esmeralda
llamado de piedra?
Verde es el musgo y tu canción.
¿Quién te nombra sino tu hija
emparentada con la muerte?
En los muros tu nombre,
en la calle tu sangre salpicada,
las manchas que los minutos borran.
….
La pareja conceptual que invoqué al principio, la de destrucción e inserción, opera aquí de forma testimonial, pero de un testimonio desapegado (quizá desentendido) de la síntesis nacional. Una escritura de las manchas, las huellas, la marca corporal, el testimonio de la desaparición, el boceto transitorio pero válido. González estaría explorando, pues, lo dejado por la destrucción en un sentido cercano a los textos y autores considerados antes, pero penetrando en los (con)textos de tales procesos de cambio que no suelen ser instantáneos o, tal vez, en que opera un Apocalipsis más extasiado.
Para finalizar, algunas conclusiones. Mi percepción general es que estos textos muestran una preocupación política, aunque obviamente no referida a un proyecto político. No los veo como textos abandonados a una idea literaria (y mucho menos mercantil) de lo literario. Son textos que reaccionan al avance de la globalización, que entienden la motivación y el afecto mediático, que teorizan la relación entre técnica y arte, que comprenden de manera radical la importancia de las escrituras otras y el valor testimonial de los trazas de las víctimas de la destrucción postmoderna. Muestran, pues, una continuidad con las tradiciones centroamericanas en lo que se refiere a la presencia de la identidad, y no como una entidad abstracta, sino, más bien, como una identidad pasional. La lección postvanguardista en cuanto al vínculo ético y estético es, por eso mismo, decisiva. La gran escapada del discurso nacional no implica, pues, para estos creadores una sumergida acrítica en la globalización, sino una problematización cuyos indicios creo que es preciso estudiar.
(Fragmento de ponencia presentada en la Universidad de Chile durante el Encuentro Internacional Poesía y Diversidades: perspectivas críticas en el marco del Bicentenario, 2 de septiembre de 2010.)
martes, septiembre 07, 2010
La juventud como objeto de deseo
No, no había, es un personaje ficcional.
Pero no tanto.
Aunque tengo ganas de echarle la culpa a Sócrates (yo, que no soy Aristófanes) por el afán sistematizado (gubernamental, pero hoy oenegizado y massmediatizado) de conducir, seducir, d o m i n a r a la juventud, me limitaré a señalar una fábula nacional: La muerte del hombre símbolo.
El hombre símbolo quiere retener aldeanamente a la juventud vendiéndoles la fábula del humanismo. Aunque él mismo sabe que su biblioteca de clásicos lo es sólo de fachada, y que amuebla en verdad una colección de literatura policial. (Sé qué diría Freud al respecto: se sublima en el crimen, la investigación y el detective, la disciplina militar somocista que, pensaba Coronel, debía embriagar a la juventud. Aquí Coronel es sólo un nombre contradictorio que contiene lo cotidiano y lo utópico.)
Aunque siente un corazón cosmopolita (y repite en veladas escolares aquello de "audaz, cosmopolita" ), el hombre símbolo quiere ver cómo será la aldea de jovenes Frankenteins con que sueña (y Mary no tiene la culpa de esto).
El hombre símbolo, es claro, se resiste a morir.
El hombre símbolo es el notable que habla del futuro, y de la universidad, y de las reglas, y de la incultura, y abundantemente (más de las veces que lo permitiría un abate loco) de la juventud.
Ahorcadle, please, cada vez que la mencione.