Ud. tuvo la suerte, me dijo ella, de que Lizandro hablara bien de Ud. cuando estaba vivo.
Luego Sergio dijo de Ud. que era una promesa.
Le dije que desde entonces se me llamaba con sorna la fatal promesa provinciana.
Agitó levemente la cucharita del café.
Lo llamé por eso, porque qué mejores recomendaciones.
Tengo-- continúo luego de probar el café-- mi mamotreto privado. Mis memorias.
Requieren una miradita así, distante pero entendida.
Ud. sabe que estamos rodeados de Memorias horrorosas. Exceptuando a Cardenal pero incluyendo su segundo tomo que me resultó indigesto--esta vez ocultó un breve eructo--, para no referirme a Violetas y Giocondas, estamos de verdad rodeados de Memorias Horrorosas.
Pasa con toda la memoria de este pais--dije.
Lo mío es especial--me interrumpió ella. Un caso local pero muy entretenido. Cerrado si se quiere pero con suficiente mundo.
De quién no fui amiga yo. Elenita Garro, tan bella. Eunice Odio, tan parasicológica. La tímida de la Blanca Varela. Ya por último, allí mismito en la Centroamérica, Bianca Jagger.
Mi memoria sería la única memoria con valor femenino y artistico de este país. Revolución cero. Cero fusilados. Cero entrenamientos de tiro en Cuba. Patria cero. Nada de maridos con apellidos sublimes. Sólo escenarios dramáticos y quietos.
Tu tarea sería ajustar esta memoria.
Por una parte evitar que me convierta en una especie de Luisa Cardoza con ese chorro del río que nunca para. Si te confieso la verdad, tiendo al ascetismo estilístico aunque me arrastre el drama de la vida. Ya me ves: viuda, empobrecida, sufriendo las dictaduras, ignorada...
Por otra parte extirpar toda ilusión del yo (de este tema hablé tanto con la Eunice en México, porque es un tema fascinante).
Las quiero titular Zoegrafía canicular.
Es que así incluyo mi nombre en el mero título. Además, Zoe significa Vida en griego. No sé si lo sabías.
Pienso en textos preciosos como los de la Victoria Ocampo.
En tres páginas yo pongo un pálpito de pájaro. Pero no es lo precioso lo que me preocupa sino lo preciso.
Quiero ser precisa con mi vida y esa sí que no es tarea fácil.
Limpiar de polvo la memoria (aunque parezca ironía).
Ajustar, como Duras, la letra al rostro desvastado.
Expliqué que la entendía perfectamente, y que me gustaría hojear aquella memoria muy lentamente, pero en casa.
Tengo que confesarte, me dijo, que no sos el primero al que le ofrezco esta tarea. Primero estuvo aquí Fulano (y mencionó a un poeta, crítico, ensayista y funcionario nacional muy conocido), pero me cobraba muy caro.
Además, imaginate lo florido de mis memorias en esas manos.
Vos en cambio te mirás mucho más estilizado. Quieto pero oliendo y tocando todo con los ojos.
Hablemos pues de precios--le dije.
Sonrió un poco ladeada, sin casi levantar la cabeza.
jueves, febrero 25, 2010
miércoles, febrero 17, 2010
Animita revolucionaria
En el Aeropuerto también hay un rincón revolucionario.
Se venden los documentales y las memorias de la revolución.
La música de Carlos Mejía no para todo el día. Nicaragua, nicaragüita.
A 20 dólares un documental sobre el 19.
--¿Es "La Ofensiva Final"?--pregunto.
Pero el muchacho no sabe que haya un documental mexicano sobre la ofensiva final. Sí sabe que este que cuesta 20 dólares (no se aceptan córdobas) lo hizo Fulano (y menciona un nombre junto a un Apellido Oligárquico).
Las memorias de la Gioconda con la portada de la mujer anónima que sostiene el AK-47 (para siempre decapitada).
También Adiós, Muchachos.
Y el libro gordo del ex-jefe del ejército.
Se venden los documentales y las memorias de la revolución.
La música de Carlos Mejía no para todo el día. Nicaragua, nicaragüita.
A 20 dólares un documental sobre el 19.
--¿Es "La Ofensiva Final"?--pregunto.
Pero el muchacho no sabe que haya un documental mexicano sobre la ofensiva final. Sí sabe que este que cuesta 20 dólares (no se aceptan córdobas) lo hizo Fulano (y menciona un nombre junto a un Apellido Oligárquico).
Las memorias de la Gioconda con la portada de la mujer anónima que sostiene el AK-47 (para siempre decapitada).
También Adiós, Muchachos.
Y el libro gordo del ex-jefe del ejército.
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lunes, febrero 15, 2010
Salí de Nicaragua
Hice el intento de echar los discos. Probé uno de los bolsos. Imposible, se rompía.
Hallé el ángulo interesante: yo era un coleccionista, como Benjamin. Podía iniciar un artículo diciendo: “Estoy ordenando mis discos. De verdad”
Cada disco una piel, un morado, una condición médica.
El disco de Rubén Blades que compré en Puerto Rico. El de Dylan que compré en Montreal.
Los de Van Morrison atrapados en el recuerdo junto a los pescados del Strip District.
Pero tenía que apurarme. Ya era la noche anterior al viaje. Malditas despedidas.
Ya casi que me hería el hielo de la madrugada que se colaba por la ventanilla del taxi.
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viernes, febrero 12, 2010
My Funny Valentine
My Funny Valentine en versión de Sarah Vaughan, probablemente muy cercana a su muerte, aunque espléndida.
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sábado, febrero 06, 2010
Erección nocturna
Trabajo toda la noche en el sueño montando esta estatua híbrido de Stalin y Juan Pablo II.
(Por mucho que lo repitan, la pareja conceptual de Stalin no es Hitler sino el Papa.
Y con respecto a Hitler su pareja debía ser sudamericana: corporización de Videla o Pinochet.)
Trato de convencerme de que más allá de su dureza es una estatua pertinente.
No la derribará el terciopelo.
Estoy, de hecho, dando una clase mediocre sobre esta (mi) erección nocturna.
Soy el profesor impenitente.
(Por mucho que lo repitan, la pareja conceptual de Stalin no es Hitler sino el Papa.
Y con respecto a Hitler su pareja debía ser sudamericana: corporización de Videla o Pinochet.)
Trato de convencerme de que más allá de su dureza es una estatua pertinente.
No la derribará el terciopelo.
Estoy, de hecho, dando una clase mediocre sobre esta (mi) erección nocturna.
Soy el profesor impenitente.
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martes, febrero 02, 2010
Down By Law /Coronel
Down By Law (Jim Jarmush)
Cargado por 1001nights. - Mira más videos de TV y películas.
Así debió haber visto al río y la ciudad. Ojos de Robby Müller.
Pero claro casto sordo (sordo para la music). Abstemio de Tom Waits, John Lurie.
Pero repitiendo con acento extranjero ráfagas de Withman, Robert Frost como Benigni en la película.
(Ahí donde el acento es el Calibán que se traga la lengua. Ahí en donde el río es el de The Dry Salvages:
I do not know much about gods; but I think that the river
Is a strong brown god—sullen, untamed and intractable,)
Lo agitado es el entrecruce (Coronel iba para NY cuando pasó por aquí: demasiado patricio sin embargo como para afinar el oído, y en filogénesis produciendo discípulos patricios cada vez menos interesantes)
De todas formas la repetición el inicio el filo del Huckleberry Finn; su impulso libertario descartado por Coronel y asumido por Jarmush.
Una intermitencia improbable (pero existente) y política.
P.S. El video de la primera parte fue quitado de youtube (infracciones, etc.) así que lo sustituí por el "trailer original" via dailymotion.
lunes, diciembre 28, 2009
Fin de año en nic.
Terror de los diarios nacionales.
Uno de ellos escoge a "los personajes de la década". Gana Wojtyla. Disimulan el deseo de incluir a Goriletti.
El terror reincide.
Nowhere to hide, Martha.
Uno de ellos escoge a "los personajes de la década". Gana Wojtyla. Disimulan el deseo de incluir a Goriletti.
El terror reincide.
Nowhere to hide, Martha.
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jueves, diciembre 17, 2009
Micropolítica
No te he hablado de los cantantes de micro, y paso ahora a hacerlo, antes que cante el gallo.
Venía del hospital Salvador de traer mi radiografía y había uno que era virtuoso en Leo Dan. La voz no era especial, era más bien blanda y demasiado aguda. El pulso de la guitarra era decente no más. Pero con la salvedad que era un instrumento pobre, chillante. Así que eso podía sin duda ser mejorado.
Su verdadero talento era la propiedad con que se pegaba a las notas y los giros: la medida en general. Puntos que yo jamás alcanzaría: asimilación y oído. Pasó de Cómo te extraño mi amor por qué será, a Mary es mi amor, sólo con ella vivo la felicidad, y terminó—antes que yo me bajara del bus—con Si no puedo ser el dueño yo, nunca podrás olvidarme.
Los sábados hay más cantantes folklóricos. Jóvenes que están más seguros de la política de la canción, que llevan de paseo a Víctor Jara, el desenterrado. Yo que tiemblo cada vez que paso cerca del Estadio, y me vuelvo animal político cuando lo escucho, no puedo menos que reaccionar. Pero, claro, hay de pronto las mujeres maduras que cantan timbradamente, sin instrumento, canciones que llevan siempre flores en alguna parte. Aspiraré en el aire aquel olor a rosas. Cuando tú te hayas ido, amor, me envolverán las sombras.
Un día de estos era un fanático de José Luis Perales que marcaba muy mal la guitarra. No era virtuoso más que en su memoria de cada verso. Recordá que bajo ninguna circunstancia podés apartar la necesidad de estos casos. Poné la libertad en el lugar que querrás pero aquí la necesidad es el eje: inconsciente político o como querrás llamarlo.
Cantó Cómo es él, en qué lugar se enamoró de ti, y yo hacía de aguafiestas mental recordando la parodia que hacía un compañero del Servicio Militar: y cómo es el? señal obscena indicando el tamaño superlativo del miembro viril del amante por el que la mujer había dejado a Perales. A qué dedica el tiempo libre? respuesta entusiasmada: a practicar el verbo ese tan obsceno here, there and everywhere. Después el hombre entró en los vericuetos humanistas del español: las cosas líricas que lo hacían cantar: los ríos, los hombres, la soledad.
Me acordé de unos niños que cantaban en la parada frente a la UCA, un niño de vocecita a lo Pedrito Fernández que cuando entonaba La hija de nadie, disimulaba al decir Yo también soy la hija de nadie. Claro, él era el hijo de nadie. Pero cómo hacer la cesura para introducir la política?
No creo que tampoco el público notara aquella tensión. Los públicos, en estos casos, somos algo ajeno e indiferente.
Venía del hospital Salvador de traer mi radiografía y había uno que era virtuoso en Leo Dan. La voz no era especial, era más bien blanda y demasiado aguda. El pulso de la guitarra era decente no más. Pero con la salvedad que era un instrumento pobre, chillante. Así que eso podía sin duda ser mejorado.
Su verdadero talento era la propiedad con que se pegaba a las notas y los giros: la medida en general. Puntos que yo jamás alcanzaría: asimilación y oído. Pasó de Cómo te extraño mi amor por qué será, a Mary es mi amor, sólo con ella vivo la felicidad, y terminó—antes que yo me bajara del bus—con Si no puedo ser el dueño yo, nunca podrás olvidarme.
Los sábados hay más cantantes folklóricos. Jóvenes que están más seguros de la política de la canción, que llevan de paseo a Víctor Jara, el desenterrado. Yo que tiemblo cada vez que paso cerca del Estadio, y me vuelvo animal político cuando lo escucho, no puedo menos que reaccionar. Pero, claro, hay de pronto las mujeres maduras que cantan timbradamente, sin instrumento, canciones que llevan siempre flores en alguna parte. Aspiraré en el aire aquel olor a rosas. Cuando tú te hayas ido, amor, me envolverán las sombras.
Un día de estos era un fanático de José Luis Perales que marcaba muy mal la guitarra. No era virtuoso más que en su memoria de cada verso. Recordá que bajo ninguna circunstancia podés apartar la necesidad de estos casos. Poné la libertad en el lugar que querrás pero aquí la necesidad es el eje: inconsciente político o como querrás llamarlo.
Cantó Cómo es él, en qué lugar se enamoró de ti, y yo hacía de aguafiestas mental recordando la parodia que hacía un compañero del Servicio Militar: y cómo es el? señal obscena indicando el tamaño superlativo del miembro viril del amante por el que la mujer había dejado a Perales. A qué dedica el tiempo libre? respuesta entusiasmada: a practicar el verbo ese tan obsceno here, there and everywhere. Después el hombre entró en los vericuetos humanistas del español: las cosas líricas que lo hacían cantar: los ríos, los hombres, la soledad.
Me acordé de unos niños que cantaban en la parada frente a la UCA, un niño de vocecita a lo Pedrito Fernández que cuando entonaba La hija de nadie, disimulaba al decir Yo también soy la hija de nadie. Claro, él era el hijo de nadie. Pero cómo hacer la cesura para introducir la política?
No creo que tampoco el público notara aquella tensión. Los públicos, en estos casos, somos algo ajeno e indiferente.
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martes, diciembre 15, 2009
Isolation
Escuchando el mejor disco de los Beatles: Plastic Ono Band
Escribo varios mensajes a María con el encabezado Isolation
Estoy en el giro heterogéneo interno Aladdin Sane beyond
Camino Irarrázaval abajo valorando cosas que diré
En la siesta de la tarde sueño que alguien pasa su mano por mi cara
Es el sueño ejemplar, me pregunto, o un vacío que corre por la tarde quieta
Pero no salgo del sueño ni de la pregunta porque el sueño me acerca
A un cuerpo que no veo en total pero que identifico
Del plano tan cerrado en donde alcanza lo diminuto—un trazo de tela con piel en el envés—
Sale un espejo mencionado (es que he estado escuchando también I´ll be your mirror)
Sale una sonrisa que reconozco, una calma que ha llegado viajando
Salgo a la tarde, ordeno de nuevo la música, adivino que tras de la Cordillera hay otra
Cordillera más lejana. Y con las ganas de hacer café camino otra vez hacia abajo
Hasta pisar la tierra dejando los pasos que van adelante atrás olvidados.
Escribo varios mensajes a María con el encabezado Isolation
Estoy en el giro heterogéneo interno Aladdin Sane beyond
Camino Irarrázaval abajo valorando cosas que diré
En la siesta de la tarde sueño que alguien pasa su mano por mi cara
Es el sueño ejemplar, me pregunto, o un vacío que corre por la tarde quieta
Pero no salgo del sueño ni de la pregunta porque el sueño me acerca
A un cuerpo que no veo en total pero que identifico
Del plano tan cerrado en donde alcanza lo diminuto—un trazo de tela con piel en el envés—
Sale un espejo mencionado (es que he estado escuchando también I´ll be your mirror)
Sale una sonrisa que reconozco, una calma que ha llegado viajando
Salgo a la tarde, ordeno de nuevo la música, adivino que tras de la Cordillera hay otra
Cordillera más lejana. Y con las ganas de hacer café camino otra vez hacia abajo
Hasta pisar la tierra dejando los pasos que van adelante atrás olvidados.
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domingo, diciembre 13, 2009
De la críptica inconstante
Leo la, a mi parecer, fallida (fallecida, diría él) novela de Guillermo Cabrera Infante La ninfa inconstante.
Mi escepticismo es casi vargallosiano: no hay una estructura realmente trabajada del texto, hay poca profundidad en los personajes, gana la vagancia por la ya consabida estructura de la ciudad (de La Habana) y por el entretenimiento verbal hasta llegar, lo dice el honesto narrador, a la chacota.
Lo curioso y a la vez dudoso es pues que mi reclamo se haga con respecto a lo convincente de la representación: desde cuándo un yo realista?. Además, que se joda Vargas Llosa, ese pesado reaccionario, y que se joda su estética muerta.
La novela del Infame es de/forme o in/forme pero tiene cualidades:
1. Contra cualquier expectativa, no es nostálgica.
2. De forma desesperada lucha por mantener la estructura pre 59 de La Habana: al punto de poder verse como un honesto artificio modernista: éticamente sólida, en otras palabras.
3. La ninfa es a la vez un escarceo erótico y una interrogación de la memoria: su función alegórica necesariamente destartala al autor-como-dios: la ninfa baila entre la memoria y la reproducción chocarrera de significantes y significados.
4. La deformidad de la novela es virtualmente necesaria: si no, no sería.
5. Es un artefacto que inopinadamente se puede volver en contra de la posición ideológica del autor: sí, señores imperialistas, construir el socialismo (o esta novela) es una tarea difícil.
Mi escepticismo es casi vargallosiano: no hay una estructura realmente trabajada del texto, hay poca profundidad en los personajes, gana la vagancia por la ya consabida estructura de la ciudad (de La Habana) y por el entretenimiento verbal hasta llegar, lo dice el honesto narrador, a la chacota.
Lo curioso y a la vez dudoso es pues que mi reclamo se haga con respecto a lo convincente de la representación: desde cuándo un yo realista?. Además, que se joda Vargas Llosa, ese pesado reaccionario, y que se joda su estética muerta.
La novela del Infame es de/forme o in/forme pero tiene cualidades:
1. Contra cualquier expectativa, no es nostálgica.
2. De forma desesperada lucha por mantener la estructura pre 59 de La Habana: al punto de poder verse como un honesto artificio modernista: éticamente sólida, en otras palabras.
3. La ninfa es a la vez un escarceo erótico y una interrogación de la memoria: su función alegórica necesariamente destartala al autor-como-dios: la ninfa baila entre la memoria y la reproducción chocarrera de significantes y significados.
4. La deformidad de la novela es virtualmente necesaria: si no, no sería.
5. Es un artefacto que inopinadamente se puede volver en contra de la posición ideológica del autor: sí, señores imperialistas, construir el socialismo (o esta novela) es una tarea difícil.
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Una muchacha llamada Milagros
Vos sos como una puertecita "mental" para combatir al Estado en un continente en que millones de seres luchan todos los días contra el Mercado.
Está bien que por esa puertecita mental entren las ilusiones de la clase media, juvenil, informada, esperanzada de por fin encontrar un nicho en este jodido mercado global.
Nada como los compromisos odorizados y blancos (y secretamente ambiciosos).
Los orilleros de San Salvador, Lima o Rio, orilleros y blogueros, y algunos que escriben de verdad (porque la verdad sea dicha: vos no escribís nada ni interrumpirá nunca tu labor política un mero asomo de estética) seguiran intermitentemente desapareciendo en el sublime global.
Pero esa desaparición sólo testimonia que vos sos todo lo contrario a un paradigma de verdad.
Reconozco que dada la índole patética de tus escritos hay un sentimiento natural de deseo de ayuda en tus lectores. Sos la ONG particularizada, vuelta ente o mónada o sujeto.
Sos tan posmo en esa insistencia en que tu pequeña historia es más importante que cualquier otra. No necesariamente una teórica posmo sino una especie de parásito inconsciente del posmo (porque reconozcamos de una vez que tu vuelo teórico tampoco es muy alto que digamos).
Tu pequeña historia es la más importante del mundo. Si eso no es metafísica de la presencia no sé que será.
Lo que no sabíamos es que el Mercado cucharea metafísica de la presencia todos los días. Y Derrida se da vueltas en la tumba.
Como Hija Huérfana del Mercado que lucha contra el Estado despiertas siempre ansias de Orestes en los lectores que también se sienten huérfanos de ese puto mercado global: todos esperan la hora de la Epifanía en que te dirán a ti, oscura y vulgar Ifigenia: vive por fin hermana en ese nivel de clase media que merecías.
Esa narrativa me recuerda la de la telenovela escrita por la honestísima Delia Fiallos titulada Una Muchacha llamada Milagros, que vi desde otro barrio orillero en 1974.
Está bien que por esa puertecita mental entren las ilusiones de la clase media, juvenil, informada, esperanzada de por fin encontrar un nicho en este jodido mercado global.
Nada como los compromisos odorizados y blancos (y secretamente ambiciosos).
Los orilleros de San Salvador, Lima o Rio, orilleros y blogueros, y algunos que escriben de verdad (porque la verdad sea dicha: vos no escribís nada ni interrumpirá nunca tu labor política un mero asomo de estética) seguiran intermitentemente desapareciendo en el sublime global.
Pero esa desaparición sólo testimonia que vos sos todo lo contrario a un paradigma de verdad.
Reconozco que dada la índole patética de tus escritos hay un sentimiento natural de deseo de ayuda en tus lectores. Sos la ONG particularizada, vuelta ente o mónada o sujeto.
Sos tan posmo en esa insistencia en que tu pequeña historia es más importante que cualquier otra. No necesariamente una teórica posmo sino una especie de parásito inconsciente del posmo (porque reconozcamos de una vez que tu vuelo teórico tampoco es muy alto que digamos).
Tu pequeña historia es la más importante del mundo. Si eso no es metafísica de la presencia no sé que será.
Lo que no sabíamos es que el Mercado cucharea metafísica de la presencia todos los días. Y Derrida se da vueltas en la tumba.
Como Hija Huérfana del Mercado que lucha contra el Estado despiertas siempre ansias de Orestes en los lectores que también se sienten huérfanos de ese puto mercado global: todos esperan la hora de la Epifanía en que te dirán a ti, oscura y vulgar Ifigenia: vive por fin hermana en ese nivel de clase media que merecías.
Esa narrativa me recuerda la de la telenovela escrita por la honestísima Delia Fiallos titulada Una Muchacha llamada Milagros, que vi desde otro barrio orillero en 1974.
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viernes, diciembre 11, 2009
Fiestas del mañana
Quiero otro disco inexplorado, corte grueso sobre la lámina de un mar de zinc
Que hiera fríamente la nostalgia que haga imposible abrir la ventanilla
De la historia que la historia quede sin escape
Malsana heterogénea perra en celo la historia
Imposible meterle el dedo en las fauces porque te destroza
Nostalgia cero el programa gubernamental mejor llevado
El espejo del arte derritiendo a la sonsa y menstrual egotomanía posmo
Poner a salvo de la pureza la pregunta por las modas que usará la muchacha pobre
Durante las largas fiestas del mañana
(Fragmentos de Pavel Carías)
Que hiera fríamente la nostalgia que haga imposible abrir la ventanilla
De la historia que la historia quede sin escape
Malsana heterogénea perra en celo la historia
Imposible meterle el dedo en las fauces porque te destroza
Nostalgia cero el programa gubernamental mejor llevado
El espejo del arte derritiendo a la sonsa y menstrual egotomanía posmo
Poner a salvo de la pureza la pregunta por las modas que usará la muchacha pobre
Durante las largas fiestas del mañana
(Fragmentos de Pavel Carías)
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miércoles, diciembre 09, 2009
Vivía
Vivía en una casa administrada por una mujer quiromántica que tenía un defecto extraño en el pie izquierdo. Los oficios de la mujer eran más bien decepcionantes: curas a distancia, lectura de sueños, sanación del aura de mascotas.
En la casa vivían cerca de ocho inquilinos. Estudiantes jóvenes y una mujer solterona, alta, y asomada siempre a las persianas, y dando largos paseos por la ciudad casi siempre fría en aquella primavera.
Los domingos se oía alguna música, tal vez algunos de los trozos más vulgares de Pink Floyd, y todos los inquilinos despertaban tarde. En las noches, cualquier día, alguien tocaba una guitarra. Canciones de Freddy Mercury, esa cosita loca que es el amor. Algo decaía en la mano izquierda, torpe, del guitarrista.
En las tardes, si había algo de sol, la mujer alta se sentaba en el patio, y a veces llegaba la adivina, y hablaban del pensamiento positivo y cómo las enfermedades estaban conectadas al pensamiento negativo. Se contaban algo de sus muertos: las madres en especial. Y de las tareas que un gurú del barrio, que daba cursos de yoga, o de pensamiento zen, le habían dejado a la practicante. Por ejemplo, buscar pasajes del Evangelio en que Jesús no estuviera solo sino actuando con grupos. Y luego dos o tres historias de cualquier otra religión. Podía ser hindú, o maya. “Incluso mapuche”, decía la mujer. Pero historias en que el profeta estuviera en medio de un grupo.
Tenía el arte de la jardinería. La criada negra regaba con la manguera aquellas flores que eran la verdadera obra de arte de la mujer impedida. Se sabía los nombres y sus taxonomías, casi de una forma impresionista: era una especie de Monet imaginaria maniatada por el New Age.
Allí tuvo su primer sueño vagamente erótico: la mujer alta mordía suavemente sus testículos. La sensación se disolvía en otras muchas imágenes.
Tuvo después que pasar un día en un hotel de un barrio de clase media alta. La casa de inquilinos quedó atrás, y la primavera se había instalado por fin. Para distraerse en la tarde paseó viendo las tiendas, hasta que entró en una librería de esoterismo. Los filósofos hindúes del espiritismo, la adivinanza y el buen vivir (el vivir seguro, el vivir libre, el vivir tranquilo) estaban ahí, y el administrador de la librería conversaba casi en voz baja con otro hombre y una mujer. El tema eran los cánceres y las curas milagrosas.
Cenó en McDonalds. El pollo grill. “Desea agrandar”, dijo la muchacha. “No”, dijo él. La muchacha tenía unos ojos negros muy profundos que sabía enfatizar de manera casi virtuosa con rímel en los párpados. Era pálida, angulosa y alta.
Volvió al hotel que estaba casi vacío. El hombre de turno le explicó que la puerta de la escalera quedaba con llave por la noche, pero que se abría por dentro, en caso de que, dios no quiera, pase algo.
Su cuarto estaba en el cuarto piso. Al otro lado había alguien que tosía. Sobrevendría el insomnio de cualquier noche de hotel. En la TV pasaban una larga entrevista con José Emilio Pacheco en ocasión del premio Cervantes. Hablaba de los ríos del DF que habían sido cegados por el asfalto. Él recordó Providence, RI, y aquel río visto recién en junio que, al contrario, estaban reabriendo. Aguas subterráneas, naturalmente subterráneas que nunca ven el sol y que Vicente Aleixandre había puesto en un poema. Un poema que leyó hace veinte cinco años en Matagalpa. Esas aguas nunca dejaban de pasar y se las encontraba ahora en esta ciudad. Esas aguas que nunca dejaban de pasar.
Estuvo despierto mucho tiempo después de haber apagado la TV y la luz. El olor de cenizas de cigarro lo atosigaba. Llevó el cenicero al baño y cerró la puerta. Se asomó por la ventana, un gato caminaba por una tapia. Volvió a la cama. Toda esa gente rotando en torno a la librería, y trozos de conversación, y mujeres estilizadas, disciplinadas en gimnasios de aquel barrio, y las historias del jardín y las aguas subterráneas lo mantuvieron despierto hasta muy tarde.
En la casa vivían cerca de ocho inquilinos. Estudiantes jóvenes y una mujer solterona, alta, y asomada siempre a las persianas, y dando largos paseos por la ciudad casi siempre fría en aquella primavera.
Los domingos se oía alguna música, tal vez algunos de los trozos más vulgares de Pink Floyd, y todos los inquilinos despertaban tarde. En las noches, cualquier día, alguien tocaba una guitarra. Canciones de Freddy Mercury, esa cosita loca que es el amor. Algo decaía en la mano izquierda, torpe, del guitarrista.
En las tardes, si había algo de sol, la mujer alta se sentaba en el patio, y a veces llegaba la adivina, y hablaban del pensamiento positivo y cómo las enfermedades estaban conectadas al pensamiento negativo. Se contaban algo de sus muertos: las madres en especial. Y de las tareas que un gurú del barrio, que daba cursos de yoga, o de pensamiento zen, le habían dejado a la practicante. Por ejemplo, buscar pasajes del Evangelio en que Jesús no estuviera solo sino actuando con grupos. Y luego dos o tres historias de cualquier otra religión. Podía ser hindú, o maya. “Incluso mapuche”, decía la mujer. Pero historias en que el profeta estuviera en medio de un grupo.
Tenía el arte de la jardinería. La criada negra regaba con la manguera aquellas flores que eran la verdadera obra de arte de la mujer impedida. Se sabía los nombres y sus taxonomías, casi de una forma impresionista: era una especie de Monet imaginaria maniatada por el New Age.
Allí tuvo su primer sueño vagamente erótico: la mujer alta mordía suavemente sus testículos. La sensación se disolvía en otras muchas imágenes.
Tuvo después que pasar un día en un hotel de un barrio de clase media alta. La casa de inquilinos quedó atrás, y la primavera se había instalado por fin. Para distraerse en la tarde paseó viendo las tiendas, hasta que entró en una librería de esoterismo. Los filósofos hindúes del espiritismo, la adivinanza y el buen vivir (el vivir seguro, el vivir libre, el vivir tranquilo) estaban ahí, y el administrador de la librería conversaba casi en voz baja con otro hombre y una mujer. El tema eran los cánceres y las curas milagrosas.
Cenó en McDonalds. El pollo grill. “Desea agrandar”, dijo la muchacha. “No”, dijo él. La muchacha tenía unos ojos negros muy profundos que sabía enfatizar de manera casi virtuosa con rímel en los párpados. Era pálida, angulosa y alta.
Volvió al hotel que estaba casi vacío. El hombre de turno le explicó que la puerta de la escalera quedaba con llave por la noche, pero que se abría por dentro, en caso de que, dios no quiera, pase algo.
Su cuarto estaba en el cuarto piso. Al otro lado había alguien que tosía. Sobrevendría el insomnio de cualquier noche de hotel. En la TV pasaban una larga entrevista con José Emilio Pacheco en ocasión del premio Cervantes. Hablaba de los ríos del DF que habían sido cegados por el asfalto. Él recordó Providence, RI, y aquel río visto recién en junio que, al contrario, estaban reabriendo. Aguas subterráneas, naturalmente subterráneas que nunca ven el sol y que Vicente Aleixandre había puesto en un poema. Un poema que leyó hace veinte cinco años en Matagalpa. Esas aguas nunca dejaban de pasar y se las encontraba ahora en esta ciudad. Esas aguas que nunca dejaban de pasar.
Estuvo despierto mucho tiempo después de haber apagado la TV y la luz. El olor de cenizas de cigarro lo atosigaba. Llevó el cenicero al baño y cerró la puerta. Se asomó por la ventana, un gato caminaba por una tapia. Volvió a la cama. Toda esa gente rotando en torno a la librería, y trozos de conversación, y mujeres estilizadas, disciplinadas en gimnasios de aquel barrio, y las historias del jardín y las aguas subterráneas lo mantuvieron despierto hasta muy tarde.
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La cortina
En los aniversarios históricos globales la historia de Centroamérica (esa región "menor") pierde todo espesor.
Sucede, por supuesto, con la reciente conmemoración de la caída del Muro. La revista conservadora Letras Libres ha publicado un artículo del periodista francés Bertrand de la Grange Centroamérica: el otro muro que encarna canonicamente el proceso por el cual los acontecimientos centroamericanos son convertidos en extravagancias tropicales que ocurren fuera del tiempo histórico europeo.
No es extraño tampoco que el artículo sea recibido con entusiasmo caluroso (que yo no vacilaría en llamar colonial) por los medios locales. Sólo para hablar de medios nicaragüenses (pues seguramente ha entusiasmado también en El Salvador y Guatemala), hay una reseña en La Prensa; el artículo completo es reproducido en La Trichera, y recomendado por La Brújula.
Como ya dije en mi primera reacción vía twitter: el exorcismo de Colón signa este tipo de intervenciones en la historia local. Como creen los honestos editores de la revista "en aquellas jornadas" Centroamérica, "demostró una vez más estar a destiempo con la historia", lo que implica, obviamente, que el hombre del tiempo histórico verdadero en este relato no es otro que el periodista que nos relata ese otro trozo de historia "atrasada" centroamericana.
No es chovinismo, por supuesto, porque bastaría leerse, por ejemplo, el último capítulo de El pensamiento salvaje del recién fallecido Levi-Strauss para darse cuenta que esa historia uniforme y grandilocuente hace tiempo que ha sido cuestionada.
Otra cosa sería afirmar que con el boom mediático se pueda reactualizar ese tipo de historia eurocéntrica, algo que tampoco es nuevo porque desde los 1980s (tal ha mostrado Neil Larsen) Hollywood (y añadamos ahora los medios y esas mediaciones prestigiosas que son los periodistas) ha tratado a Centroamérica como subcontinente sin historia.
En ese estereotipo incurrieron intelectuales del tamaño de Octavio Paz, como he discutido en mi contrapunteado artículo Ironías materiales.
Sin restar importancia histórica a la caída del Muro, en el contexto centroamericano fueron decisivos eventos como el asesinato de los jesuitas en El Salvador o la invasión de Panamá. Y fundamentalmente las luchas de liberación nacional.
Al afiliar polarizadamente a estos pueblos a la historia ("europea") del Muro (eje de lo aceptable y responsable y lógico) lo que se hace es apartarlos también de una relación (de hecho negar cualquier relación) con los derechos humanos y con la memoria: con las narrativas propias. Expropiarles de hecho las identidades.
¿Qué sucede, qué ha sucedido, por ejemplo, en Honduras en los últimos meses? ¿Otra lucha tribal por fuera del tiempo histórico europeo o una batalla por los derechos humanos y la memoria?
Recuerdan Uds. "la cortina de mierda" que EMS contrapuso al Muro. Esos eurocéntricos la agitan y la embarran cada vez que les conviene.
Sucede, por supuesto, con la reciente conmemoración de la caída del Muro. La revista conservadora Letras Libres ha publicado un artículo del periodista francés Bertrand de la Grange Centroamérica: el otro muro que encarna canonicamente el proceso por el cual los acontecimientos centroamericanos son convertidos en extravagancias tropicales que ocurren fuera del tiempo histórico europeo.
No es extraño tampoco que el artículo sea recibido con entusiasmo caluroso (que yo no vacilaría en llamar colonial) por los medios locales. Sólo para hablar de medios nicaragüenses (pues seguramente ha entusiasmado también en El Salvador y Guatemala), hay una reseña en La Prensa; el artículo completo es reproducido en La Trichera, y recomendado por La Brújula.
Como ya dije en mi primera reacción vía twitter: el exorcismo de Colón signa este tipo de intervenciones en la historia local. Como creen los honestos editores de la revista "en aquellas jornadas" Centroamérica, "demostró una vez más estar a destiempo con la historia", lo que implica, obviamente, que el hombre del tiempo histórico verdadero en este relato no es otro que el periodista que nos relata ese otro trozo de historia "atrasada" centroamericana.
No es chovinismo, por supuesto, porque bastaría leerse, por ejemplo, el último capítulo de El pensamiento salvaje del recién fallecido Levi-Strauss para darse cuenta que esa historia uniforme y grandilocuente hace tiempo que ha sido cuestionada.
Otra cosa sería afirmar que con el boom mediático se pueda reactualizar ese tipo de historia eurocéntrica, algo que tampoco es nuevo porque desde los 1980s (tal ha mostrado Neil Larsen) Hollywood (y añadamos ahora los medios y esas mediaciones prestigiosas que son los periodistas) ha tratado a Centroamérica como subcontinente sin historia.
En ese estereotipo incurrieron intelectuales del tamaño de Octavio Paz, como he discutido en mi contrapunteado artículo Ironías materiales.
Sin restar importancia histórica a la caída del Muro, en el contexto centroamericano fueron decisivos eventos como el asesinato de los jesuitas en El Salvador o la invasión de Panamá. Y fundamentalmente las luchas de liberación nacional.
Al afiliar polarizadamente a estos pueblos a la historia ("europea") del Muro (eje de lo aceptable y responsable y lógico) lo que se hace es apartarlos también de una relación (de hecho negar cualquier relación) con los derechos humanos y con la memoria: con las narrativas propias. Expropiarles de hecho las identidades.
¿Qué sucede, qué ha sucedido, por ejemplo, en Honduras en los últimos meses? ¿Otra lucha tribal por fuera del tiempo histórico europeo o una batalla por los derechos humanos y la memoria?
Recuerdan Uds. "la cortina de mierda" que EMS contrapuso al Muro. Esos eurocéntricos la agitan y la embarran cada vez que les conviene.
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martes, diciembre 08, 2009
Bricoleur
No será Ud. el vecino que tararea a Madonna por horas y horas, devenires y aconteceres, "años, centurias, eras"?
Es Ud. el que va del baño a la ventana pero siempre pensando en la cama, la cama que traquetea bajo el impulso deldeseo Deseo?
Ud. espera ciertamente la hora en que el profesor pronuncie: "pero, claro, tú eres como yo: el Bricoleur" o es más simplemente otra virgen prudente de esas que a montoneras produce la cultura nicaragüense?
Porque si se fija bien no hay otro complejo más íntimo y ardoroso en la llamada poesía nicaragüense que confrontar la virginidad y en eso no hay tanta diferencia frente a la cultura pop: Diana no puede apurar el amor.
Y qué le ha parecido al fin esa última colección? mejor que la Inmaculada?
Es Ud. el que va del baño a la ventana pero siempre pensando en la cama, la cama que traquetea bajo el impulso del
Ud. espera ciertamente la hora en que el profesor pronuncie: "pero, claro, tú eres como yo: el Bricoleur" o es más simplemente otra virgen prudente de esas que a montoneras produce la cultura nicaragüense?
Porque si se fija bien no hay otro complejo más íntimo y ardoroso en la llamada poesía nicaragüense que confrontar la virginidad y en eso no hay tanta diferencia frente a la cultura pop: Diana no puede apurar el amor.
Y qué le ha parecido al fin esa última colección? mejor que la Inmaculada?
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lunes, noviembre 23, 2009
Inmunidad
Estoy completo ante tu inmunidad.
Mentira en este caso no es posible estar completo estoy sesgado inclinado desconstruido destruido ante tu inmunidad.
Me fijo en los cantantes de micro: hoy un ciego que canta unas coplas estereotipadas auxiliado por una chica su lazarilla y tamborilera del conjunto además de segunda voz.
Me fijo en las advertencias que hace al público, el significado que tiene la repetición del vocativo chiquillo. Esa sabiduría paternal que se toma del aire o de ninguna parte.
Fue él quien tuvo que estar por varias horas en la comisaría. Te advierto, chiquillo, del mal del mundo, del ladrón invisible. Pasan el ciego y su olor recogiendo las monedas, y se bajan antes de que el bus entre a Vicuña Mackenna.
"¿Sabés qué fue el muro de Berlín?", me dice el Septembrini interno que todos llevamos dentro.
"Un gran Monumento a la Inmunidad".
"¿Sabes qué fue la guerra de la contra, el bloqueo a Cuba, la visa para un sueño?"
"Son ese punto en que las preguntas comienzan a implicar respuestas: pura inmunidad."
Estoy completo frente a tu inmunidad: audífonos, condones, pin numbers.
Me resisto a contagiarme: acabo en el orden imaginario.
(Para el concepto de inmunidad: Roberto Esposito. Comunidad, inmunidad y biopolítica.)
Mentira en este caso no es posible estar completo estoy sesgado inclinado desconstruido destruido ante tu inmunidad.
Me fijo en los cantantes de micro: hoy un ciego que canta unas coplas estereotipadas auxiliado por una chica su lazarilla y tamborilera del conjunto además de segunda voz.
Me fijo en las advertencias que hace al público, el significado que tiene la repetición del vocativo chiquillo. Esa sabiduría paternal que se toma del aire o de ninguna parte.
Fue él quien tuvo que estar por varias horas en la comisaría. Te advierto, chiquillo, del mal del mundo, del ladrón invisible. Pasan el ciego y su olor recogiendo las monedas, y se bajan antes de que el bus entre a Vicuña Mackenna.
"¿Sabés qué fue el muro de Berlín?", me dice el Septembrini interno que todos llevamos dentro.
"Un gran Monumento a la Inmunidad".
"¿Sabes qué fue la guerra de la contra, el bloqueo a Cuba, la visa para un sueño?"
"Son ese punto en que las preguntas comienzan a implicar respuestas: pura inmunidad."
Estoy completo frente a tu inmunidad: audífonos, condones, pin numbers.
Me resisto a contagiarme: acabo en el orden imaginario.
(Para el concepto de inmunidad: Roberto Esposito. Comunidad, inmunidad y biopolítica.)
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jueves, noviembre 19, 2009
De los intelectuales con madre
Curiosamente, hay quienes idealizan los 1990s, en especial el gobierno de Violeta Chamorro, como modelo de organización ideal y, a estas alturas, deseable. Para eso se sentimentaliza y, sobre todo, se ideologiza. Se asume un ideal socialdemócrata en aquel gobierno, una concertación social exitosa, una transparencia informativa histórica, y una identificación familiar entre la gobernante y sus gobernados (Violeta, para estupefacción de muchos, entre ellos yo, sería una "madre" deseada y añorada). Digo ideologización en un sentido casi mecánico o engeliano: una inversión de la realidad en la mente del que tiene esa percepción.
Me atrevo a proponer mi propia ideologización: ninguna de esas supuestas victorias políticas de Chamorro penetraron en el cuerpo social: lo que se lee ahora y teleológicamente por arriba no es lo que se vivió por abajo. Neoliberalismo crudo, desestructuración social, fragmentación, consolidación de un modelo informativo de mercado: en general, la paradójica presencia de una "madre" que confirma el apotegma de Juan Rulfo: el gobierno no tiene madre. Quiero ideologizar pero quizá no idealizar: se juntaron con Chamorro las principales fuerzas políticas del país, incluido el sandinismo (porque desde que nació el sandinismo no es un ética sino un pensamiento estatal).
Pero como la historia es irónica, no sería extraño que se consolidara en el futuro una idealización ideológica de Chamorro como "madre". Pongo aquí una bibliografía de urgencia que puede llevar más o menos exitosamente a consolidar esa bárbara teleología.
Gioconda Belli "Una mujer otra vez"
Andrés Pérez Baltodano "El silencio de Chávez"
Tomás Eloy Martínez "Sombras de la revolución en Nicaragua"
Lastimosamente, estos árbitros de la ideología son también intelectuales.
Me atrevo a proponer mi propia ideologización: ninguna de esas supuestas victorias políticas de Chamorro penetraron en el cuerpo social: lo que se lee ahora y teleológicamente por arriba no es lo que se vivió por abajo. Neoliberalismo crudo, desestructuración social, fragmentación, consolidación de un modelo informativo de mercado: en general, la paradójica presencia de una "madre" que confirma el apotegma de Juan Rulfo: el gobierno no tiene madre. Quiero ideologizar pero quizá no idealizar: se juntaron con Chamorro las principales fuerzas políticas del país, incluido el sandinismo (porque desde que nació el sandinismo no es un ética sino un pensamiento estatal).
Pero como la historia es irónica, no sería extraño que se consolidara en el futuro una idealización ideológica de Chamorro como "madre". Pongo aquí una bibliografía de urgencia que puede llevar más o menos exitosamente a consolidar esa bárbara teleología.
Gioconda Belli "Una mujer otra vez"
Andrés Pérez Baltodano "El silencio de Chávez"
Tomás Eloy Martínez "Sombras de la revolución en Nicaragua"
Lastimosamente, estos árbitros de la ideología son también intelectuales.
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lunes, noviembre 02, 2009
Receta
Una cucharadita de Maquiavelo tres veces al día.
Sinapismos de hermenéutica (no deje de vigilar a Heidegger cuando mencione la comunidad) sobre todo de noche.
Contra la ingenuidad y la cursilería ("Nicaragua necesita una madre") frotamientos de Gramsci (y no desprecie, por favor, el doble sentido de la palabra frotamiento). Frotese y repasese la maniobra y la hegemonia.
Contra la fiebre y la locura ajena (pero sobre todo contra la propia) el termoangélico de Benjamin le hará la cuenta mirando de espaldas el Paraíso.
Sentirá Ud. que es un sólo dolor, un sólo cuerpo ardiente, una sola confusión: una mónada o una monada. Ud. cartesianito de mierda: parcialice, teorice que no todo lo resuelve la política.
Gárgaras de estudios subalternos pueden acabar irritándole la garganta pero son necesarias.
Sentirá que el dolor de la política le parte el cuerpo en dos pero eso es sólo apariencia: no es la política lo que lo parte a Ud.en dos. Ud. como todos los nicas ingenuos está llanamente equivocado. Lo que lo parte a Ud en dos es Invisible, Viral, Ideológico, Freudiano, Existencial. Piénselo. (Ejercicios de meditación nunca van mal: el estrés siempre baja las defensas.)
Vaya con cuidado con los Curanderos Mayores, los Notables Vestidos de Blanco que le dirán Grandes Palabras: esas que son incurables.
Sinapismos de hermenéutica (no deje de vigilar a Heidegger cuando mencione la comunidad) sobre todo de noche.
Contra la ingenuidad y la cursilería ("Nicaragua necesita una madre") frotamientos de Gramsci (y no desprecie, por favor, el doble sentido de la palabra frotamiento). Frotese y repasese la maniobra y la hegemonia.
Contra la fiebre y la locura ajena (pero sobre todo contra la propia) el termoangélico de Benjamin le hará la cuenta mirando de espaldas el Paraíso.
Sentirá Ud. que es un sólo dolor, un sólo cuerpo ardiente, una sola confusión: una mónada o una monada. Ud. cartesianito de mierda: parcialice, teorice que no todo lo resuelve la política.
Gárgaras de estudios subalternos pueden acabar irritándole la garganta pero son necesarias.
Sentirá que el dolor de la política le parte el cuerpo en dos pero eso es sólo apariencia: no es la política lo que lo parte a Ud.en dos. Ud. como todos los nicas ingenuos está llanamente equivocado. Lo que lo parte a Ud en dos es Invisible, Viral, Ideológico, Freudiano, Existencial. Piénselo. (Ejercicios de meditación nunca van mal: el estrés siempre baja las defensas.)
Vaya con cuidado con los Curanderos Mayores, los Notables Vestidos de Blanco que le dirán Grandes Palabras: esas que son incurables.
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jueves, octubre 29, 2009
Nueve
No tiene de pronto la sensación que todo lo importante sucedió a los nueve años, la promesa de estudiar, la muerte del abuelo, el impacto de Camilo Sesto, los cuajayotes con sal, el pájaro que caga el machete del abuelo, Pancho Madrigal, Plaza Sésamo, Go Ku, El Hombre Araña, el informe sobre la sexualidad, el hombre que llora sobre el timón, detiene el carro y llora sobre el timón, los ecos de un orgasmo o una cachetada en la noche (porque los nueve años son melodramáticos), el infinito camino de la escuela, el perro negro con espuma en las fauces, los rayos que caían en la tarde, la menstruación, el embarazo, el dibujo del ovario, el pene y el espermatozoide, la única clase de artes plásticas, el maestro que después se muere, y, no olvidar, la construcción del nuevo cine frente la escuela, a donde con el tiempo fuimos a ver Taras Bulba en matiné.
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jueves, octubre 15, 2009
Me voy de vez en cuando a algún lugar
Esta vez a Chile.
Mirando los manglares que bordean el Canal repito lo del poeta: "malditas despedidas, me están volviendo viejo".
Por el vértigo (que es también político) cierro la ventanilla, pero sigo rodeado de poetas populares que revolotean.
Entraré sin duda a la noche de Neruda hoy por la noche como un isonauta común y corriente.
Mirando los manglares que bordean el Canal repito lo del poeta: "malditas despedidas, me están volviendo viejo".
Por el vértigo (que es también político) cierro la ventanilla, pero sigo rodeado de poetas populares que revolotean.
Entraré sin duda a la noche de Neruda hoy por la noche como un isonauta común y corriente.
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jueves, septiembre 17, 2009
Cuatro gatos no es ningún sacrificio
Tengo cuatro gatos. Ya Ud. sospechará cómo se llama cada uno. Digo sus nombres delante de la gente y ya me consideran buena persona. Lo que no digo, como tampoco se lo diré a Ud., es que disfruto a veces matando gatos del vecindario: he refinado de hecho el arte de envenenar mininos de nombre anglo. Esto para que nunca se fíe de un fan de los Beatles. Somos terribles: multitudinarios, sectarios y secretamente violentos.
Mi único desliz New Age es que estoy convencido de que la personalidad de mis gatos reflejan su nombre de inspiración. Ya Ud. sabe a Paul le gusta mucho la leche endulzada, Jonh es un poco más errabundo. Ud. no va a creer pero este tipo de cursilerías me llenan de amigos y conocidos, vienen a mi terraza, me llaman al celular, me consultan sobre música. El otro día me llamó un músico para invitarme a ver el homenaje que le hacían a los Beatles en el teatro nacional. ¿Sabía Ud. que ese tipo de homenajes ha devenido una tradición latinoamericana más? En Lima, en el D.F, en Managua, bandas avaras y mostrencas se toman los teatros para cantar "Penny Lane" y "Hey Jude". Algunos hasta en disfraz de soldado Sgt. Pepper´s.
Mi única defensa (además de mi vida nocturna en que mato gatos: a propósito ha visto Ud. cómo proliferan las escritoras centroamericanas que adoran los gatos y lo repiten depravadamente en sus blogs?) es escribir anónimos en mi blog en contra de los Beatles. Nadie sospecharía, ni el más candoroso de los beatlómanos nicaragüenses, que por cierto suelen creerse poetas y publicar libros profilácticos al respecto, que soy yo el autor de la sentencia que dicta: "Los Beatles no fueron ni siquiera la mejor banda en que estuvo John Lennon".
Es una proposición rigurosa en exceso. Conozco otra que es un poco menos rigurosa y más polémica: "Ya no creo en los Beatles". No esa no la dije yo aunque parezca lo contrario.
Sí, ya sé que el centro de su curiosidad es cómo soporto a estos mis cuatro gatos (rigurosamente: mis cuatro cursis gatos) si hay un asesino en serie de gatos escondido bajo mi carne. Dura y difícil pregunta.
Creo que todo comenzó cuando me casé con Eleanor. No, no hay ninguna ironía en su nombre. Se llama Eleanor Kukalón Rodríguez y tiene un talento innato para la venta de perfumería y calzones (bueno, se dice lencería, pero son calzones al fin de cuentas). Ella logró esta casa, con su terraza, su jardín, su fuentecita. Adoro los desayunos en su compañía. Hablamos mal de las malas actrices. Yo defiendo a Shirley McClain hasta la muerte.
Esta calma, este silencio valen oro. Me pregunté como el filósofo: cómo ser bueno. Y llegué a la conclusión que lo único que me podía hacer bueno era volverme fan de aquello de lo que ninguna mente inteligente y brillante rechazaría: así dí con los Beatles. Son la bondad y la inteligencia encarnada en el "hombre masa". Cuatro gatos no es ningún sacrificio.
También tengo dos perros. Uno se llama Mick y el otro Keith. Si quiere pasamos al fondo del patio para los vea un poco más de cerca.
Mi único desliz New Age es que estoy convencido de que la personalidad de mis gatos reflejan su nombre de inspiración. Ya Ud. sabe a Paul le gusta mucho la leche endulzada, Jonh es un poco más errabundo. Ud. no va a creer pero este tipo de cursilerías me llenan de amigos y conocidos, vienen a mi terraza, me llaman al celular, me consultan sobre música. El otro día me llamó un músico para invitarme a ver el homenaje que le hacían a los Beatles en el teatro nacional. ¿Sabía Ud. que ese tipo de homenajes ha devenido una tradición latinoamericana más? En Lima, en el D.F, en Managua, bandas avaras y mostrencas se toman los teatros para cantar "Penny Lane" y "Hey Jude". Algunos hasta en disfraz de soldado Sgt. Pepper´s.
Mi única defensa (además de mi vida nocturna en que mato gatos: a propósito ha visto Ud. cómo proliferan las escritoras centroamericanas que adoran los gatos y lo repiten depravadamente en sus blogs?) es escribir anónimos en mi blog en contra de los Beatles. Nadie sospecharía, ni el más candoroso de los beatlómanos nicaragüenses, que por cierto suelen creerse poetas y publicar libros profilácticos al respecto, que soy yo el autor de la sentencia que dicta: "Los Beatles no fueron ni siquiera la mejor banda en que estuvo John Lennon".
Es una proposición rigurosa en exceso. Conozco otra que es un poco menos rigurosa y más polémica: "Ya no creo en los Beatles". No esa no la dije yo aunque parezca lo contrario.
Sí, ya sé que el centro de su curiosidad es cómo soporto a estos mis cuatro gatos (rigurosamente: mis cuatro cursis gatos) si hay un asesino en serie de gatos escondido bajo mi carne. Dura y difícil pregunta.
Creo que todo comenzó cuando me casé con Eleanor. No, no hay ninguna ironía en su nombre. Se llama Eleanor Kukalón Rodríguez y tiene un talento innato para la venta de perfumería y calzones (bueno, se dice lencería, pero son calzones al fin de cuentas). Ella logró esta casa, con su terraza, su jardín, su fuentecita. Adoro los desayunos en su compañía. Hablamos mal de las malas actrices. Yo defiendo a Shirley McClain hasta la muerte.
Esta calma, este silencio valen oro. Me pregunté como el filósofo: cómo ser bueno. Y llegué a la conclusión que lo único que me podía hacer bueno era volverme fan de aquello de lo que ninguna mente inteligente y brillante rechazaría: así dí con los Beatles. Son la bondad y la inteligencia encarnada en el "hombre masa". Cuatro gatos no es ningún sacrificio.
También tengo dos perros. Uno se llama Mick y el otro Keith. Si quiere pasamos al fondo del patio para los vea un poco más de cerca.
martes, septiembre 08, 2009
Masculinidades pirata
anda diciendo el hijueputa que yo me las doy de amiga de la Sofía (no, bergante, la Coppola es la única Sofía reconocida por estos lares) cuando yo sé lo que guarda en esa cajita plástica que observa ido de vez en cuando cuando lee de forma supurada como si se tomara el jarabe de aceite de hígado de bacalao las páginas de opinión de los diarios
guarda todas y cada una de las películas que se van haciendo sobre novelas de Corman McCarthy desde la primigenia de Billy Bob Thornton con Rubén Blades por cierto y una horripilante Penélope haciendo de texana de hacienda
piensa el milimétrico en esas descripciones de la planicie en esos diálogos sin guiones en medio de la lluvia que nunca termina en esos gestos de hombría hombradía y enfermo machismo malinchismo todo en resumen una suprema culería enclosetada
el amigo probable y más masculino de Corman que se burla de que yo haya pasado la infancia guindada del arete de la Sofía
guarda los volúmenes de Ché porque Soderbergh es su muso y Benicio su patrón y tras de ellos el fantasma requerido y amenazante del Ché
guarda Heat no te digo que ese imbécil piensa que es mejor que Collateral y todo porque en Heat hay una poética del cristal del auto atravesado por balas y una épica de las tomas desde helicóptero sobre LA (sí, así se pronuncia) y el secreto descuartizamiento de la historia y el convencimiento de que Michael Mann es mejor novelista que Thomas Mann
ahí se está quieto con el ricino de los diarios hasta que se decide y abre su cofre plástico de películas pirateadas
guarda todas y cada una de las películas que se van haciendo sobre novelas de Corman McCarthy desde la primigenia de Billy Bob Thornton con Rubén Blades por cierto y una horripilante Penélope haciendo de texana de hacienda
piensa el milimétrico en esas descripciones de la planicie en esos diálogos sin guiones en medio de la lluvia que nunca termina en esos gestos de hombría hombradía y enfermo machismo malinchismo todo en resumen una suprema culería enclosetada
el amigo probable y más masculino de Corman que se burla de que yo haya pasado la infancia guindada del arete de la Sofía
guarda los volúmenes de Ché porque Soderbergh es su muso y Benicio su patrón y tras de ellos el fantasma requerido y amenazante del Ché
guarda Heat no te digo que ese imbécil piensa que es mejor que Collateral y todo porque en Heat hay una poética del cristal del auto atravesado por balas y una épica de las tomas desde helicóptero sobre LA (sí, así se pronuncia) y el secreto descuartizamiento de la historia y el convencimiento de que Michael Mann es mejor novelista que Thomas Mann
ahí se está quieto con el ricino de los diarios hasta que se decide y abre su cofre plástico de películas pirateadas
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viernes, septiembre 04, 2009
Índice para una novela
La tenue, y tal vez inútil, posibilidad de serle fiel al evento que fue la revolución.
La negativa a justificar mi propia infidelidad—el olvido, el aburrimiento, la expatriación subliminal o fáctica—aludiendo a la mediocridad o el capitalismo de la dirigencia.
Y luego de dos o tres actos político-culturales (así les llaman): el hartazgo.
Imaginar una vida sin revolución como la del bruto que se aparea donde puede.
Invertir el resto de la vida en esa contra-utopía.
Porque todos ansiamos una escritura modesta de La educación sentimental.
(Para lo de la fidelidad al evento, Badiou "La filosofía y la "muerte del comunismo"".)
La negativa a justificar mi propia infidelidad—el olvido, el aburrimiento, la expatriación subliminal o fáctica—aludiendo a la mediocridad o el capitalismo de la dirigencia.
Y luego de dos o tres actos político-culturales (así les llaman): el hartazgo.
Imaginar una vida sin revolución como la del bruto que se aparea donde puede.
Invertir el resto de la vida en esa contra-utopía.
Porque todos ansiamos una escritura modesta de La educación sentimental.
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lunes, agosto 31, 2009
Filosofía
Fuimos a la presentación del libro de Sergio.
Me encontré con Cindy. Tuve que estar ahí con ella un rato ya al final cuando la gran fila de fans pedían firmas. El lugar estaba atestado. Ella se entretenía con un trago rojo opalino.
Hablaba profusamente de Sofía, sobre todo de los soundtracks de Sofía.
Que ella y Sofía podían ser íntimas.
Que Sofía había dicho en una entrevista que su trago favorito era el mojito. Y que ella suponía que quería decir mojito y marihuana. Claro, yo tenía que tolerar discretamente aquel tipo de chistes estupefactos. En realidad no sé por qué. Porque la maje a pesar de todo tiene su ángulo creo yo.
Pobrecito Sergio, decía de pronto. Cuándo termina con toda esa gente. Debe ser toda una inseguridad la fama. Pero él siempre linda gente. Al menos a mí me ha tratado como discípula.
Se acercó una pintora conocida y hablaron "de una negrisilla" que se le quería ir arriba con no se qué trabajo. "Sonó racista, ¿no?", le dije yo, una vez que la pintora se había alejado. "¿Qué cosa?", preguntó ella. "Eso de referirse a la gente de color como "negrisilla", debe ser una herencia colonial". Lo meditó unos segundos, y me dijo después que yo ya sabía como eran las Fulanas (y mencionó aquí un apellido frecuente de las clases altas del país).
Me preguntó que si yo sabía porque la Kirsten era la actriz favorita de Sofía.
Que si yo me imaginaba lo que hubiera sido Lost In Translation con la Kirsten. Y no es que ella despreciara a la Scarleth, era que la relación Sofia-Kirsten era más radical.
Se imaginaba lo que sería "reunirnos las tres nosotras" en la Gran Manzana--¿sabía ella que yo odiaba ese tipo de clichés internacionales del tipo Tierra de Lagos y Volcanes?--para salir a tomar algo. O por qué no en LA (y lo dijo mencionando en inglés el nombre de las dos letras).
Lo que ella y Sofía compartían eran los soundtracks. Era como que se hubieran criado juntas. Como si Francis, atareado por la escritura de Padrinos y etcéteras, las hubiera dejados solas en plenos años 1970s con una extensa y novedosa discografía pop. Discografía que sin dejar de ser sofisticada no despreciaba el mero gesto gratuito y hedonista.
Pero lo más significativo de todo era que en realidad ella ya estaba a dos emails de distancia de Sofía porque una amiga suya había estado en una fiesta con la merísima SP en NY, y ya era de hecho amiga de una amiga de Sofía.
Y en ese momento necesitaba ir a saludar a Gioconda que se alejaba entre el gentío perseguida por un grupo de poetas jóvenes que querían que ella también les autografiara el libro de Sergio. No se le podía escapar ya que estaba cultivando lentamente una amistad por entero literaria (esta vez no cinematográfica) con ella.
Y fue así que se despidió, dejándome algo abrumado.
Me encontré con Cindy. Tuve que estar ahí con ella un rato ya al final cuando la gran fila de fans pedían firmas. El lugar estaba atestado. Ella se entretenía con un trago rojo opalino.
Hablaba profusamente de Sofía, sobre todo de los soundtracks de Sofía.
Que ella y Sofía podían ser íntimas.
Que Sofía había dicho en una entrevista que su trago favorito era el mojito. Y que ella suponía que quería decir mojito y marihuana. Claro, yo tenía que tolerar discretamente aquel tipo de chistes estupefactos. En realidad no sé por qué. Porque la maje a pesar de todo tiene su ángulo creo yo.
Pobrecito Sergio, decía de pronto. Cuándo termina con toda esa gente. Debe ser toda una inseguridad la fama. Pero él siempre linda gente. Al menos a mí me ha tratado como discípula.
Se acercó una pintora conocida y hablaron "de una negrisilla" que se le quería ir arriba con no se qué trabajo. "Sonó racista, ¿no?", le dije yo, una vez que la pintora se había alejado. "¿Qué cosa?", preguntó ella. "Eso de referirse a la gente de color como "negrisilla", debe ser una herencia colonial". Lo meditó unos segundos, y me dijo después que yo ya sabía como eran las Fulanas (y mencionó aquí un apellido frecuente de las clases altas del país).
Me preguntó que si yo sabía porque la Kirsten era la actriz favorita de Sofía.
Que si yo me imaginaba lo que hubiera sido Lost In Translation con la Kirsten. Y no es que ella despreciara a la Scarleth, era que la relación Sofia-Kirsten era más radical.
Se imaginaba lo que sería "reunirnos las tres nosotras" en la Gran Manzana--¿sabía ella que yo odiaba ese tipo de clichés internacionales del tipo Tierra de Lagos y Volcanes?--para salir a tomar algo. O por qué no en LA (y lo dijo mencionando en inglés el nombre de las dos letras).
Lo que ella y Sofía compartían eran los soundtracks. Era como que se hubieran criado juntas. Como si Francis, atareado por la escritura de Padrinos y etcéteras, las hubiera dejados solas en plenos años 1970s con una extensa y novedosa discografía pop. Discografía que sin dejar de ser sofisticada no despreciaba el mero gesto gratuito y hedonista.
Pero lo más significativo de todo era que en realidad ella ya estaba a dos emails de distancia de Sofía porque una amiga suya había estado en una fiesta con la merísima SP en NY, y ya era de hecho amiga de una amiga de Sofía.
Y en ese momento necesitaba ir a saludar a Gioconda que se alejaba entre el gentío perseguida por un grupo de poetas jóvenes que querían que ella también les autografiara el libro de Sergio. No se le podía escapar ya que estaba cultivando lentamente una amistad por entero literaria (esta vez no cinematográfica) con ella.
Y fue así que se despidió, dejándome algo abrumado.
domingo, agosto 30, 2009
El nicaragüense
Como PAC, como Mántica, como SRM, he pensado también en las cosas que me vuelven nicaragüense.
Las adyacentes--un timbre de voz, una calzada--no las diré, pero sí la fundamental: cada fin de semana compro los dos diarios, y cuando no quiero comprarlos me repito: todo sea en honor pecuniario de la familia.
Las adyacentes--un timbre de voz, una calzada--no las diré, pero sí la fundamental: cada fin de semana compro los dos diarios, y cuando no quiero comprarlos me repito: todo sea en honor pecuniario de la familia.
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jueves, agosto 27, 2009
Informativo redes
Como padezco el ligero estrabismo de la escritura, el blog me parece siempre una gran recompensa, y no tengo mucho que quejarme hasta ahora de Blogger. (No soy (tan) ingenuo, estoy al tanto de las advertencias sobre los usos interesados de la privacidad por Google.)
Me gusta Twitter por la capacidad de transmitir no mis estados de ánimo sino sobre todo links, aunque no llego a la capacidad de @niklasgv, pero qué duda cabe de que es toda una forma de escritura. En Twitter soy @isonauta. El seudónimo es un evidente homenaje a Huidobro, y el avatar testimonia mi admiración por el reverendo Al Green.
Facebook me despierta muchas dudas, pero me parece un puente excelente hacia el blog o hacia alguna otra parte. Su ventaja es poder "ver" tan de cerca a amigos tan dispares en tiempo y espacios.
También Delicious podría despertar más mis entusiasmos si tuviera más tiempo disponible. Potencialmente, es el más "educado" de estos recursos, con posibilidades para funcionar en tareas de enseñanza.
Como se sabe que las redes le han hecho favores y desfavores a la escritura, y se incurre muy pronto con esto en consabidos clichés, he querido poner aquí una lista de los recursos que uso, y cómo en teoría los conecto: sólo un testimonio de rastros. Saludos y que tengan excelente fin de semana.
Me gusta Twitter por la capacidad de transmitir no mis estados de ánimo sino sobre todo links, aunque no llego a la capacidad de @niklasgv, pero qué duda cabe de que es toda una forma de escritura. En Twitter soy @isonauta. El seudónimo es un evidente homenaje a Huidobro, y el avatar testimonia mi admiración por el reverendo Al Green.
Facebook me despierta muchas dudas, pero me parece un puente excelente hacia el blog o hacia alguna otra parte. Su ventaja es poder "ver" tan de cerca a amigos tan dispares en tiempo y espacios.
También Delicious podría despertar más mis entusiasmos si tuviera más tiempo disponible. Potencialmente, es el más "educado" de estos recursos, con posibilidades para funcionar en tareas de enseñanza.
Como se sabe que las redes le han hecho favores y desfavores a la escritura, y se incurre muy pronto con esto en consabidos clichés, he querido poner aquí una lista de los recursos que uso, y cómo en teoría los conecto: sólo un testimonio de rastros. Saludos y que tengan excelente fin de semana.
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martes, agosto 25, 2009
Ya llego
NP, poeta contestatario, mientras orina ve a través de la persiana del baño que una paloma ronda la ventana, cree incluso que la paloma terminará rompiendo los vidrios pero ella se posa algo insulsa y picotea su imagen en el vidrio. Será una señal, piensa NP mientras termina la meada iluminada por la paloma zahorí.
Si algo ha aprendido es que este camino tiene varios viacrucis: los ciegos, los niños y los simples muertos. Y aun otra cosa: que nadie que se precie y que sea llamado al móvil dirá la verdad.
Todos están kilómetros adelante. Si están en Diriamba dirán que están en El Crucero, y si están trabajosamente subiendo Montefresco dirán sin sonrojo que están por llegar a Diriamba. Y dirán invariablemente a su interlocutor (la esposa que espera, el compañero de clases que aguarda para hacer la tarea, el jefe): “ya llego”. Es todo un síndrome local, y casi un epígrafe nacional: ya llego, es el equivalente cotidiano de ahora seremos modernos en cuanto nomás derrotemos a la izquierda o al imperialismo.
El microbús (el intermortal, el van) es como una casa de cartón que posee la inusitada habilidad de correr. NP lee lentamente casi dodecafónicamente a Hanna Arendt en la casa de cartón: qué triste se oye la lluvia.
Suena el teléfono de la chica de al lado. “Estoy saliendo pero ya llego…” le dice a mamá. Suena el teléfono del chico que le ha tocado el asiento bailongo de adelante—¿no irá mareado ese maje de tanto ajetreo?—. “Estoy entrando a Diriamba. Ya llego”. Sí, claro, y como siempre, el tigre entrando a la montaña.
NP camina por Carretera Norte: el avión de COPA está casi al alcance de la mano y los vecinos ven desde los patios—son sobre todo barrios pobres, incluso uno que se llama Hugo Chávez—si el avión viene muy lleno o muy vacío. En la Corte Suprema de Justicia, Secretaría, hay una escalera empinada y oscura, y en el pasillo se aglomeran los que necesitan algún reconocimiento, una firma, una auténtica, aunque siempre se olviden de los timbres fiscales.
NP, poeta contestatario, se horroriza de estar en el mero epicentro, culo o hemorroide interna favorita del pacto. Cuál pacto, no importa. Pero ningún poeta contestatario dejará de condenar el puto pacto.
En la pizarra acrílica de la oficina de CAJA hay un sermón escrito, o es más bien una advertencia: es como un salmo degradado que recuerda la urgencia de acogerse a los designios del Señor. La religión es el opio de Carretera Norte, piensa el contestatario poeta NP.
Porque Nicaragua vive en la estación Foreigner, atosigado por la música "cristiana" más ñoña que se pueda imaginar, y que suena tanto en Carretera Norte como en Carretera Sur, van intemortal incluido. Foreigner más que Cardenal es el modelo de nuestra cultura.
Suena el móvil. ¿Qué dónde estoy? Pero si esa es la pregunta que ningún habitante o transeúnte de Carretera Norte podrá contestar jamás. Tampoco es que los de Carretera Sur les lleven la delantera. Ningún nicaragüense, mayor de edad, casado o soltero puede responder conscientemente esa pregunta. Peor aún, my dear, ninguno la respondería con honestidad. Por el momento estoy, como el Frente, en algún lugar de Nicaragua. Pero no te preocupés que ya llego.
Estoy diez kms delante de donde en realidad estoy, piensa NP haciendo señas al taxi. El hombre pide 40 pesos para llevarlo a la UCA. Un hombre grita desde algún lugar (tal vez el avión de Continental que en este momento aterriza?): “se te va chorreando toda el agua del radiador”. Pero el taxero sabe sus mañas y no es desventurado decir que a pesar de que el carro lleva el riesgo de incendiarse, también su fantasma va mucho más delante pregonando una verdad consabida.
Si algo ha aprendido es que este camino tiene varios viacrucis: los ciegos, los niños y los simples muertos. Y aun otra cosa: que nadie que se precie y que sea llamado al móvil dirá la verdad.
Todos están kilómetros adelante. Si están en Diriamba dirán que están en El Crucero, y si están trabajosamente subiendo Montefresco dirán sin sonrojo que están por llegar a Diriamba. Y dirán invariablemente a su interlocutor (la esposa que espera, el compañero de clases que aguarda para hacer la tarea, el jefe): “ya llego”. Es todo un síndrome local, y casi un epígrafe nacional: ya llego, es el equivalente cotidiano de ahora seremos modernos en cuanto nomás derrotemos a la izquierda o al imperialismo.
El microbús (el intermortal, el van) es como una casa de cartón que posee la inusitada habilidad de correr. NP lee lentamente casi dodecafónicamente a Hanna Arendt en la casa de cartón: qué triste se oye la lluvia.
Suena el teléfono de la chica de al lado. “Estoy saliendo pero ya llego…” le dice a mamá. Suena el teléfono del chico que le ha tocado el asiento bailongo de adelante—¿no irá mareado ese maje de tanto ajetreo?—. “Estoy entrando a Diriamba. Ya llego”. Sí, claro, y como siempre, el tigre entrando a la montaña.
NP camina por Carretera Norte: el avión de COPA está casi al alcance de la mano y los vecinos ven desde los patios—son sobre todo barrios pobres, incluso uno que se llama Hugo Chávez—si el avión viene muy lleno o muy vacío. En la Corte Suprema de Justicia, Secretaría, hay una escalera empinada y oscura, y en el pasillo se aglomeran los que necesitan algún reconocimiento, una firma, una auténtica, aunque siempre se olviden de los timbres fiscales.
NP, poeta contestatario, se horroriza de estar en el mero epicentro, culo o hemorroide interna favorita del pacto. Cuál pacto, no importa. Pero ningún poeta contestatario dejará de condenar el puto pacto.
En la pizarra acrílica de la oficina de CAJA hay un sermón escrito, o es más bien una advertencia: es como un salmo degradado que recuerda la urgencia de acogerse a los designios del Señor. La religión es el opio de Carretera Norte, piensa el contestatario poeta NP.
Porque Nicaragua vive en la estación Foreigner, atosigado por la música "cristiana" más ñoña que se pueda imaginar, y que suena tanto en Carretera Norte como en Carretera Sur, van intemortal incluido. Foreigner más que Cardenal es el modelo de nuestra cultura.
Suena el móvil. ¿Qué dónde estoy? Pero si esa es la pregunta que ningún habitante o transeúnte de Carretera Norte podrá contestar jamás. Tampoco es que los de Carretera Sur les lleven la delantera. Ningún nicaragüense, mayor de edad, casado o soltero puede responder conscientemente esa pregunta. Peor aún, my dear, ninguno la respondería con honestidad. Por el momento estoy, como el Frente, en algún lugar de Nicaragua. Pero no te preocupés que ya llego.
Estoy diez kms delante de donde en realidad estoy, piensa NP haciendo señas al taxi. El hombre pide 40 pesos para llevarlo a la UCA. Un hombre grita desde algún lugar (tal vez el avión de Continental que en este momento aterriza?): “se te va chorreando toda el agua del radiador”. Pero el taxero sabe sus mañas y no es desventurado decir que a pesar de que el carro lleva el riesgo de incendiarse, también su fantasma va mucho más delante pregonando una verdad consabida.
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lunes, agosto 24, 2009
La sequía
Restos eternos de los Judas en los tendidos eléctricos. Aquí pasaron los basuqueros peleándose por la faja, la camisa, la gorra y los zapatos deportivos. Y el verano se ha hecho eterno: aleros por todos lados, el clima verbal y paradisíaco de las moscas, humedad ocasional y sol.
Tras varios inviernos de lluvia eterna, sepultados en octubre y vueltos a nacer en mayo. Tras extrañar tanto los aleros y convencerme de mi intimidad con las nubes estacionarias. Mariposas tigre se pelean con los zanates en el patio.
Tras varios inviernos de lluvia eterna, sepultados en octubre y vueltos a nacer en mayo. Tras extrañar tanto los aleros y convencerme de mi intimidad con las nubes estacionarias. Mariposas tigre se pelean con los zanates en el patio.
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martes, agosto 18, 2009
La felicidad en un cuenco
Dos veces me he encontrado con él. Ganó madurez, canas, pero sigue siendo meticulosamente esquivo, azoradamente neutro.
Sale con su bolsita a mediodía a buscar en dónde comer. Managua, la incandescente, le murmura con su lengua seca y polvoza.
Tiene el pelo casi todo blanco. La disciplina le ha ganado el rostro. Siempre ha ido a contracorriente, internándose en la psiquis del barrio San Luis. Vagos y agrios olores lo han sostenido vivo, penetrando el entrecejo de una mujer, convencido de que todas las mujeres son impenetrables pero interpretables.
Estuve en una competencia con él por un puesto de contable B en un diario nacional de esos más izquierdosos que Reagan. El puesto no me interesaba en lo más mínimo porque yo estudiaba literatura en la UCA en aquellos años, y aparte de "Dios deseado y deseante" no me interesaba casi nada. Como cantaba (mal) el elegíaco (es un decir) Palito Ortega yo tengo en mi diario anotado(s) esos días (lo que prueba que podría asistir sin problemas al próximo Festival).
Me interesaba el café que podía llevarme mi papa a la hora del almuerzo (él trabajaba en la sala de redacción que quedaba en el segundo piso: el piso heroico para mí, not anymore).
La competencia no se desarrolló de forma apasionada. La sala de contabilidad era uno de los lugares más sórdidos que he tenido el chance de ver. Para mi horror, los contadores A pensaban que Pablo Milanés era soprano. Además, la carretera norte de Managua es la carretera más triste del mundo. (Mi papa lo sabía. Todavía estaban los rieles de la línea del tren. Veo aún a una loca que se escapaba siempre del Psiquiátrico (yo había tenido el honor de conocerla en 1984 en otra historia) siendo arrollada por los vagones, pero saliendo de últimas ilesa del accidente: casi veo el grano quemado de esta película.) El único momento emocionante del día era cuando tomaba la 114 para irme a la UCA a escuchar mis clases de literatura. Mi competidor también tomaba la misma ruta. Tendría por entonces 40 años. Me mata el deseo de construir su biografía. Para mí que era del lado de Santa Ana, que visitaba los burdeles que quedaban cerca del Ministerio del Trabajo, y que lo suyo con Managua era estudiadamente existencial aunque absolutamente llano en el ámbito de la expresión. Podría haberlo encontrado quizá un atardecer cuando iba camino a la Cinemateca, haberlo saludado con distancia, mientras pensaba en cosas remotas: Fellini, la noche.
Él ganó la competencia por una serie de hechos fortuitos. Yo nunca di opinión en aquella sala de contabilidad. Manejé muy lentamente las tarjetas de las cuentas de acreedores. Entendí demasiado bien la articulación feudal del moderno periódico. (Había una serie interminable de personajes de los que yo quería escribir la biografía: el auditor gordo y ambiguo que llegaba de vez en cuando y era mirado con sorna por los contadores A y B; o el viejo cardista algo petimetre que silbaba a Agustín Lara.)
Él pudo. Lleno de entereza ante la gente, sorteando los almuerzos de sopa de cangrejos con leche, tolerando las bromas sexuales de los contadores y auxiliares, y el terrible horario de trabajo (media hora para almorzar). Me imagino su felicidad. Su felicidad, como todas, alcanzada y cerrada en un cuenco. Quisiera detenerlo para hablar de estas cosas, como si fuéramos lo que en verdad somos, dos viejos conocidos. Explicarle que no voy más a la Cinemateca (quizá contarle cómo me sorprendió aquel aplauso espontáneo del público al final de "La vida criminal de Archibaldo de la Cruz", cuando Buñuel sólo tenía unos pocos años de muerto). Ah, sí, que tengo varios años de no releer "Dios deseado y deseante".
Sale con su bolsita a mediodía a buscar en dónde comer. Managua, la incandescente, le murmura con su lengua seca y polvoza.
Tiene el pelo casi todo blanco. La disciplina le ha ganado el rostro. Siempre ha ido a contracorriente, internándose en la psiquis del barrio San Luis. Vagos y agrios olores lo han sostenido vivo, penetrando el entrecejo de una mujer, convencido de que todas las mujeres son impenetrables pero interpretables.
Estuve en una competencia con él por un puesto de contable B en un diario nacional de esos más izquierdosos que Reagan. El puesto no me interesaba en lo más mínimo porque yo estudiaba literatura en la UCA en aquellos años, y aparte de "Dios deseado y deseante" no me interesaba casi nada. Como cantaba (mal) el elegíaco (es un decir) Palito Ortega yo tengo en mi diario anotado(s) esos días (lo que prueba que podría asistir sin problemas al próximo Festival).
Me interesaba el café que podía llevarme mi papa a la hora del almuerzo (él trabajaba en la sala de redacción que quedaba en el segundo piso: el piso heroico para mí, not anymore).
La competencia no se desarrolló de forma apasionada. La sala de contabilidad era uno de los lugares más sórdidos que he tenido el chance de ver. Para mi horror, los contadores A pensaban que Pablo Milanés era soprano. Además, la carretera norte de Managua es la carretera más triste del mundo. (Mi papa lo sabía. Todavía estaban los rieles de la línea del tren. Veo aún a una loca que se escapaba siempre del Psiquiátrico (yo había tenido el honor de conocerla en 1984 en otra historia) siendo arrollada por los vagones, pero saliendo de últimas ilesa del accidente: casi veo el grano quemado de esta película.) El único momento emocionante del día era cuando tomaba la 114 para irme a la UCA a escuchar mis clases de literatura. Mi competidor también tomaba la misma ruta. Tendría por entonces 40 años. Me mata el deseo de construir su biografía. Para mí que era del lado de Santa Ana, que visitaba los burdeles que quedaban cerca del Ministerio del Trabajo, y que lo suyo con Managua era estudiadamente existencial aunque absolutamente llano en el ámbito de la expresión. Podría haberlo encontrado quizá un atardecer cuando iba camino a la Cinemateca, haberlo saludado con distancia, mientras pensaba en cosas remotas: Fellini, la noche.
Él ganó la competencia por una serie de hechos fortuitos. Yo nunca di opinión en aquella sala de contabilidad. Manejé muy lentamente las tarjetas de las cuentas de acreedores. Entendí demasiado bien la articulación feudal del moderno periódico. (Había una serie interminable de personajes de los que yo quería escribir la biografía: el auditor gordo y ambiguo que llegaba de vez en cuando y era mirado con sorna por los contadores A y B; o el viejo cardista algo petimetre que silbaba a Agustín Lara.)
Él pudo. Lleno de entereza ante la gente, sorteando los almuerzos de sopa de cangrejos con leche, tolerando las bromas sexuales de los contadores y auxiliares, y el terrible horario de trabajo (media hora para almorzar). Me imagino su felicidad. Su felicidad, como todas, alcanzada y cerrada en un cuenco. Quisiera detenerlo para hablar de estas cosas, como si fuéramos lo que en verdad somos, dos viejos conocidos. Explicarle que no voy más a la Cinemateca (quizá contarle cómo me sorprendió aquel aplauso espontáneo del público al final de "La vida criminal de Archibaldo de la Cruz", cuando Buñuel sólo tenía unos pocos años de muerto). Ah, sí, que tengo varios años de no releer "Dios deseado y deseante".
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jueves, agosto 06, 2009
Fe golpista
He visto una o dos (quizá tres, en incluso cuatro) opiniones nicaragüenses sobre el golpe de estado en Honduras que entre el énfasis de algunos aspectos superficiales del suceso y una ¿involuntaria? banalización, tienden a dar cierto grado de razón a los golpistas: Zelaya había ido demasiado lejos. Que las opiniones vengan de intelectuales y gente de izquierda no deja de ser preocupante.
Este tipo de opinión quiere pasar como lo razonable en un mundo que debe ser razonable, y en donde las altas voces de los notables se pliegan al realpolitik (una de cuyas encarnaciones terráqueas se llama Oscar Arias). Porque, lo sabe Volpi, es el fin de la locura.
(Una quinta y paradójica versión de esta postura la ofrece un bardo nacional cuando dice que él "también es chavista" pero que no entiende lo que pasa en Honduras ("En Honduras no sé qué opinar. No estoy ni con unos ni con otros. Está muy enredado eso"). Nadie que yo sepa ha comentado lo grave de tal desentendimiento y lo irónico de tal incoherencia.
Resulta más que notable, en este sentido, la consecuencia con que Juan Gelman ha reaccionado al golpe de estado.)
El hecho palpable es que la viabilidad de un gobierno golpista en Honduras pasa por ejercer un prolongado y costoso estado de excepción. La identidad contrainsurgente del gobierno de facto es inobjetable, y así lo ha demostrado esmeradamente. Esto es más que alarmante en una región en que los estados contrainsurgentes han terminado construyendo "aldeas estratégicas" (versión criollas del campo de concentración) y justificando etnocidios. Alarmante también para toda Latinoamérica que ha construido este presente neoliberal sobre los estremecimientos y cicatrices todavía no sanadas de las dictaduras. Ese pasado es el archivo que el golpe en Honduras ha reabierto.
No ha pasado un solo día de este mes y pico de dictadura que no se ejerza la represión mientras los derechos de los ciudadanos están suspendidos. Los golpistas parecen inspirarse en una nefasta tradición contrainsurgente "centroamericana" aderezada por la incursión norteamericana en Irak y Afganistán.
Algunos medios nicaragüenses no han disimulado desde el inicio su simpatía con el golpe ("Dos presidentes reclaman silla" fue el titular en un diario nacional el 29 de junio). Simpatía que actúa por varias estrategias: folklorizando a Zelaya, reduciendo su representatividad a su cotidianidad, y declarando que hay dos partes en conflicto, cuando lo que hay es una apropiación violenta del Estado por un grupo de poder, que recurre a la suspensión de derechos y a la imposición de un orden político represivo.
Mientras más "razonable" se vuelve el golpe menos audibles se vuelven las voces que denuncian las torturas y los abusos. Ayer, precisamente, Página 12 informó de este asunto, enfatizando que los medios han hecho caso omiso a esas voces. El reportaje comienza diciendo:
El hecho triste es que, confirmando lo que Sergio Ramírez sugería en un libro de los 1980s, parece haber cierta coherencia entre las dictaduras golpistas neocoloniales y la articulación folklórica y notabilista de la cultura.
Este tipo de opinión quiere pasar como lo razonable en un mundo que debe ser razonable, y en donde las altas voces de los notables se pliegan al realpolitik (una de cuyas encarnaciones terráqueas se llama Oscar Arias). Porque, lo sabe Volpi, es el fin de la locura.
(Una quinta y paradójica versión de esta postura la ofrece un bardo nacional cuando dice que él "también es chavista" pero que no entiende lo que pasa en Honduras ("En Honduras no sé qué opinar. No estoy ni con unos ni con otros. Está muy enredado eso"). Nadie que yo sepa ha comentado lo grave de tal desentendimiento y lo irónico de tal incoherencia.
Resulta más que notable, en este sentido, la consecuencia con que Juan Gelman ha reaccionado al golpe de estado.)
El hecho palpable es que la viabilidad de un gobierno golpista en Honduras pasa por ejercer un prolongado y costoso estado de excepción. La identidad contrainsurgente del gobierno de facto es inobjetable, y así lo ha demostrado esmeradamente. Esto es más que alarmante en una región en que los estados contrainsurgentes han terminado construyendo "aldeas estratégicas" (versión criollas del campo de concentración) y justificando etnocidios. Alarmante también para toda Latinoamérica que ha construido este presente neoliberal sobre los estremecimientos y cicatrices todavía no sanadas de las dictaduras. Ese pasado es el archivo que el golpe en Honduras ha reabierto.
No ha pasado un solo día de este mes y pico de dictadura que no se ejerza la represión mientras los derechos de los ciudadanos están suspendidos. Los golpistas parecen inspirarse en una nefasta tradición contrainsurgente "centroamericana" aderezada por la incursión norteamericana en Irak y Afganistán.
Algunos medios nicaragüenses no han disimulado desde el inicio su simpatía con el golpe ("Dos presidentes reclaman silla" fue el titular en un diario nacional el 29 de junio). Simpatía que actúa por varias estrategias: folklorizando a Zelaya, reduciendo su representatividad a su cotidianidad, y declarando que hay dos partes en conflicto, cuando lo que hay es una apropiación violenta del Estado por un grupo de poder, que recurre a la suspensión de derechos y a la imposición de un orden político represivo.
Mientras más "razonable" se vuelve el golpe menos audibles se vuelven las voces que denuncian las torturas y los abusos. Ayer, precisamente, Página 12 informó de este asunto, enfatizando que los medios han hecho caso omiso a esas voces. El reportaje comienza diciendo:
“Me dijeron: ¿te duele, perro? ¡Gritá, perro!” “En una bartolina (calabozo) de nueve metros cuadrados había más de treinta compañeros presos, completamente doloridos por la golpiza recibida.” “Veníamos caminando por la carretera, y allí tomamos un desvío para burlar un retén, porque estaban delante, y comenzaron a disparar.” “Le han quitado la vida y ni siquiera nos dejan velarlo en paz.” “Nunca en la historia de Honduras se ha visto a la policía reprimir públicamente de esta manera.”
El hecho triste es que, confirmando lo que Sergio Ramírez sugería en un libro de los 1980s, parece haber cierta coherencia entre las dictaduras golpistas neocoloniales y la articulación folklórica y notabilista de la cultura.
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miércoles, julio 29, 2009
El material humano de Rey Rosa
En el tramo San José-Jinotepe, de vuelta del II Congreso Centroamericano de Estudios Culturales, voy leyendo El material humano, último libro (no digo novela, aunque es) de Rodrigo Rey Rosa.
Pero antes: el Congreso, que había sido organizado por la Universidad Nacional de Honduras, tuvo que irse a San José porque entre otras cosas los golpistas hondureños las tienen todas contra la cultura y la libre expresión. Pero, de todas formas, gracias a la diligencia de Héctor Leyva, de la UNAH, y la oportuna intervención de los compañeros de la Universidad de Costa Rica el Congreso ha sido un éxito organizativo y académico.
Y para volver al libro: quizá no se ponderará suficiente el gesto de Foucault de irse a los archivos médicos, siquiátricos o policíacos para estudiar el poder. Esa acción (ir al archivo) que ha sido sustituida en muchos epígonos por la chocarrería verbal, sigue siendo necesaria y vital.
Rey Rosa va al Archivo policial guatemalteco, que fue redescubierto en 2005, y en especial al Gabinete de Identificación, para tratar de armar una eventual historia, que incluso narrada como fracaso narrativo, resulta muy diversa y sugerente.
Hilos no le falta a esta historia que no se concreta: sobre todo la continuidad del pensamiento biopolítico del Estado guatemalteco, incluso durante el tiempo de la revolución del 44, encarnada en la personalidad del criminólogo Benedicto Tun que dirige el Gabinete durante casi toda su vida.
Pero la narrativa es también la de un escritor diletante y célebre que intenta explicarse la violencia de Guatemala a través del Archivo y su orden.
El texto, además de algunas muestras directas de las identificaciones criminológicas, está presentado en forma de un diario en que el narrador se confunde con el autor en una narrativa que se podría llamar moral.
En contraste con lo tendencialmente rimbombante de la temática de algunos novelistas centroamericanos (la Historia y la Personalidad que Han Asaltado a la Nación), Rey Rosa practica lo que con Deleuze tendría que llamarse una literatura menor. En realidad una literatura de frontera: reflexión sobre los límites de la literatura en un contexto en donde el extrañamiento identitario (qué significa, por ejemplo, ser indígena en Guatemala) convive con el disfrute hedonista del paisaje (la función tradicional que se ha asignado a la literatura centroamericana criolla o ladina).
Esa fractura que es, por supuesto, una continuidad latinoamericana convive y se entrelaza con otras fracturas: en especial las que han quedado abiertas como conflictos morales y políticos tras la finalización del conflicto armado en Guatemala. (Leer este libro en clave salvadoreña o nicaragüense se vuelve casi una necesidad.)
El libro de Rey Rosa hace pensar, además, en la importancia de seguir el hilo a la ocupación biopolítica del Estado y sus representaciones literarias, lo que daría para relecturas interesantes de El señor presidente y Ecce Pericles, entre otras.
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lunes, julio 27, 2009
Recortes
(Conversaciones seguidas en San Salvador, Providence, Berlín y San José.)
Mucho más nicaragüense por el color de piel.
Pero qué pasa de verdad ahora en Nicaragua?
Porque como mi acercamiento es desde fuera, y confieso que nunca he estado.
Risas barajadas. Sobre la hierba corre el viento como una liebre o una descarga de electricidad.
Sí, nuestro divorcio fue más bien violento. Tuve que regresarme.
Tienes que estudiar a Dalton de forma política: te lo encomiendo, en serio.
Ni siquiera reconocía mi libro.
Sos un comeaños superexitoso.
Ahí serías un informante nativo nada más.
Zizek es un payaso, pero sí dijo eso de Chávez, entonces estoy con Zizek.
Por qué estarán tan impresionados por el documento de las 72 horas?
Pero por qué habrían de sentir lo contrario?
Entonces cómo explicás el caso de la Doris?
Tienen que alquilar un vehículo e irse para Boston el fin de semana, si no van a morir de aburrimiento aquí.
Si la sirvienta se sentó, se sentó.
Pero el MRS va cada vez más neoliberal.
Fue una cagada de Humberto.
Yo también habría tapado mi nariz para poder votar por ellos.
Cuando leo a Agamben estoy pensando en cómo el Estado sandinista ofreció la vida de los jóvenes como ofrenda sacrificial.
Por qué no hubo Comisión de la Verdad en Nicaragua? Es bien simple: nadie puso en duda la victoria armada del ejército sandinista, y ellos retuvieron las armas.
Pero no me digás que Sergio no gobernó porque sí gobernó.
Pero esos montículos rojinegros que vos mencionás sólo sirven de gradas para el entronizamiento del caudillo que es lo que debemos combatir.
Ese es un vergonzante, de los antiorteguistas que acaban votando por Daniel.
Cuando veo el documental de la Meiselas me acuerdo de la escacés del 88: Paula Abdul estaba a punto de ser famosa y no había ni frijoles qué comer.
Ni me lo mencionés, es un pastelero, un filósofo fast-food.
Pero a mí esa estatua de Sandino sobre la mula no me disgusta del todo.
Para la huelga de la Dora María.
Daniel no aprendió nada de la ética del viejo militante.
Ocaso en el down town, entrar al 7 eleven (empleados hindúes) para comprar una tarjeta telefónica. El parque central es la parada de buses: a NY, Boston, Washington.
La clase media se fue licuando.
Voy machacando los cadáveres de Hanna Arendt y Walter Benjamin.
Yo también vengo de una Universidad Jesuita, pero ubicada en Manila.
Y vos qué pensás, que la Mónica no tiene el mismo conflicto? Claro que lo tiene.
Luces de la ciudad: el cielo sobre Berlín susurra, estoy de vuelta a 1998 cuando anduvimos en todos los museos, incluyendo el Museo Erótico.
Esto es lo que tenés que leer. (Luz colada en la librería de Brown University.)
Así fue la caída de Marcos: se reunió mucha gente en la avenida principal de Manila y se quedaron ahí por varios días.
Tuve mis cinco minutos como Homo Sacer allá por el borde de San Fernando en 1984.
Y qué piensa Ud. de la actuación de la Policía Nacional durante los gobiernos neoliberales?
Lectura de Badiou en los aterrizajes y despegues.
Noté algo de ablandamiento en el El Nuevo Diario: "19 de azul y blanco" era demasiado orteguista para mi gusto.
Qué decrépito que está el comandante.
Esta pizza es buena.
Así que vos sos el bloguero de 43 años.
No hay ni uno solo de los comandantes guerrilleros que no esté decrépito.
Se cagaron en mi generación, la desguaparon, te lo juro.
Con algunos neoliberales se puede negociar.
Esperate que quiero estar estratégicamente situado.
Mucho más nicaragüense por el color de piel.
Pero qué pasa de verdad ahora en Nicaragua?
Porque como mi acercamiento es desde fuera, y confieso que nunca he estado.
Risas barajadas. Sobre la hierba corre el viento como una liebre o una descarga de electricidad.
Sí, nuestro divorcio fue más bien violento. Tuve que regresarme.
Tienes que estudiar a Dalton de forma política: te lo encomiendo, en serio.
Ni siquiera reconocía mi libro.
Sos un comeaños superexitoso.
Ahí serías un informante nativo nada más.
Zizek es un payaso, pero sí dijo eso de Chávez, entonces estoy con Zizek.
Por qué estarán tan impresionados por el documento de las 72 horas?
Pero por qué habrían de sentir lo contrario?
Entonces cómo explicás el caso de la Doris?
Tienen que alquilar un vehículo e irse para Boston el fin de semana, si no van a morir de aburrimiento aquí.
Si la sirvienta se sentó, se sentó.
Pero el MRS va cada vez más neoliberal.
Fue una cagada de Humberto.
Yo también habría tapado mi nariz para poder votar por ellos.
Cuando leo a Agamben estoy pensando en cómo el Estado sandinista ofreció la vida de los jóvenes como ofrenda sacrificial.
Por qué no hubo Comisión de la Verdad en Nicaragua? Es bien simple: nadie puso en duda la victoria armada del ejército sandinista, y ellos retuvieron las armas.
Pero no me digás que Sergio no gobernó porque sí gobernó.
Pero esos montículos rojinegros que vos mencionás sólo sirven de gradas para el entronizamiento del caudillo que es lo que debemos combatir.
Ese es un vergonzante, de los antiorteguistas que acaban votando por Daniel.
Cuando veo el documental de la Meiselas me acuerdo de la escacés del 88: Paula Abdul estaba a punto de ser famosa y no había ni frijoles qué comer.
Ni me lo mencionés, es un pastelero, un filósofo fast-food.
Pero a mí esa estatua de Sandino sobre la mula no me disgusta del todo.
Para la huelga de la Dora María.
Daniel no aprendió nada de la ética del viejo militante.
Ocaso en el down town, entrar al 7 eleven (empleados hindúes) para comprar una tarjeta telefónica. El parque central es la parada de buses: a NY, Boston, Washington.
La clase media se fue licuando.
Voy machacando los cadáveres de Hanna Arendt y Walter Benjamin.
Yo también vengo de una Universidad Jesuita, pero ubicada en Manila.
Y vos qué pensás, que la Mónica no tiene el mismo conflicto? Claro que lo tiene.
Luces de la ciudad: el cielo sobre Berlín susurra, estoy de vuelta a 1998 cuando anduvimos en todos los museos, incluyendo el Museo Erótico.
Esto es lo que tenés que leer. (Luz colada en la librería de Brown University.)
Así fue la caída de Marcos: se reunió mucha gente en la avenida principal de Manila y se quedaron ahí por varios días.
Tuve mis cinco minutos como Homo Sacer allá por el borde de San Fernando en 1984.
Y qué piensa Ud. de la actuación de la Policía Nacional durante los gobiernos neoliberales?
Lectura de Badiou en los aterrizajes y despegues.
Noté algo de ablandamiento en el El Nuevo Diario: "19 de azul y blanco" era demasiado orteguista para mi gusto.
Qué decrépito que está el comandante.
Esta pizza es buena.
Así que vos sos el bloguero de 43 años.
No hay ni uno solo de los comandantes guerrilleros que no esté decrépito.
Se cagaron en mi generación, la desguaparon, te lo juro.
Con algunos neoliberales se puede negociar.
Esperate que quiero estar estratégicamente situado.
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martes, julio 21, 2009
Cuestionario sobre la revolución
Con motivo del aniversario de la revolución respondí por escrito el cuestionario que copio abajo. En El País se ve el reportaje completo.
1)¿Qué queda de la Revolución Sandinista en Nicaragua?
La revolución sandinista es un hecho fundamentalmente político, pero que trasciende lo esencialmente político para formar parte de identidades, subjetividades, memorias, culturas, aspiraciones y propuestas éticas de varias generaciones de nicaragüenses. Me atrevo a pensar que esa interrelación entre lo político y lo subjetivo permanece viva. Algunas de las transformaciones de la revolución conforman el marco en que se desenvuelve el quehacer político del país. Desde el ejército y la policía fundados en el 79, hasta el pluralismo político que no existió durante la dictadura de Somoza. Además, la revolución abrió una serie de expectativas que siguen pendientes: la justicia social, la multiculturalidad (la conciencia que Nicaragua no es simplemente la región del Pacífico), la ciudadanía plena. Esto en su mayor parte no ha sido conseguido. Pero la revolución ha marcado la imaginación política del país (o al menos de sus sectores más progresistas) con esas demandas. Y ahí se junta la posibilidad política con el cambio cultural que la revolución significó, y que creo en cierta medida sigue vivo.
2)¿Hay una revisión del significado de 1979 en la historia de Nicaragua?
Como toda fecha realmente histórica, el significado del 79 está en constante debate. Y se debate por lo que significó, por lo que todavía significa, por lo que ya no significa, y por lo que debe significar en el futuro. Hay, por supuesto, posiciones contradictorias, aunque quizá todos los involucrados estarían de acuerdo que es una fecha definitoria. Personalmente creo que el significado debe ser debatido en torno a cuestiones fundamentales que surgieron de la propia creatividad política de la revolución. Plantearse el sentido de la autonomía nacional, sobre todo en relación a una historia de colonialismo y neocolonialismo; la probable o posible interrelación entre democracia y mercado; y las formas de descentrar la cultura nacional mestiza masculinista yendo hacia formas más inclusivas. Veo ciertas tendencias de pensamiento y crítica que se acercan a este replanteamiento radical del significado histórico de la revolución, pero son tendencias todavía marginales. Creo que en gran medida hay una parálisis en el pensamiento en el país, y en particular en el sandinismo. La guerra de los 80s primero, y el neoliberalismo, después, han favorecido el desmontaje de los espacios críticos, en especial en las universidades. Hay pocos espacios para pensar estos problemas.
3)¿Cuáles son los retos más apremiantes del país?
Hay mucho de apremiante en todos y cada uno de los ámbitos de la vida del país, y creo necesario resistirse a la racionalidad que ha impuesto el neoliberalismo que da énfasis al problema económico. Más apremiante me parece resolver el problema de la soberanía nacional en los tiempos difíciles de la globalización, y dentro de este sentido de soberanía es vital que la justicia social y la diversidad cultural lleguen a ser elementos fundamentales del debate político y los programas nacionales. No es un reto fácil puesto que en la globalización las fronteras son volátiles, y el sistema educativo nicaragüense es muy pobre. Es vital, por eso, una real reforma educativa que haga producir el material humano que sostenga la autonomía nacional.
4)¿En qué se diferencia y en qué se parece el Gobierno de Ortega respecto a los postulados de la Revolución Sandinista ?
La revolución sandinista fue un proceso de cambio radical, truncado por la guerra (que tuvo mucho de guerra imperial, aunque también de guerra civil). El gobierno de Ortega está enmarcado por la transición abierta en 1990, y responde en parte a ella. Es decir, que responde a parte del legado de la revolución (visible sobre todo en el tipo de política exterior que está llevando) pero también al programa neoliberal, que es la principal contradicción con la ansiada justicia social. Se trata, pues, de una especie de híbrido político que no vive, obviamente, el momento de cambio acelerado de la revolución (no es fundante como ésta), y está limitado por varios condicionamientos políticos. Entre estos condicionamientos políticos se puede señalar: una oposición de derecha que no ha asimilado (y no parece interesada en asimilar) los legados del 79; el indudable poder geopolítico de los Estados Unidos y de la globalización, y, por supuesto, cierta falta de creatividad política del propio sandinismo.
5)¿Ha cambiado la sociedad nicaragüense en los últimos 30 años? ¿En qué dirección?
En el ámbito económico, la sociedad nicaragüense es más pobre que hace 30 años. Hay que recordar que casi 20 de esos 30 años hemos estado bajo férreos programas económicos neoliberales, los que han agravado la desigualdad: tenemos ahora una sociedad más desigual. En el ámbito político la sociedad nicaragüense es mucho más abierta de lo que era en 1979. Hay ahora libertades que antes del 1979 no existían. Creo que no hay que menospreciar las posibilidades políticas de esta apertura. Sin embargo, permanece todo un fondo patriarcal, elitista, centrado en la opinión de notables y no en la representación popular, centrado, asimismo, en las regiones urbanas del Pacífico, y en la idea de homogeneidad cultural. Según mi criterio, todos estos postulados deben ser combatidos. Creo, además, que el legado de la revolución sandinista debe ser orientado a debatir políticamente esas permanencias.
1)¿Qué queda de la Revolución Sandinista en Nicaragua?
La revolución sandinista es un hecho fundamentalmente político, pero que trasciende lo esencialmente político para formar parte de identidades, subjetividades, memorias, culturas, aspiraciones y propuestas éticas de varias generaciones de nicaragüenses. Me atrevo a pensar que esa interrelación entre lo político y lo subjetivo permanece viva. Algunas de las transformaciones de la revolución conforman el marco en que se desenvuelve el quehacer político del país. Desde el ejército y la policía fundados en el 79, hasta el pluralismo político que no existió durante la dictadura de Somoza. Además, la revolución abrió una serie de expectativas que siguen pendientes: la justicia social, la multiculturalidad (la conciencia que Nicaragua no es simplemente la región del Pacífico), la ciudadanía plena. Esto en su mayor parte no ha sido conseguido. Pero la revolución ha marcado la imaginación política del país (o al menos de sus sectores más progresistas) con esas demandas. Y ahí se junta la posibilidad política con el cambio cultural que la revolución significó, y que creo en cierta medida sigue vivo.
2)¿Hay una revisión del significado de 1979 en la historia de Nicaragua?
Como toda fecha realmente histórica, el significado del 79 está en constante debate. Y se debate por lo que significó, por lo que todavía significa, por lo que ya no significa, y por lo que debe significar en el futuro. Hay, por supuesto, posiciones contradictorias, aunque quizá todos los involucrados estarían de acuerdo que es una fecha definitoria. Personalmente creo que el significado debe ser debatido en torno a cuestiones fundamentales que surgieron de la propia creatividad política de la revolución. Plantearse el sentido de la autonomía nacional, sobre todo en relación a una historia de colonialismo y neocolonialismo; la probable o posible interrelación entre democracia y mercado; y las formas de descentrar la cultura nacional mestiza masculinista yendo hacia formas más inclusivas. Veo ciertas tendencias de pensamiento y crítica que se acercan a este replanteamiento radical del significado histórico de la revolución, pero son tendencias todavía marginales. Creo que en gran medida hay una parálisis en el pensamiento en el país, y en particular en el sandinismo. La guerra de los 80s primero, y el neoliberalismo, después, han favorecido el desmontaje de los espacios críticos, en especial en las universidades. Hay pocos espacios para pensar estos problemas.
3)¿Cuáles son los retos más apremiantes del país?
Hay mucho de apremiante en todos y cada uno de los ámbitos de la vida del país, y creo necesario resistirse a la racionalidad que ha impuesto el neoliberalismo que da énfasis al problema económico. Más apremiante me parece resolver el problema de la soberanía nacional en los tiempos difíciles de la globalización, y dentro de este sentido de soberanía es vital que la justicia social y la diversidad cultural lleguen a ser elementos fundamentales del debate político y los programas nacionales. No es un reto fácil puesto que en la globalización las fronteras son volátiles, y el sistema educativo nicaragüense es muy pobre. Es vital, por eso, una real reforma educativa que haga producir el material humano que sostenga la autonomía nacional.
4)¿En qué se diferencia y en qué se parece el Gobierno de Ortega respecto a los postulados de la Revolución Sandinista ?
La revolución sandinista fue un proceso de cambio radical, truncado por la guerra (que tuvo mucho de guerra imperial, aunque también de guerra civil). El gobierno de Ortega está enmarcado por la transición abierta en 1990, y responde en parte a ella. Es decir, que responde a parte del legado de la revolución (visible sobre todo en el tipo de política exterior que está llevando) pero también al programa neoliberal, que es la principal contradicción con la ansiada justicia social. Se trata, pues, de una especie de híbrido político que no vive, obviamente, el momento de cambio acelerado de la revolución (no es fundante como ésta), y está limitado por varios condicionamientos políticos. Entre estos condicionamientos políticos se puede señalar: una oposición de derecha que no ha asimilado (y no parece interesada en asimilar) los legados del 79; el indudable poder geopolítico de los Estados Unidos y de la globalización, y, por supuesto, cierta falta de creatividad política del propio sandinismo.
5)¿Ha cambiado la sociedad nicaragüense en los últimos 30 años? ¿En qué dirección?
En el ámbito económico, la sociedad nicaragüense es más pobre que hace 30 años. Hay que recordar que casi 20 de esos 30 años hemos estado bajo férreos programas económicos neoliberales, los que han agravado la desigualdad: tenemos ahora una sociedad más desigual. En el ámbito político la sociedad nicaragüense es mucho más abierta de lo que era en 1979. Hay ahora libertades que antes del 1979 no existían. Creo que no hay que menospreciar las posibilidades políticas de esta apertura. Sin embargo, permanece todo un fondo patriarcal, elitista, centrado en la opinión de notables y no en la representación popular, centrado, asimismo, en las regiones urbanas del Pacífico, y en la idea de homogeneidad cultural. Según mi criterio, todos estos postulados deben ser combatidos. Creo, además, que el legado de la revolución sandinista debe ser orientado a debatir políticamente esas permanencias.
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jueves, julio 16, 2009
Tercerismo
Tengo sin embargo una tercera teoría.
Existe el suicida artístico especializado en anunciaciones y huellas, casi un poeta delicado e introvertido, y existe el suicida alegórico.
Este actúa por repetición, pero la marcas de su acción final están colgadas de los años en otros varios combates.
Se ha matado desde antes boxeando con su sombra y consigue por fin matarla.
Existe el suicida artístico especializado en anunciaciones y huellas, casi un poeta delicado e introvertido, y existe el suicida alegórico.
Este actúa por repetición, pero la marcas de su acción final están colgadas de los años en otros varios combates.
Se ha matado desde antes boxeando con su sombra y consigue por fin matarla.
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martes, julio 14, 2009
Éticos vs. Adiposos
"Sólo hay dos sandinismos, uno “orgánico", cultivado en las mejores tierras, sin ningún componente artificial, respetuoso del ambiente (sobre todo el ambiente económico), en armonía ética con la naturaleza, referente de una vida pacífica y equilibrada; y el otro, adiposo, grasoso, propagandista de la comida basura y encarnando en ese populismo de la (potencial) alimentación del pueblo. El problema es que ninguno de los dos sandinismos puede escapar de la lógica del capitalismo, y especialmente del capitalismo que segrega la vida “orgánica” de la vida insalubre, como metáfora y componente de nuevas divisiones de trabajo y de clase. En un caso primermundismo de baja intensidad, en el otro tercermundismo."
Pavel Carías, Diario ínfimo e infame, 2009.
Pavel Carías, Diario ínfimo e infame, 2009.
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lunes, julio 06, 2009
Un baño de nada
También recibí la carta apócrifa del suicida. Por correo electrónico. Y me pregunté: hay alguna estética para cartas de suicida? Porque incluso la carta apócrifa debe mostrar ciertas delicadezas. Y me parecía que ese tipo de nota estaba perpetuamente desbordada. Recordé, por ejemplo, el célebre relato postcolonial de la chica que se mata el día de su regla, para que todos vean que no lo hace por razones de embarazo.
Porque quizá esa escritura testimonial que necesariamente harán otros y no el suicida es más lenta y detectivesca: ver de verdad la sangre y los objetos que el sospechoso desparramó el día de su muerte.
Una nata de nada rodea las huellas del suicida. Un baño de nada, al que ha aludido el poeta de manera casi jubilosa:
De manera que o uno se disfraza demasiado pronto del muerto (y escribe un apócrifo lamentable) o se pierde de verdad en la propia muerte del muerto hasta dar con el emblema que emociona más a los liberales Propiedad Privada.
Aunque parezca radical, diré, pues, que la única manera de escribir una carta de suicida es suicidándose.
Toda otra escritura es apócrifa.
Porque quizá esa escritura testimonial que necesariamente harán otros y no el suicida es más lenta y detectivesca: ver de verdad la sangre y los objetos que el sospechoso desparramó el día de su muerte.
Una nata de nada rodea las huellas del suicida. Un baño de nada, al que ha aludido el poeta de manera casi jubilosa:
"Las sábanas de los suicidas están siempre limpias.
Se duchan antes del acto. Una ducha corta y enérgica."
De manera que o uno se disfraza demasiado pronto del muerto (y escribe un apócrifo lamentable) o se pierde de verdad en la propia muerte del muerto hasta dar con el emblema que emociona más a los liberales Propiedad Privada.
Aunque parezca radical, diré, pues, que la única manera de escribir una carta de suicida es suicidándose.
Toda otra escritura es apócrifa.
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viernes, julio 03, 2009
Esa puerta
Al final de la entrada anterior (gracias Esfera Infinita por la referencia) pensé precisamente en la secuencia final de El Padrino I, cuando se cierra la puerta, y Kay, nosotros, quedamos afuera, y hay la consagración de un nuevo poder. (No encuentro en youtube la escena sola, sino combinada con el final de la parte II).
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miércoles, julio 01, 2009
Ahora que los 1970s se están muriendo
En los 70s, en Nicaragua, había tres referentes amplios de la imaginación, todos de producción autóctona. Las canciones de Carlos Mejía, las peleas de Alexis Argüello y, como gran subconciente político, el FSLN clandestino.
En los barrios, la gente vagabundeaba de casa en casa buscando aquella que tuviera TV para ver la pelea de Alexis, porque eran muchas y una en singular. Sus victorias se las celebraba con cohetes, y uno madrugaba por ver las peleas que eran al otro lado del mundo.
A un lado de la famosa pelea en Zaire de Alí y Foreman, las milimétricas, vertiginosas y disciplinadas victorias de Argüello. Algo de esto podría escribir quizá Escalera derrotado dos veces por Argüello--y estoy extrañando no poder discutir estos detalles con mi padre.
(En este punto la Wikipedia pareciera imprescindible: "Argüello defendió este título algunas veces, ascendió en categoría de pesos para retar al Campeón Mundial de Pesos Ligeros Junior Alfredo Escalera en Bayamón, Puerto Rico, en la que fue llamada por muchos La Sangrienta Batalla de Bayamón. Escalera había sido un campeón duro, con diez defensas de su título, y había destronado a Kuniaki Shibata en 2 rounds en Tokio. En la que algunos autores (incluyendo los autores del Ring Magazine) consideraron una de las más brutales peleas de la historia, Escalera le había golpeado el ojo, la boca y la nariz, pero su puntuación comenzó a descender cuando Argüello lo acabó, por una vez más en el Round 13.")
El boxeo no es un deporte sino una remisniscencia, y casi una filosofía. Ahora que los 70s están muriéndose, y pareciera que tienen prisa por morirse, hay que ir lentamente abriendo la imaginación de esa época, antes de cerrar la puerta.
En los barrios, la gente vagabundeaba de casa en casa buscando aquella que tuviera TV para ver la pelea de Alexis, porque eran muchas y una en singular. Sus victorias se las celebraba con cohetes, y uno madrugaba por ver las peleas que eran al otro lado del mundo.
A un lado de la famosa pelea en Zaire de Alí y Foreman, las milimétricas, vertiginosas y disciplinadas victorias de Argüello. Algo de esto podría escribir quizá Escalera derrotado dos veces por Argüello--y estoy extrañando no poder discutir estos detalles con mi padre.
(En este punto la Wikipedia pareciera imprescindible: "Argüello defendió este título algunas veces, ascendió en categoría de pesos para retar al Campeón Mundial de Pesos Ligeros Junior Alfredo Escalera en Bayamón, Puerto Rico, en la que fue llamada por muchos La Sangrienta Batalla de Bayamón. Escalera había sido un campeón duro, con diez defensas de su título, y había destronado a Kuniaki Shibata en 2 rounds en Tokio. En la que algunos autores (incluyendo los autores del Ring Magazine) consideraron una de las más brutales peleas de la historia, Escalera le había golpeado el ojo, la boca y la nariz, pero su puntuación comenzó a descender cuando Argüello lo acabó, por una vez más en el Round 13.")
El boxeo no es un deporte sino una remisniscencia, y casi una filosofía. Ahora que los 70s están muriéndose, y pareciera que tienen prisa por morirse, hay que ir lentamente abriendo la imaginación de esa época, antes de cerrar la puerta.
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viernes, junio 26, 2009
miércoles, junio 24, 2009
De la parálisis teórica del sandinismo
Esta nota ya la había escrito antes. Formaba parte de mis borradores (que tus borradores superen siempre a tus publicados, recomendaba el poeta). Pero estoy hoy, y estas semanas, algo vapuleado por las redes. Quizá las revoluciones twitter me ablandan. Hay algo de lo que digo aquí que no alcanzo a comprender. Será el punto ciego ideológico. Me pasa muchas veces. La nota decía:
Parte de la pobreza intelectual contemporánea, y de la pobreza del sandinismo y grupos que se autollaman sandinistas es que sólo va quedando el horizonte liberal como referencia de análisis. Una microhistoria de la "sociedad civil" con medios que "fiscalizan" el poder y héroes civiles que adversan la ausencia de democracia de baja intensidad: como si la limitada democracia electoral fuese la Idea.
A la pregunta: "Cuándo dejó de pensar y teorizar el sandinismo?" se responde con un nombre y un apellido. Y los que responden son, frecuentemente, los que deberían estar pensando realmente en la pregunta. Y lo hacen con esa narrativa liberal más o menos agazapada.
Por supuesto, no es sólo la crisis del sandinismo, sino de toda la izquierda "hegeliana" ante quien el ejemplo de China, partido único más capitalismo, no deja de ser una tentación (dice Z., by the way). Pero al otro lado (en el sandinismo liberal), en ausencia de indigenismos, subalternismo, teoría de las multitudes, postmodernismos o zapatismos (el sandinismo completo se ha mostrado inmune a esos fantasmas) sólo queda reponer la lógica oligárquica que mueve la razón política del país.
La nota decía así, y lo que menos entiendo es mi interés en estos temas. Aunque estoy lleno de huellas y pistas que me conducen a la respuesta.
Parte de la pobreza intelectual contemporánea, y de la pobreza del sandinismo y grupos que se autollaman sandinistas es que sólo va quedando el horizonte liberal como referencia de análisis. Una microhistoria de la "sociedad civil" con medios que "fiscalizan" el poder y héroes civiles que adversan la ausencia de democracia de baja intensidad: como si la limitada democracia electoral fuese la Idea.
A la pregunta: "Cuándo dejó de pensar y teorizar el sandinismo?" se responde con un nombre y un apellido. Y los que responden son, frecuentemente, los que deberían estar pensando realmente en la pregunta. Y lo hacen con esa narrativa liberal más o menos agazapada.
Por supuesto, no es sólo la crisis del sandinismo, sino de toda la izquierda "hegeliana" ante quien el ejemplo de China, partido único más capitalismo, no deja de ser una tentación (dice Z., by the way). Pero al otro lado (en el sandinismo liberal), en ausencia de indigenismos, subalternismo, teoría de las multitudes, postmodernismos o zapatismos (el sandinismo completo se ha mostrado inmune a esos fantasmas) sólo queda reponer la lógica oligárquica que mueve la razón política del país.
La nota decía así, y lo que menos entiendo es mi interés en estos temas. Aunque estoy lleno de huellas y pistas que me conducen a la respuesta.
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viernes, junio 12, 2009
En el BIARI
He estado en Brown University las dos últimas semanas, como participante de los Brown International Advances Research Insitutes (BIARI).
De forma subterránea vivo un "rápido tránsito" por Norteamérica, con todo lo traumático que es. (Alguna nota cifrada dará pronto testimonio de tal viaje subrepticio.)
Del otro lado: han sido dos semanas de intensas y muy ricas discusiones sobre proyectos de investigación desarrollados por gente del sur o en universidades del sur. Además, por supuesto, de la intensidad humana de los participantes y nuevos amigos.
Si tuviera que resumir los debates diría que noto cierta ansiedad e intención de recolocar en forma política los vocabularios de las humanidades. (El seminario en el que participo trata de "las humanidades globales".) Por qué no hablar, por ejemplo, de neocolonialismo o de colonialismo sin más? Estamos discutiendo, en efecto, en los límites de la teoría postcolonial.
(Foto cortesía de Zubin Mohamad.)
P.S. Abandoné un poco el blog por estas circunstancias, pero tenía por ahí algunas otras notas que cuelgo junto con esta.
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viernes, junio 05, 2009
Lo que me gusta de la clase media
El hecho político más sobresaliente de los últimos años ha sido el ingreso a la política de los sectores medios, con lo que parece una agenda propia.
Es imposible no simpatizar con algunos puntos de esta agenda.
1. Su decisión de no ser pastoreados más por la élite de los partidos tradicionales, incluyendo el FSLN, sino directamente por un universalismo global, ideología motivada en gran parte por la ONGs.
2. El deseo de ser protagonistas de una historia más o menos heroica en contra del autoritarismo.
3. Su elaboración de una crítica sostenida al partido de gobierno, la que la oposición política conservadora (que se llama paradójicamente liberalismo) no ha logrado sostener.
4. Su pelea por la hegemonía sobre símbolos de la izquierda y de la revolución.
5. El "aire izquierdista" de agenda controlada.
Pero ¿cuál será el límite político del universalismo de la clase media, su capacidad para elaborar los símbolos y realmente convocar y tener capacidad de aliarse con las clases subalternas con un discurso nacional, controlando a la vez que el "aire izquierdista" derive en una concertación de centro no populista?
No se ve claro, en efecto, cómo elaborará la clase media un separación con y una crítica del neoliberalismo que sigue siendo el límite para la elaboración tanto de una política nacional como de una política de integración de los sectores subalternos a la política.
Entre Ortega y el neoliberalismo la clase media puede seguir descubriendo todo lo buena, ética y bien portada que es, sin realmente lograr el éxito político que necesita.
Es imposible no simpatizar con algunos puntos de esta agenda.
1. Su decisión de no ser pastoreados más por la élite de los partidos tradicionales, incluyendo el FSLN, sino directamente por un universalismo global, ideología motivada en gran parte por la ONGs.
2. El deseo de ser protagonistas de una historia más o menos heroica en contra del autoritarismo.
3. Su elaboración de una crítica sostenida al partido de gobierno, la que la oposición política conservadora (que se llama paradójicamente liberalismo) no ha logrado sostener.
4. Su pelea por la hegemonía sobre símbolos de la izquierda y de la revolución.
5. El "aire izquierdista" de agenda controlada.
Pero ¿cuál será el límite político del universalismo de la clase media, su capacidad para elaborar los símbolos y realmente convocar y tener capacidad de aliarse con las clases subalternas con un discurso nacional, controlando a la vez que el "aire izquierdista" derive en una concertación de centro no populista?
No se ve claro, en efecto, cómo elaborará la clase media un separación con y una crítica del neoliberalismo que sigue siendo el límite para la elaboración tanto de una política nacional como de una política de integración de los sectores subalternos a la política.
Entre Ortega y el neoliberalismo la clase media puede seguir descubriendo todo lo buena, ética y bien portada que es, sin realmente lograr el éxito político que necesita.
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jueves, junio 04, 2009
Es posible hacer una pregunta
¿Es posible?
El caso fue que Sergio Ramírez tuvo que suspender la presentación de un libro suyo en la Universidad Nacional de Nicaragua, sede León por las amenazas de boicot de una organización estudiantil expresada en mantas poco amables.
Hay que lamentar el hecho, coincidiendo en parte con el escritor: la Universidad debe ser sitio de diálogo y discusión.
Pero en ese mismo lugar del evento hay que poner la pregunta, si es que se puede.
Ramírez ha invocado un expediente franquista para caracterizar el hecho. Estos muchachos serían herederos de la acción política falangista en contra de los intelectuales, en un clima cultural "cavernario" que recuerda a Franco y el franquismo. (El tema ha sido repetido en las páginas de opinión.)
La pregunta sería pues: ¿por qué ha sido el franquismo y no el neoliberalismo el que ha informado la actitud intolerante de esos jóvenes? ¿a lo mejor fue más bien el populismo? ¿no habría que investigar mejor este punto? ¿qué prueba hay de que el cierre de espacios humanísticos en las Universidades, que es algo más que un síntoma, no ha sido decisivo en este rechazo indirecto de las humanidades? ¿quizá porque los intelectuales fundadores de la nacionalidad literaria fueron admiradores del falangismo debemos suponer que será siempre el franquismo el prístino motivo de los jóvenes? ¿el culto de los notables, que son en sí mismo instituciones, no ha favorecido la idea de que a estos no se les puede hacer ninguna pregunta si no solamente aceptarlos (incluyendo el servilismo) o rechazarlos de plano? ¿y cuánto han hecho los notables por favorecer un clima de debate en las universidades?
El caso fue que Sergio Ramírez tuvo que suspender la presentación de un libro suyo en la Universidad Nacional de Nicaragua, sede León por las amenazas de boicot de una organización estudiantil expresada en mantas poco amables.
Hay que lamentar el hecho, coincidiendo en parte con el escritor: la Universidad debe ser sitio de diálogo y discusión.
Pero en ese mismo lugar del evento hay que poner la pregunta, si es que se puede.
Ramírez ha invocado un expediente franquista para caracterizar el hecho. Estos muchachos serían herederos de la acción política falangista en contra de los intelectuales, en un clima cultural "cavernario" que recuerda a Franco y el franquismo. (El tema ha sido repetido en las páginas de opinión.)
La pregunta sería pues: ¿por qué ha sido el franquismo y no el neoliberalismo el que ha informado la actitud intolerante de esos jóvenes? ¿a lo mejor fue más bien el populismo? ¿no habría que investigar mejor este punto? ¿qué prueba hay de que el cierre de espacios humanísticos en las Universidades, que es algo más que un síntoma, no ha sido decisivo en este rechazo indirecto de las humanidades? ¿quizá porque los intelectuales fundadores de la nacionalidad literaria fueron admiradores del falangismo debemos suponer que será siempre el franquismo el prístino motivo de los jóvenes? ¿el culto de los notables, que son en sí mismo instituciones, no ha favorecido la idea de que a estos no se les puede hacer ninguna pregunta si no solamente aceptarlos (incluyendo el servilismo) o rechazarlos de plano? ¿y cuánto han hecho los notables por favorecer un clima de debate en las universidades?
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jueves, mayo 28, 2009
Cortes y gusanos
No he visto bajar los gusanos peludos en esta estación lluviosa.
No he visto a mi perro ultimamente.
El largo y turbulento amor de los gatos del vecindario me desvela.
Lo mismo el zapping y mis lecturas de Said.
No escucho a Bowie este junio.
Me siento constantemente junto a un hijo o el otro. Les hablo de espalda.
Lleno de agua la pantalla del PC para poder navegar.
Te estoy buscando en la oscuridad y la luz se va simetricamente cada madrugada lo que provoca tus llamadas a Disnorte Dissur.
Sueño con San Salvador con un aire de Matagalpa desde los ojos de Rey Rosa.
La literatura sirve precisamente para salvar al mundo y volverte su mascota.
No he visto a mi perro ultimamente.
El largo y turbulento amor de los gatos del vecindario me desvela.
Lo mismo el zapping y mis lecturas de Said.
No escucho a Bowie este junio.
Me siento constantemente junto a un hijo o el otro. Les hablo de espalda.
Lleno de agua la pantalla del PC para poder navegar.
Te estoy buscando en la oscuridad y la luz se va simetricamente cada madrugada lo que provoca tus llamadas a Disnorte Dissur.
Sueño con San Salvador con un aire de Matagalpa desde los ojos de Rey Rosa.
La literatura sirve precisamente para salvar al mundo y volverte su mascota.
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miércoles, mayo 20, 2009
Algunos temas políticos
Generalmente, lo que se publica como "debate" en los medios son pleitos personales alrededor de intereses privados, ya sea que se haya privatizado lo que debería ser común, o que se maneje como privado lo estatal (que es casi lo mismo).
El tono escandaloso y airado de este "debate" dice mucho de lo involucrados que están en estos negocios , y en torno al Estado, las clases pudientes, políticos, medios, eclesiásticos, miembros autonombrados de la "sociedad civil", intelectuales, y, ya no se diga, empresarios. Es que escuchamos nada más el "debate" de los poderosos.
Pero al menos en la superficie hay tensiones señaladas: la institucionalidad, por ejemplo, que es invocada permanentemente. La sociedad civil que casi equivale a la clase media alta organizada. El legado de la memoria: héroes nacionales, que quieren ser "despartidizados". La ética, sin aclararse ni debatirse nunca si se trata de que asumamos como ética final la ética liberal y secular (cosa por razones culturales bastante improbable en un país como Nicaragua).
Lo mismo pasa con la institucionalidad. A veces pareciera que todo está bien con una institucionalidad neoliberal. Hay sectores del gobierno y sectores de la "sociedad civil" (incluso partidos que se suponen de izquierda) que lo creen así. Pero esa institucionalidad ha naufragado.
Ante eso, diría la sociedad civil otra vez, quizá por boca de algún intelectual, la (reforma) ética. Pero, de nuevo, depende de cuál ética.
El tono escandaloso y airado de este "debate" dice mucho de lo involucrados que están en estos negocios , y en torno al Estado, las clases pudientes, políticos, medios, eclesiásticos, miembros autonombrados de la "sociedad civil", intelectuales, y, ya no se diga, empresarios. Es que escuchamos nada más el "debate" de los poderosos.
Pero al menos en la superficie hay tensiones señaladas: la institucionalidad, por ejemplo, que es invocada permanentemente. La sociedad civil que casi equivale a la clase media alta organizada. El legado de la memoria: héroes nacionales, que quieren ser "despartidizados". La ética, sin aclararse ni debatirse nunca si se trata de que asumamos como ética final la ética liberal y secular (cosa por razones culturales bastante improbable en un país como Nicaragua).
Lo mismo pasa con la institucionalidad. A veces pareciera que todo está bien con una institucionalidad neoliberal. Hay sectores del gobierno y sectores de la "sociedad civil" (incluso partidos que se suponen de izquierda) que lo creen así. Pero esa institucionalidad ha naufragado.
Ante eso, diría la sociedad civil otra vez, quizá por boca de algún intelectual, la (reforma) ética. Pero, de nuevo, depende de cuál ética.
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jueves, mayo 14, 2009
Tanta gente desaparecida
--Y de pronto fum--hizo un gesto que hacía estallar su mano--se esfumó Ud. Ud. que iba tan bien con el ensayo, y ahora ya ni recibe la visita de D. que solía visitarlo. Porque iba muy bien con el ensayo, publicaba, se le miraba. Pruebe ahora con L. él es gentilísimo.
Tanta gente desaparecida.
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16 riesgos de la Universidad frente a la Empresa
Un artículo de Tünnermann sobre "La relación universidad-empresa" que apareció ayer en un diario nacional, motiva en parte estas reflexiones sobre la universidad, la empresa y las humanidades.
1. El riesgo de reducir la Universidad a la producción de lo utilitario, empírico, aplicable.
2. Reducirla, así, en su posibilidad crítica.
3. Viejo "conflicto de las facultades" recolocado en un mercado periférico o infranacional, en donde las Humanidades llevan las de perder.
4. "Sectorizar" la Universidad y la Empresa bajo un paradigma neodesarrollista en que lo crítico es de hecho sustituido.
5. No hacerle ni una sola pregunta académica a la Empresa.
6. No saber nada de la historia cultural de la Empresa. Su excentricidad y sus costumbres. A saber: que funciona con el corazón puesto en el extranjero, y no sabe nada de inversión en educación. Que se educa para gobernar manteniendo una estructura de dominio clasista, racista, etnicista, machista.
7. Quedar satisfecho con que las Humanidades se reduzcan al culto dariano y festivales adyacentes que resultan monumentos a la pobreza cultural. (Y no es pobreza cultural de los pobres, que es de otro tipo, sino pobreza cultural de las clases medias y altas que viven de eso.)
8. Convencer a la Empresa, fundamentalmente la Empresa Financiera, que basta con financiar la mochila de libros de la biblioteca "nicaragüense" para que todo esté en paz, manteniendo cierta hegemonía cultural.
9. Dejar la antropología, historia, sociología, arqueología, ciencias humanas y sociales en sitios "de fuera", ONGs y academias no situadas aquí (lo que enfatiza las agendas excéntricas).
10. Ese saber y esas ciencias no han existido por falta de financiamiento del Estado y la Empresa. Y no es con ensayos nacionales que se subsana ese vacío.
11. No sé si será kantiano, pero la autonomía (su fundamento) no saldrá de la tecnología.
12. No pensar en la tecnología y la ausencia tecnológica más obvia y evidente: saber leer y escribir, enseñar a leer y escribir a los universitarios.
13. ¿Cómo operar un convencimiento cultural en la Empresa?
14. ¿Cómo hacer para que lo que la Empresa invierte en educación (exageremos), no lo invierta con el patetismo de la caridad cristiana, sino con un convencimiento más profundo, liberal, si se quiere, en las bondades de la educación humanista?
15. ¿O será que irremediablemente las Universidades tendrán que devenir empresas, o no ser?
16. Contra la simbiosis Universidad-Empresa.
1. El riesgo de reducir la Universidad a la producción de lo utilitario, empírico, aplicable.
2. Reducirla, así, en su posibilidad crítica.
3. Viejo "conflicto de las facultades" recolocado en un mercado periférico o infranacional, en donde las Humanidades llevan las de perder.
4. "Sectorizar" la Universidad y la Empresa bajo un paradigma neodesarrollista en que lo crítico es de hecho sustituido.
5. No hacerle ni una sola pregunta académica a la Empresa.
6. No saber nada de la historia cultural de la Empresa. Su excentricidad y sus costumbres. A saber: que funciona con el corazón puesto en el extranjero, y no sabe nada de inversión en educación. Que se educa para gobernar manteniendo una estructura de dominio clasista, racista, etnicista, machista.
7. Quedar satisfecho con que las Humanidades se reduzcan al culto dariano y festivales adyacentes que resultan monumentos a la pobreza cultural. (Y no es pobreza cultural de los pobres, que es de otro tipo, sino pobreza cultural de las clases medias y altas que viven de eso.)
8. Convencer a la Empresa, fundamentalmente la Empresa Financiera, que basta con financiar la mochila de libros de la biblioteca "nicaragüense" para que todo esté en paz, manteniendo cierta hegemonía cultural.
9. Dejar la antropología, historia, sociología, arqueología, ciencias humanas y sociales en sitios "de fuera", ONGs y academias no situadas aquí (lo que enfatiza las agendas excéntricas).
10. Ese saber y esas ciencias no han existido por falta de financiamiento del Estado y la Empresa. Y no es con ensayos nacionales que se subsana ese vacío.
11. No sé si será kantiano, pero la autonomía (su fundamento) no saldrá de la tecnología.
12. No pensar en la tecnología y la ausencia tecnológica más obvia y evidente: saber leer y escribir, enseñar a leer y escribir a los universitarios.
13. ¿Cómo operar un convencimiento cultural en la Empresa?
14. ¿Cómo hacer para que lo que la Empresa invierte en educación (exageremos), no lo invierta con el patetismo de la caridad cristiana, sino con un convencimiento más profundo, liberal, si se quiere, en las bondades de la educación humanista?
15. ¿O será que irremediablemente las Universidades tendrán que devenir empresas, o no ser?
16. Contra la simbiosis Universidad-Empresa.
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lunes, mayo 04, 2009
Tambor olvidado
Tambor olvidado de Sergio Ramírez es un ensayo sobre la mezcla racial entendida como base de la mezcla cultural y de la nacionalidad nicaragüense. También podría decirse un ensayo nacional definido a través de la raza. Y quizá, tenida en cuenta la globalización, el intento de un ensayo nacional al iniciarse el siglo XXI.
El libro está dividido en dos partes. Una programática, en donde se exponen las hipótesis principales, y la otra ilustrativa, en donde se hace inventario de las manifestaciones sincréticas de la cultura popular (tradiciones religiosas, música, instrumentos, oraciones populares, cocina, lengua). En cierto sentido, la primera parte del libro trata de disciplinar a la segunda. La sección ilustrativa es la más sugerente porque recopila el saber (digamos) antropológico sobre lo que podría ser la cultura popular nacional. Una pregunta obligatoria aquí es ¿cómo se sabe “nacional” la cultura sincrética subalterna?
El ensayo de Ramírez respondería quizá con la primera parte del libro. Se trata básicamente de una biblioteca de lo nacional ya bastante establecida (que, entre otras cosas, informa a las culturas subalternas), y que es retomada en este ensayo: Oviedo, Squier, Lévy, El Güegüense. Y sus re-escrituras: Darío, Pablo Antonio Cuadra, Coronel, Mántica, algunos otros. El texto repasa, pues, esta biblioteca del mestizaje (que es también de una definición excéntrica de ver lo nacional) para reafirmarla en su fundamento ideológico pero también para cuestionarla, proponiendo que este mestizaje es de tres fuentes, y no sólo de dos.
A la cultura hispánica e indígena hay que añadir la africana. Esto ubicaría a Nicaragua más abiertamente en un contexto geocultural caribeño, revelando, sin embargo,una fractura interna: con la costa caribeña, precisamente, que es nicaragüense de una manera diferente a la región hegemónica. En Tambor olvidado se trata, en cierto sentido, de un arreglo de cuentas entre aquellos que pensaron el mestizaje y las culturas populares realmente existentes (y realmente sincréticas, y, para los fines del libro, africanizadas) que necesitan ser repensadas en los ámbitos de la globalización con unos orígenes mucho más abiertos. Es como que si la caribeñidad prometiera una fluidez que el origen hispánico e indígena no podría tener. Digamos: un conflicto interno (y vivo) de la doctrina mestiza.
El libro comienza por ensalzar la mulatidad como estrategia de creatividad cultural desarrollada por Rubén Darío, y, quizá, un modelo cultural de lo nacional. Este ser mulato, que Ramírez llama constantemente mestizaje triple, parece ser producto del completo mestizaje racial que concluye, según el texto, durante la Colonia. Sin embargo, el deseo de blanqueamiento, como marca colonial, termina por ocultar esta realidad sociológica. Los mestizos triples mismos ocultan su origen racial mientras inician un proceso de ascenso social que culmina durante la revolución liberal de Zelaya. Tenemos así a los mestizos, que se han ocultado a sí mismos su propia mezcla racial, ejerciendo influencia en círculos del Estado desde fines del siglo XIX.
La tesis, ciertamente es complicada porque lleva a preguntarse si la unidad nacional implicó realmente unidad racial desde el siglo XIX, y si la implica en el presente. O si, más bien, la permanencia de una división social en razas es un elemento que pertenece a la estructura de dominación y hegemonía. Para Ramírez, que en esto no contradice la biblioteca de lo nacional-mestizo, el símbolo cultural y moral de esta unificación racial por medio del mestizaje es El Güegüense, sobre todo como símbolo del mestizo trepador social que desea el blanqueamiento, y acaba colocándose en los círculos del poder.
El texto tiende a afirmar que la disciplina racial impuesta por la Corona era burlada por el deseo y las costumbres sexuales; así, “aquellos mandamientos se disolvieron en las camas” (121). ¿Pero no sería el deseo, y las articulaciones que le son afines: filiación y, por ende, taxonomía racial, más bien parte de la estructura de dominación y no una cifra de desaparición de la raza como estructuración del dominio? ¿La raza no es más bien parte de la disciplina sobre la violación originaria que Octavio Paz advirtió, para el caso mexicano, como fundamento de lo nacional?
Este tipo de preguntas implica en realidad un orden de lectura diferente sobre la biblioteca del mestizaje: una lectura a contrapelo, como les gusta decir a los subalternistas. Una lectura que no se ha emprendido cabalmente. Dicho sea de paso, Tambor olvidado no dialoga con la bibliografía que ha criticado la doctrina mestiza de manera más sistemática: entre otros autores, Ileana Rodríguez, Jeffrey Gould, Justin Wolfe o Erick Blandón.
Una ventaja del libro de Ramírez es que reabre el debate sobre la raza como índice de unidad nacional, y que lo hace con una probable buena incidencia tanto por el prestigio de su autor como por la amplia difusión que logra (ha sido editado por Aguilar-Santillana, 2007). Además, a una dedicada investigación auna una narrativa muy entretenida. Por supuesto, a sus lectores (y ojalá que sobre todo a sus lectores jóvenes) les toca ahondar en el significado político y cultural de replantear el mestizaje como fundamento nacional. Un asunto que da para mucho debate (y que en esta entrada de blog no hago más que esbozar en algunas de sus posibilidades).
El libro está dividido en dos partes. Una programática, en donde se exponen las hipótesis principales, y la otra ilustrativa, en donde se hace inventario de las manifestaciones sincréticas de la cultura popular (tradiciones religiosas, música, instrumentos, oraciones populares, cocina, lengua). En cierto sentido, la primera parte del libro trata de disciplinar a la segunda. La sección ilustrativa es la más sugerente porque recopila el saber (digamos) antropológico sobre lo que podría ser la cultura popular nacional. Una pregunta obligatoria aquí es ¿cómo se sabe “nacional” la cultura sincrética subalterna?
El ensayo de Ramírez respondería quizá con la primera parte del libro. Se trata básicamente de una biblioteca de lo nacional ya bastante establecida (que, entre otras cosas, informa a las culturas subalternas), y que es retomada en este ensayo: Oviedo, Squier, Lévy, El Güegüense. Y sus re-escrituras: Darío, Pablo Antonio Cuadra, Coronel, Mántica, algunos otros. El texto repasa, pues, esta biblioteca del mestizaje (que es también de una definición excéntrica de ver lo nacional) para reafirmarla en su fundamento ideológico pero también para cuestionarla, proponiendo que este mestizaje es de tres fuentes, y no sólo de dos.
A la cultura hispánica e indígena hay que añadir la africana. Esto ubicaría a Nicaragua más abiertamente en un contexto geocultural caribeño, revelando, sin embargo,una fractura interna: con la costa caribeña, precisamente, que es nicaragüense de una manera diferente a la región hegemónica. En Tambor olvidado se trata, en cierto sentido, de un arreglo de cuentas entre aquellos que pensaron el mestizaje y las culturas populares realmente existentes (y realmente sincréticas, y, para los fines del libro, africanizadas) que necesitan ser repensadas en los ámbitos de la globalización con unos orígenes mucho más abiertos. Es como que si la caribeñidad prometiera una fluidez que el origen hispánico e indígena no podría tener. Digamos: un conflicto interno (y vivo) de la doctrina mestiza.
El libro comienza por ensalzar la mulatidad como estrategia de creatividad cultural desarrollada por Rubén Darío, y, quizá, un modelo cultural de lo nacional. Este ser mulato, que Ramírez llama constantemente mestizaje triple, parece ser producto del completo mestizaje racial que concluye, según el texto, durante la Colonia. Sin embargo, el deseo de blanqueamiento, como marca colonial, termina por ocultar esta realidad sociológica. Los mestizos triples mismos ocultan su origen racial mientras inician un proceso de ascenso social que culmina durante la revolución liberal de Zelaya. Tenemos así a los mestizos, que se han ocultado a sí mismos su propia mezcla racial, ejerciendo influencia en círculos del Estado desde fines del siglo XIX.
La tesis, ciertamente es complicada porque lleva a preguntarse si la unidad nacional implicó realmente unidad racial desde el siglo XIX, y si la implica en el presente. O si, más bien, la permanencia de una división social en razas es un elemento que pertenece a la estructura de dominación y hegemonía. Para Ramírez, que en esto no contradice la biblioteca de lo nacional-mestizo, el símbolo cultural y moral de esta unificación racial por medio del mestizaje es El Güegüense, sobre todo como símbolo del mestizo trepador social que desea el blanqueamiento, y acaba colocándose en los círculos del poder.
El texto tiende a afirmar que la disciplina racial impuesta por la Corona era burlada por el deseo y las costumbres sexuales; así, “aquellos mandamientos se disolvieron en las camas” (121). ¿Pero no sería el deseo, y las articulaciones que le son afines: filiación y, por ende, taxonomía racial, más bien parte de la estructura de dominación y no una cifra de desaparición de la raza como estructuración del dominio? ¿La raza no es más bien parte de la disciplina sobre la violación originaria que Octavio Paz advirtió, para el caso mexicano, como fundamento de lo nacional?
Este tipo de preguntas implica en realidad un orden de lectura diferente sobre la biblioteca del mestizaje: una lectura a contrapelo, como les gusta decir a los subalternistas. Una lectura que no se ha emprendido cabalmente. Dicho sea de paso, Tambor olvidado no dialoga con la bibliografía que ha criticado la doctrina mestiza de manera más sistemática: entre otros autores, Ileana Rodríguez, Jeffrey Gould, Justin Wolfe o Erick Blandón.
Una ventaja del libro de Ramírez es que reabre el debate sobre la raza como índice de unidad nacional, y que lo hace con una probable buena incidencia tanto por el prestigio de su autor como por la amplia difusión que logra (ha sido editado por Aguilar-Santillana, 2007). Además, a una dedicada investigación auna una narrativa muy entretenida. Por supuesto, a sus lectores (y ojalá que sobre todo a sus lectores jóvenes) les toca ahondar en el significado político y cultural de replantear el mestizaje como fundamento nacional. Un asunto que da para mucho debate (y que en esta entrada de blog no hago más que esbozar en algunas de sus posibilidades).
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martes, abril 28, 2009
Posguerra y mercado
Hace dos semanas: vuelo en una pipilacha de Lacsa a San Salvador. Llanuras terrígenas sobre las que parpadea el avión. Ventanillas por las que miro las hélices batir. Vuelo de menos de una hora.
Comalapa es quizá la verdadera puerta internacional de Centroamérica. La conexión en que se agrupan los monopolios coloridos con su orden de mangas y salidas.
Tengo alguna experiencia de fronteras centroamericanas terrestres. Esos lugares vacíos y angustiantes. Esos buses con cucarachas diminutas. Aquellos baños infestos. Son lugares provincianos y vertiginosos, y por entero narrativos (se puede contar desde las marcas en la pared de los urinarios hasta las costumbres de los monos congos que pululan en los guanacastes de Peñas Blancas).
Los aeropuertos, en cambio, son lugares provincializados por la (pos)modernidad comercial, hermanos disolventes de los malls, y por entero antinarrativos.
Aun así, voy en este viaje por razones literarias. Asisto en la UCA de San Salvador a un seminario sobre narrativas centroamericanas de posguerra, evento organizado también por la Universidad de Liverpool. Voy a leer mi texto "Posguerra(s) y mercado en Centroamérica: narrativas transnacionales de los orígenes, la afiliación y el canon" (pdf).
El encuentro resulta muy enriquecedor. Hay una mesa redonda con escritores salvadoreños, entre otros Manlio Argueta, David Hernández, Jorge Galán y Claudia Hernández. La posguerra no se ha escrito, es una especie de tema-amenaza ante la cual hay que afilar la disciplina artística.
Los académicos hablan, hablamos, en otros tonos. La diáspora en el norte y la hibridez identitaria. La permanencia de la escritura como artefacto crítico. El mercado del libro. Las coyunturas democráticas en la memoria. Los símbolos del nacionalismo. La ética del autor. Los espacios heterotópicos.
(Encuentro, siempre vale la pena decirlo, con viejos amigos, y nuevos.)
Me alegro de la creatividad que muestra la crítica centroamericanista, y la continuidad que se va creando.
Viaje de regreso en la guagua aérea que viene del lado de Los Ángeles.
Comalapa es quizá la verdadera puerta internacional de Centroamérica. La conexión en que se agrupan los monopolios coloridos con su orden de mangas y salidas.
Tengo alguna experiencia de fronteras centroamericanas terrestres. Esos lugares vacíos y angustiantes. Esos buses con cucarachas diminutas. Aquellos baños infestos. Son lugares provincianos y vertiginosos, y por entero narrativos (se puede contar desde las marcas en la pared de los urinarios hasta las costumbres de los monos congos que pululan en los guanacastes de Peñas Blancas).
Los aeropuertos, en cambio, son lugares provincializados por la (pos)modernidad comercial, hermanos disolventes de los malls, y por entero antinarrativos.
Aun así, voy en este viaje por razones literarias. Asisto en la UCA de San Salvador a un seminario sobre narrativas centroamericanas de posguerra, evento organizado también por la Universidad de Liverpool. Voy a leer mi texto "Posguerra(s) y mercado en Centroamérica: narrativas transnacionales de los orígenes, la afiliación y el canon" (pdf).
El encuentro resulta muy enriquecedor. Hay una mesa redonda con escritores salvadoreños, entre otros Manlio Argueta, David Hernández, Jorge Galán y Claudia Hernández. La posguerra no se ha escrito, es una especie de tema-amenaza ante la cual hay que afilar la disciplina artística.
Los académicos hablan, hablamos, en otros tonos. La diáspora en el norte y la hibridez identitaria. La permanencia de la escritura como artefacto crítico. El mercado del libro. Las coyunturas democráticas en la memoria. Los símbolos del nacionalismo. La ética del autor. Los espacios heterotópicos.
(Encuentro, siempre vale la pena decirlo, con viejos amigos, y nuevos.)
Me alegro de la creatividad que muestra la crítica centroamericanista, y la continuidad que se va creando.
Viaje de regreso en la guagua aérea que viene del lado de Los Ángeles.
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miércoles, abril 22, 2009
TRANS 2.0: El centro de América es un largo recorrido de asfalto
El centro de América es un largo recorrido de asfalto y terracería; hermosas sobras marinas florecen en sus bordes, pequeños altares de caucho dedican su imaginería a máquinas hechizas para la reparación de llantas, extensa carretera esta tierra de puertas resguardadas por cortinas de corcholata, como aplausos de latón en vespertina penumbra.
Y en la robusta velocidad con que alguien recorre este autoservicio, agasajado en su trono, rey de los caminos, se observa alrededor la imagen distorsionada de una enorme copa para coctel, todo acá, parece una cevichería, y la sombra de los autos parece fruta marina sacrificada al sol por el asfalto, y el corazón guardando con cuidado el nombre ocasional de la vida, líquido vital es en la celeste copa de coctel, y más allá, al norte alejándose el sonido de las trocas, el desierto lagartija carcomiendo los pies hasta el puro hueso, y los hombres lampiños que se trenzan la esperanza en el rostro de la sed, y la llaga de la carne devorando el corazón bajo las tetas, ceviche occidental es para un viernes que anochece por el frío.
Volver al índice de TRANS 2.0
Y en la robusta velocidad con que alguien recorre este autoservicio, agasajado en su trono, rey de los caminos, se observa alrededor la imagen distorsionada de una enorme copa para coctel, todo acá, parece una cevichería, y la sombra de los autos parece fruta marina sacrificada al sol por el asfalto, y el corazón guardando con cuidado el nombre ocasional de la vida, líquido vital es en la celeste copa de coctel, y más allá, al norte alejándose el sonido de las trocas, el desierto lagartija carcomiendo los pies hasta el puro hueso, y los hombres lampiños que se trenzan la esperanza en el rostro de la sed, y la llaga de la carne devorando el corazón bajo las tetas, ceviche occidental es para un viernes que anochece por el frío.
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martes, abril 14, 2009
Jack Frost al descubierto
Escucho el primer disco de Tell Tale Signs. Ni siquiera lo escucho, sólo entro brevemente a su portal. Me sorprende su armonía y romanticismo. Esto es una continuación de (una conversación nunca interrumpida con) Blood on the tracks Me sorprende descubrir todo lo que ha podido hacer Jack Frost por Dylan. Hacerlo decir la verdad en tono de blues y de hillbilly y de rocanrol.
Una labor, digamos, democrática.
Escuchar live desde NPR.
sábado, abril 11, 2009
Asueto e información
Este fin de semana no hay diarios o informativos en Nicaragua. Por supuesto, no es que la información o el derecho de información terminan o se suspenden. Aunque casi es así porque en nuestro país la información tiende a estar muy centralizada, no obstante la potencialidad de los nuevos medios y servicios.
Se podría imaginar una suspensión temporal del diario en papel (digamos el fin de semana de la semana santa) con un continuo flujo de información vía blogs o twitter, ejercido de forma descentrada por ciudadanos o por periodistas independientes. (Ya sé que esto tiene rasgos de fábula utópica.)
El caso es que en nuestro país (y seguramente en otros de nuestro estilo o prosapia) la estructuración de las empresas de información no permite todavía articular la figura del periodista independiente. Ese silencio de las empresas en el asueto, con el que callan también los periodistas indica la simbiosis entre intereses (del empresario y del periodista que descansan).
En mi fábula utópica el día del asueto del diario, es el del flujo independiente de la información. El momento en que la empresa cierra los ojos, hay un relumbre en que la verdad brilla en sentido contrario o inesperado.
El periodista dirá que la disciplina de trabajo obliga, y que asueto es asueto. Pero, tal como ha argumentado Negri el sentido de trabajo ha cambiado o está cambiando radicalmente en el presente, y las distancias entre la vida diaria y el trabajo se han acortado. Esto acabará por vulnerar, quizá, la categoría privatizada de la información y el derecho de información. Por entonces los asuetos serán más entretenidos.
Se podría imaginar una suspensión temporal del diario en papel (digamos el fin de semana de la semana santa) con un continuo flujo de información vía blogs o twitter, ejercido de forma descentrada por ciudadanos o por periodistas independientes. (Ya sé que esto tiene rasgos de fábula utópica.)
El caso es que en nuestro país (y seguramente en otros de nuestro estilo o prosapia) la estructuración de las empresas de información no permite todavía articular la figura del periodista independiente. Ese silencio de las empresas en el asueto, con el que callan también los periodistas indica la simbiosis entre intereses (del empresario y del periodista que descansan).
En mi fábula utópica el día del asueto del diario, es el del flujo independiente de la información. El momento en que la empresa cierra los ojos, hay un relumbre en que la verdad brilla en sentido contrario o inesperado.
El periodista dirá que la disciplina de trabajo obliga, y que asueto es asueto. Pero, tal como ha argumentado Negri el sentido de trabajo ha cambiado o está cambiando radicalmente en el presente, y las distancias entre la vida diaria y el trabajo se han acortado. Esto acabará por vulnerar, quizá, la categoría privatizada de la información y el derecho de información. Por entonces los asuetos serán más entretenidos.
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